EXEMBAJADOR HAITIANO SUGIERE A MARTELLY CALMA Y SABIDURÍA EN CASO DOMINICANO
SANTO DOMINGO, República Dominicana (24 Julio 2015).
El destutanado embajador haitiano en Santo Domingo, Daniel Supplice, envió una
carta al presidente Michel Martelly en la que le sugiere "calma, sabiduría
y conocimiento" en la gestión de las relaciones entre Haití y la República
Dominicana”.
Le recuerda Supplice a Martelly que “la República
Dominicana es un vecino con el que estamos condenados por la geografía a vivir
juntos a pesar del desarrollo desigual que acompaña a un acceso diferencial
marginal a los bienes y servicios”, según destaca el digital haitiano Le
Nouvelliste.
Alternativasnoticias.com deja a sus lectores la
misiva de Supplice al Mandatario haitiano.
La carta fechada 21 de julio fue enviada desde Santo
Domingo.
Dos días después de haber sido retirado
definitivamente de su cargo de embajador en la República Dominicana, el
sociólogo Daniel Tormento escribió al Presidente de la República. Publicamos
plenamente la carta en la que el embajador Tormento llama el primer
representante de la nación para manejar con calma y sabiduría de la crisis con
el país vecino. El sociólogo, firme en su posición, sostiene que el programa de
identificación y documentación de los inmigrantes haitianos en la tierra
dominicana es un fracaso.
Santo Domingo, 21 de julio 2015
Señor Presidente,
Después de más de noventa y dos (92) días llevado
con honor, el respeto, el patriotismo y la conciencia nacional bicolor en el
territorio de Duarte, Sánchez y Mejía, tengo el honor de presentarles la mácula
en sus pliegues gloriosos sentimiento patriótico de tratar de ser útil.
Le ruego que cree que la decisión de hacer este
gesto simbólico no es el resultado de la emoción pasajera o el cálculo de los
intereses o incluso un programa vergonzoso. Las instrucciones claras y precisas
de hábito, coherentes y en armonía con las normas de la diplomacia y la ética
en la administración pública han venido a mí (después de todo este tiempo) un
marco consciente y por tenencia sobre todo el peso de la realidad objetiva de las
cosas y las relaciones.
Es con la calma, la sabiduría y la visión que
resolverá los conflictos entre estados. La gestión de las relaciones entre
Haití y la República Dominicana solicita de los diferentes actores actitud,
razonable y donde el amateurismo y la improvisación no tienen su lugar
razonadas. La República Dominicana es un vecino con el que estamos condenados
por la geografía a vivir juntos a pesar del desarrollo desigual que acompaña a
un acceso diferencial marginal a los bienes y servicios.
He escrito varias cartas que han quedado sin
respuesta y, por desgracia, en mi último informe de 14 de julio, tomé la
precaución de renovar la urgencia de que la diplomacia haitiana tuvo que
gestionar la crisis no sólo en el lógica de la defensa de los intereses
nacionales, sino también para favorecer siempre el diálogo constructivo. Es
responsabilidad del Embajador de Haití a la República Dominicana para asegurar
que se mantiene un equilibrio entre el respeto de la dignidad de nuestro
pueblo, de nuestros valores, nuestras costumbres y tradiciones, manteniendo
abierta realista el puerta al diálogo. Sabes por qué? Porque mientras usted lee
esto:
a) miles de nuestros hermanos y hermanas siguen
cruzando la frontera "anba cable" en busca de un bienestar;
b) a decenas de mujeres y las adolescentes de
nacionalidad haitiana dan a luz todos los días a los niños en los hospitales
dominicanos;
c) cuarenta y cuatro mil trescientos diez (44 310)
estudiantes asisten a universidades estatales y centros universitarios privados
sin olvidar aquellos que, viviendo en la frontera, ir a las escuelas primarias
y secundarias en territorio dominicano por la mañana y regresar a Haití la
noche;
d) Muchos son los que, de regreso al país de forma
voluntaria para todo tipo de razón durante los últimos días, ya estamos
pensando en volver el "trabajo" que habían abandonado y donde les
esperan;
e) a cientos de miles de hombres, mujeres y niños
siguen vendiendo su jornada de trabajo en el sector agrícola, en condiciones
extremadamente difíciles, pero no piensa en regresar a casa;
f) cientos de miles más están esperando en vano a
los documentos prometidos que les permitan regularizar su estatus migratorio.
Esa es también la otra cara de la realidad de que
tenemos la responsabilidad de manejar!
En doscientos once años, no hemos logrado reducir
las disparidades socioeconómicas, o para mitigar la espinosa cuestión de color.
No hemos logrado dar a nuestros ciudadanos un certificado de nacimiento que
demuestre que existen y crear una situación interna que habría impedido a
millones de haitianos y haitiano a salir del país en cualquier precio y a veces
en cualquier condición. Si no aceptamos el hecho de que hay un problema, no
habrá solución.
Señor Presidente,
Entiendo la lógica del pasado de Haití, en el
laberinto de la historia, en su paso en falso con sus estados de ánimo, sus
ambiciones, pero sobre todo con sus deficiencias, debilidades, limitaciones y
decepciones.
También sé que nuestros hermanos y hermanas con su
amor por la vida, su amor a la patria, el respeto por los padres fundadores, el
orgullo de ascendencia africana, sino también con su desdén por la verdad y su
actitud a menudo irresponsable en el manejo de res publica.
Usando una metáfora usted entenderá, a los que
viajar en el "char" en el principio del cortejo deja al final del
desfile. En general, yo hago el circuito hasta el final, pero algunos
contratiempos veces me obligo a cambiar la ruta para evitar desafortunado
juicio de la historia.
Señor Presidente,
El país espera que usted sea firme y no tenga un
prisionero de los informes pasados o asesoramiento de
farmacias sospechosas. Las personas tenían que confía en que para llegar a la
más alta magistratura del Estado. Él cuenta con usted.
No soy el primer embajador de Haití a la República
Dominicana que se le recuerde, pero espero que sea la última para evitar
precisamente el otro lado de la frontera, que todavía creemos que si la derrota
de la Inteligencia parece ser una constante nacional, el fracaso de la política
exterior parece ser demasiado.
Así que me voy a casa para unirse a los miembros de
la familia, encontrar el calor de mis amistades, renovar la cultura que yo y
con la esperanza de lo mejor para Haití impregna.
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