BRUSELAS (11 Julio 2015).- Solventado el problema de los interlocutores, y
solventado en parte el gran problema de las medidas concretas, Europa y Grecia
se enfrentan hoy, en el Eurogrupo más decisivo del último lustro, a un desafío
por desgracia muchísimo más profundo: el de la confianza.
"Hay un problema importante de confianza"
ha reconocido el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. "Va a ser
una reunión muy difícil. Hay que ver si creen en lo que propone el Gobierno
griego". "La negociación será excepcionalmente difícil", ha
admitido el alemán Wolfgang Schäuble. "La clave es la confianza", ha
añadido el ministro eslovaco, Peter Kazimir.
Grecia necesita 81.700 millones de euros, según los
cálculos de las instituciones, y ahora mismo sólo hay disponibles 7.700 de los
beneficios hechos por el BCE con dos programas de deuda. Así que la diferencia
que hay que cubrir es de 74.000 millones de euros. Para amortizaciones
(33.800), los préstamos del FMI y el BCE (2.100), intereses de la deuda
(17.800), cubrir los atrasos (7.000), un colchón para los depósitos bancarios
(4.500) y hasta 25.000 millones de recapitalización de la banca, mucho más de
lo que dispone el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) ahora mismo.
En realidad, las necesidades del país, hasta finales
de 2018, son de 90.200 millones de euros. Pero el país podría cubrir parte de
ellas en solitario, Como fuentes de ingresos, según un documento que ha sido
filtrado y que corroboran fuentes europeas, hay 2.500 millones potenciales de
privatizaciones y otros 6.000 de superávit primario. El resto tendría que venir
de fuera.
Propuesta griega
Atenas envió el jueves por la noche su batería de
medidas, reformas y ajustes definitiva. También su estimación de necesidades.
Las instituciones (BCE, FMI, Mede y Comisión Europea) las analizaron ayer, y
han presentado su valoración al Eurogrupo, que se reúne hoy en Bruselas desde
las 15.00 horas. A las 10.00 de la mañana, los integrantes del Grupo de Trabajo
de Eurogrupo (altos cargos de los ministerios, secretarios del Estado o del
Tesoro) llevan todo el día mirando el documento de las Instituciones. Y también
el análisis independiente que las mismas han hecho de la situación de la
economía griega, con especial atención a las necesidades financieras tras el
'corralito' y a la sostenibilidad de la deuda helena.
"Estamos haciendo progresos", ha indicado
Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro a la
entrada en el edificio. "Todas las instituciones, todas, hemos dicho que
las propuestas griegas son una buena base para la negociación", ha
coincidido el comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici. Para él era
esencial insistir en la unanimidad del dictamen, aunque en realidad una de las
grandes dificultades para ese acuerdo es precisamente que el FMI mantiene una
postura muy diferente. Porque tiene una opinión discrepante sobre la necesidad
de una quita en la deuda helena, porque no puede formar parte del tercer
programa mientras Grecia no abone sus impagos y porque su presencia no es
deseada por todos.
Pero una cosa es que esa base exista para negociar y
otra que se vaya a alcanzar acuerdo. Tanto el ministro eslovaco como el
luxemburgués Garmegna han indicado que hay voluntad para hablar hoy de
reestructurar la deuda, pero que es "un enorme problema".
Francia es el país que más claramente ha apostado
por el acuerdo en las últimas horas. Con el secretario del Tesoro, Bruno
Bezard, asesorando directamente al equipo negociador griego para que
presentaran un papel que fuera suficiente.
La cuestión ahora es si los socios europeos se creen
al primer ministro griego, Alexis Tsipras. No que acepten lo que ha puesto
negro sobre blanco, sino que tenga la intención y la capacidad de ponerlas en
marcha. El ministro austriaco, Hans Jorg Schelling, ha sido muy concreto,
invitando a Tsipras a "legislar en las próximas dos semanas".
Recapitalización de los bancos
Calcada ha sido la intervención del ministro
irlandés, Noonan. Por ejemplo, ha indicado que "es necesaria más
información en algunos apartados. La propuesta griega no dice nada de los
bancos", que van a necesitar una recapitalización y ayuda tras el cierre
de estas semanas. Por ello, cree, "serán necesarias más medidas esta
semana y la que viene", pasando por el Parlamento, puesto que cualquier
programa de ayuda que se apruebe no tendrá efecto inmediato ni servirá para
devolver el crecimiento a corto plazo. "El referéndum fue una victoria
política para el Gobierno griego, pero económica y socialmente ha sido un
desastre".
De la misma opinión es el ministro maltés, Edward
Scicluna. "Necesitamos garantías de la implementación. No se trata de
palabras", sino de hechos, ha indicado. "Algunos países son muy
escépticos, otros no tanto".
"No estamos aquí para cerrar un acuerdo sino
para retomar unas negociaciones muy difíciles", ha dicho el italiano
Pier-Carlo Padoan, bajando las expectativas, sobre un "programa que será
muy exigente".
Diferente ha sido la posición del español Luis de
Guindos. Preguntado por su pronóstico ha respondido que "no se trata de
una puesta o de una quiniela". Los ministros van a "analizar si la
propuesta que ha hecho el Gobierno griego, que es volver atrás, supone una base
adecuada y lo vamos a hacer con una mentalidad abierta. Todo el mundo quiere
que Grecia continúe en el euro. Sabemos perfectamente las consecuencias de la
decisión de hoy, somos plenamente conscientes. Tenemos que analizar la
valoración que han hecho las instituciones que además no es concluyente ni está
totalmente alineada en todos los puntos", ha resumido.
Falta de confianza
Guindos ha insistido en que el referéndum convocado
por Tsipras generó "incertidumbres" entre los socios. Preguntado por
esa falta de confianza y la capacidad de Atenas de cumplir lo firmado ha
mostrado su recelo. "Sabemos que en el pasado no ha sido así, pero la
buena y la confianza... sigo teniendo confianza en Grecia seguirá formando
parte de la zona euro".
¿Qué se puede esperar de hoy? "Hoy es
fundamental escuchar al ministro griego, ver lo que nos dicen las instituciones
del análisis con base en el estudio que han realizado sobre la sostenibilidad
de la deuda griega y cuáles son las necesidades de financiación. Y a partir de
ahí, si efectivamente se considera que hay un riesgo para la estabilidad
financiera de Grecia y de la Unión, dar un mandato a las instituciones para que
empiecen la negociación de un programa completo".
Pagar al BCE y al FMI
Aunque del Eurogrupo de hoy saliera un compromiso
fuerte, un acuerdo para empezar ya las negociaciones finales del tercer
programa de rescate, el tiempo se echa encima.
Grecia tiene atrasos con el FMI y un pago de casi
3.500 millones de euros al BCE el 20 de julio. ¿Cómo podría hacerle frente? La
firma de un Memorándum de Entendimiento lleva tiempo, así que los países
estudian las fórmulas posibles. La que más puntos tiene es el desembolso
inmediato de los llamados SMP y ANFA, beneficios del BCE por diversas
operaciones. Los SMP fueron de unos 1850 millones de euros en 2014 y se espera
algo más en 2015. Sumados los de ambos años, más el ANFA. quizás no sea
suficiente para el vencimiento del BCE, pero se quedaría cerca.
¿Se puede desembolsar ese dinero con tan poco
tiempo? Si quieren, sí. Si hay acuerdo hoy, hasta seis parlamentos nacionales,
más el griego, deben dar el visto bueno a empezar las negociaciones. Y una vez
más para los pagos. Por eso hay mucha prisa. Según fuentes europeas, Grecia ha
calculado que todo sería posible antes del 20 de julio, pero para eso la
urgencia es máxima.
El documento que han presentado las Instituciones
calcula que el país necesitaría 74.000 millones de euros del exterior. Pero esa
cantidad, si se aprueba el tercer programa, descendería. Por ejemplo, si se
recuperan los 10.900 millones del Mede para la recapitalización de la banca
helena, la factura del rescate bajaría hasta los 63.100 millones. Hay otros
1.800 del propio Mede, y unos 3.500 millones del FMI, disponibles si abona los
retrasos.
Así que la cantidad final del rescate podría bajar
todavía más. La clave es si lo hará o si Europa, como pasó con España, prefiere
una cantidad superior, para emergencias, a cambio de una condicionalidad
todavía más alta. Porque las necesidades de capital de la banca, estimadas
ahora en unos 25.000 millones, pueden ser muy superiores en función de la
duración del corralito, de qué ocurre cuando se vuelvan a abrir las sucursales
y de lo que haga el BCE con la línea de liquidez de emergencia.
Por
PABLO R. SUANSEZ/Enviado especial El Mundo
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