Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa han estado de
cumpleaños en Portugal y '¡Hola!' lo cuenta con pelos y señales. Las señales
son inequívocas: primer baile de enamorados (siempre les quedará Lisboa), manos
entrelazadas, miradas de complicidad y paseo por el puerto con yates de fondo.
Isabel ha recuperado la sonrisa y se ríe del mundo.
El escritor es más reservado al mostrar sus
sentimientos, pero sus palabras lo dicen todo: "Nuestra relación va muy
bien".
En la revista lo celebran porque han recuperado el
glamour de décadas pasadas. Su "reina" les dará muchas portadas y
ventas con las primeras vacaciones de la pareja en un paraíso perdido, con la
primera reunión con sus hijos, que aprueban la relación, incluida Ana, que
parecía la menos convencida. Las dudas han quedado despejadas: "Animaba a
mi madre a que rehiciera su vida". Eso sí, no aclara si pensaba que fuera
tan pronto.
La revista 'Semana' apuesta por Patricia Vargas Llosa y los suyos,
reunidos en Madrid para apoyarla. Álvaro, el hijo mayor, ha venido para mediar
con su padre y encontrar la mejor solución para su madre, que domina las claves
del patrimonio del Nobel, valorado en más de diez millones de euros. Al
estudiar la 'foto de familia' se podría comprender que Vargas Llosa se sienta
más a gusto en su nuevo papel de galán enamorado, que de abuelo en el parque
Warner.
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