PARÍS (6 Julio 2015).- Purito rompió una sequía de
dos años sin victorias españolas en el Tour, pero ataque y su triunfo
posterior, dejaron en evidencia a Alberto Contador, que dice haber tenido las
piernas duras y la cabeza caliente. Un mal día en definitiva. Entre otras
cosas, los 800 metros de ascenso hasta la Capilla de Notre Dame de La Sarte
sirvieron para que uno de los grandes favoritos del Tour, Chris Froome, se
vista de amarillo. Fabian Cancellara había renunciado mucho antes al número 1
de la carrera. Fue de manera involuntaria, cuando una terrible caída que
provocó cuatro abandonos, le cogió de lleno. Siguió hasta el final, pero no en
buenas condiciones. Nada más llegar a la meta fue evacuado a un hospital.
Fue esa caída el punto de inflexión de la carrera.
Los organizadores decidieron parar porque todas las ambulancias se habían
parado a auxiliar a los heridos y no se podía garantizar la seguridad de los
corredores que seguían en carrera. La etapa tuvo una segunda parte tras el
incidente. Algunos sufrieron las consecuencias, como Pinot, que perdió tiempo
al final, o Valverde, que entró en el grupo principal pero había perdido
fuerzas en un abanico que le cogió atrá.
Nibali lo intentó con el viento, pero le siguió
Contador, y Froome, que se había cortado, pudo enlazar enseguida. Todo quedó
aplazado hasta los últimos kilómetros. En Chevare, una cota de cuarta
categoría, a cinco kilómetros de la meta, se rompió el pelotón; en Huy se
aclaró la clasificación. Cuando atacó Purito Rodríguez llegó la hora de la
verdad. Le siguió Froome mientras se quedaba Contador. Quintana subió a su
ritmo y acabó noveno. ¿Fue un mal día del español? De Contador sí; de Joaquím
Rodríguez, no. De hecho fue excelente. Otra vez, como en la Flecha Valona de
2012, levantó los brazos al cielo al llegar a la capilla de Notre Dame de La
Sarte.


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