SANTO DOMINGO, República Dominicana (9 Septiembre
2015).- En una fecha como la de hoy, hace 39 años, falleció Mao Zedong.
Fue deceso fue a los 83 años de edad.
Mao fue el máximo dirigente del Partido Comunista de
China (PCCh) y de la República Popular China. Bajo su liderazgo, el Partido
Comunista se hizo con el poder en la China continental en 1949, cuando se
proclamó la nueva República Popular, tras la victoria en la Guerra Civil contra
las fuerzas de la República de China. La victoria comunista provocó la huida de
Chiang Kai-shek y sus seguidores del Kuomintang a Taiwán y convirtió a Mao en
el líder máximo de China hasta su muerte en 1976.
En el plano ideológico, Mao asumió los
planteamientos del marxismo-leninismo pero con matices propios basados en las
características de la sociedad china, muy diferente de la europea. En
particular, el comunismo de Mao otorga un papel central a la clase campesina
como motor de la revolución, planteamiento que difiere de la visión tradicional
marxista-leninista de la Unión Soviética, que veía a los campesinos como una
clase con escasa capacidad de movilización y adjudicaba a los trabajadores
urbanos el papel central en la lucha de clases.
El legado de Mao es objeto de gran controversia.
Muchos chinos consideran a Mao como un gran revolucionario, un gran líder. Reivindican
su figura, aunque reconozcan que incurrió en serios errores al final de su
gobierno. De acuerdo con Deng Xiaoping, quien fuera desplazado durante la
Revolución Cultural acusado de seguir el camino de restauración capitalista,
«[Mao] estaba las tres cuartas partes en lo correcto y una cuarta parte errado
y su contribución fue primordial y sus errores secundarios». Algunos miembros
del Partido Comunista, sin embargo, acusan a Mao de ser el responsable de la
ruptura con la Unión Soviética. También se le critica el no haber adoptado
políticas relacionadas con el control de la natalidad, las cuales fueron
desarrolladas posteriormente por sus sucesores cuando establecieron una serie
de incentivos y programas a fin de lograr que las familias chinas sólo tuvieran
un hijo.
Los críticos de Mao, sin embargo, afirman que logró
éxitos de gran importancia. Por ejemplo, antes de 1949 el índice de
analfabetismo era del 80 % y el promedio de vida de la población era meramente
35 años. A su muerte, el índice de analfabetismo había bajado al 6 % y el
promedio de vida se duplicó a 70 años. La población de China durante el periodo
de Mao aumentó en 57 %, llegando a 700 millones comparado con la cifra de 400
millones que había permanecido constante entre las Guerras del opio y la Guerra
Civil China. También dicen sus seguidores que bajo Mao China se deshizo de un
«siglo de humillaciones» a las que le sometieron las potencias occidentales y
surgió como una gran potencia mundial. También afirman que Mao logró la industrialización
del país y aseguró la soberanía de China bajo su mando. Se dice también que Mao
terminó con el régimen corrupto del Kuomintang. Los oponentes a Mao indican que
los logros en la erradicación del analfabetismo y las expectativas de vida,
también fueron alcanzadas por el régimen del Kuomintang en Taiwán. Algunos de
estos logros se obtuvieron debido a que el país no estuvo en guerra durante ese
periodo y por tanto pudo dedicarle recursos al mejoramiento de la población.
Mao planteaba que el socialismo era la única
respuesta para China, debido, entre otros argumentos, a que las potencias
occidentales y particularmente los Estados Unidos, nunca permitirían que China
avanzara bajo un régimen capitalista. De hecho, esta teoría no estaba lejos de
la realidad, por cuanto Estados Unidos mantuvo un embargo comercial a la
República Popular China que duró hasta 1972, cuando Richard Nixon decidió que
China constituía una potencia que debía ser considerada favorablemente en la
Guerra Fría con la Unión Soviética.
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