LA 'MALDICIÓN' DEL FMI: INVESTIGAN A STRAUSS-KHAN, AHORA POR FRAUDE
WASHINGTON (16 Agosto 2015).- Del FMI, a la tumba
(política). Ésa parece ser la dinámica que se ha establecido en la institución
en la última década y media. Y ahora está alcanzando niveles de culebrón, con
las acusaciones contra los dos últimos ex directores de la institución: el
español Rodrigo Rato y el francés Dominique Strauss-Kahn o, como se le conoce
coloquialmente, DSK.
La última entrega en el folletín es una investigación
contra Strauss-Kahn que, cosa habitual en él, no tiene que ver con el sexo,
sino con la cartera.
La Fiscalía de París está investigando al ex ministro
francés de Economía, ex director gerente del Fondo y ex presidenciable francés
por fraude por la empresa de servicios financieros LSK & Partners, que
quebró en noviembre pasado.
LSK & Partners iba a ser el punto de partida de
un hedge fund (un fondo de inversión no regulado) con el que el financiero
franco-israelí Thierry Leyne y Strauss-Kahn (que también es judío), esperaban
obtener unos 2.000 millones de dólares (1.800 millones de euros) para
utilizarlos como base de capital e invertir en Asia.
Se trataba de lo que se
llama un 'fondo macro', es decir, que invierte en deuda pública y divisas, y
que toma en consideración para sus análisis la situación macroeconómica y
política de los países.
Dada la experiencia de DSK en ese campo, y su red de
contactos, parecía el vehículo de inversión perfecto para él. Para él... y para
su familia. Porque la economista jefe de LSK & Partners iba a ser Vanessa
Strauss-Kahn, doctora en Economía por la Universidad de Nueva York (NYU, según
sus siglas en inglés) que es, precisamente, con quien Strauss-Kahn estuvo
comiendo después de haber mantenido relaciones sexuales con una empleada del
Hotel Sofitel de Nueva York, Nafissatou Diallo, que le acusó después de
violación, en lo que significó el final de su carrera política.
Pero, según el
consejero delegado de LSK & Partners, Mohamed Zedian, el único activo del
fondo era el nombre de Strauss-Kahn. El 20 de octubre de 2014, DSK dimitió de
todos sus cargos en la entidad. Y el 23, Lkeyne se tiró por la ventana desde su
apartamento en Tel-Aviv. Su muerte reveló que la firma estaba en quiebra
técnica, y que los inversores-incluyendo a Strauiss-Kahn-no recuperarían su
dinero nunca.
El caso de LSK & Partners es el primero que se alza contra
Strauss-Kahn por malversación de fondos en una empresa privada, y se suma a la
acusación de violación de Diallo, su juicio por participación en una red de
prostitución y su caída en desgracia política en la década de los noventa por
un caso de financiación ilegal del Partido Socialista Francés, que había creado
sociedades falsas para cobrar por informes inexistentes.
Francis Urquhart -el
protagonista de la versión británica de House of Cards- o Francis Underwood -el
del remake estadounidense de Netflix- son los únicos que han tenido vidas
políticas más agitadas que DSK. Pero eran personajes de ficción.Estos
escándalos afectan al prestigio del FMI y cuestionan el hecho de que un europeo
tenga que dirigirlo siempre. Porque DSK no es un caso aislado.
En el FMI se atribuye
a Rodrigo Rato una respuesta memorable cuando el Directorio -el máximo
organismo de gobierno de la institución- le preguntó sobre sus actividades
empresariales: "Así es como se hace negocios en España".
La actual
directora, Christine Lagarde, está siendo investigada en Francia por
negligencia en una compensación de 403 millones de euros al ex ministro
socialista y ex dueño de Adidas Bernard Tapie.
El predecesor de Rato, Horst
Köhler, tuvo que dimitir de la presidencia de Alemania en 2010 después de
defender el uso de las Fuerzas Armadas de ese país para defender su comercio
exterior. Claro que la primera persona que iba a ser la máxima responsable del
FMI, el estadounidense Henry Dexter White, resultó ser un espía de Stalin, y
murió en cuanto le descubrieron, de un infarto, cuando estaba él solo en su
casa de campo. Espías, presuntos violadores, ladrones de guante blanco...
¿quién dijo que la economía es aburrida?.
Por
PABLO PARDO/El Mundo
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