BRUSELAS (30 Marzo 2016). - El terrorista suicida
del metro de Maelbeek en Bruselas, Khalid El Bakraoui, reclamó ayuda de
desempleo en persona once días antes de los atentados sin causar la más mínima
alarma, pese tener una orden de busca y captura de Interpol por terrorismo
emitida en diciembre.
"La última vez que le recibí fue el 11 de marzo
de este año. Hablé con él entre 5 y 10 minutos. Venía a preguntar cuándo
cobraría su pago (del subsidio por desempleo)", señaló a Efe la persona
que le atendió en el sindicato, que responde a las iniciales M.U., pero que
solicitó que no se desvelara su identidad.
Menos de dos semanas después de acudir al sindicato,
el 22 de marzo, Khalid El Bakraoui se hizo estallar en la parada de metro, a
escasos metros de las instituciones europeas.
Una hora antes ese mismo día, su hermano mayor
Ibrahim El Bakraoui y otro terrorista, Najim Laachraoui, se suicidaron en el
aeropuerto internacional de Zaventem, próximo a Bruselas.
El doble atentado ha dejado por el momento un
balance de 32 víctimas mortales y más de 300 heridos.
El hecho de que once días antes de atentar Khalid
estuviese reclamando el subsidio de desempleo refuerza la hipótesis de que los
atentados de Bruselas se vieron precipitados por la detención el pasado 18 de
marzo de Salah Abdeslam, presunto cerebro logístico de los atentados del 13-N
en París, en los que fallecieron 130 personas.
Según M.U., él mismo y sus colegas del sindicato
habían tratado con los hermanos El Bakraoui en "diversas ocasiones entre
2013 y comienzos de 2015", cuando todavía eran, al menos oficialmente,
delincuentes con un largo historial de robos, pero sin vínculos con el
terrorismo.
Fue el 11 de diciembre de 2015 cuando Bélgica emitió
una orden de arresto europea e internacional contra Khalid por su relación con
los atentados del 13-N en París, a raíz de lo cual fue incluido en la base de
datos de Interpol de delincuentes buscados, que puede consultarse fácilmente en
línea.
Khalid había alquilado, bajo la falsa identidad de
Ibrahim Maaroufi, el mismo nombre que un exfutbolista del Inter de Milán, la
vivienda de la ciudad valona de Charleroi, provincia de Hainaut, que utilizó la
red terrorista que atentó en París.
"Al principio fue amable, pero cuando le dije
que no tenía derecho a recibir el subsidio me pareció que se puso más
agresivo", relató M.U., quien aseguró que cuando vio el nombre de Khalid y
su foto en los periódicos tras los atentados supo que se trataba de la misma
persona.
Atentado en Bruselas
Los sindicatos en Bélgica gestionan el pago del subsidio
por desempleo, entre otras cosas, y poseen los datos clave de sus afiliados
como su número nacional de identidad, su lugar de residencia o su estado civil.
Preguntado acerca de cómo puede suceder algo así en
Bélgica, el trabajador sindical explicó que "lamentablemente no existe un
código de alarma para estas personas", por lo que "no podemos estar
al corriente de quién es un terrorista y quién no".
Khalid e Ibrahim, ambos de nacionalidad belga y
origen marroquí, vivían en el barrio de Laeken, al noroeste de Bruselas, y
tenían 27 y 30 años, respectivamente, cuando atentaron en Bruselas.
Sobre sus espaldas arrastraban una interminable
lista de robos, incluidos a mano armada y un secuestro, por los que fueron
condenados a diez (Ibrahim) y cinco (Khalid) años de prisión, que cumplieron
solo parcialmente hasta quedar en libertad condicional.
De Khalid se sospechaba también que alquiló el
apartamento del distrito bruselense de Forest, donde el pasado 15 de marzo fue
abatido por la policía el argelino Mohamed Belkaïd, uno de los responsables de
los atentados del 13-N.
Durante el registro de esta vivienda, en la que se
encontraron las huellas de Salah Abdeslam, escaparon supuestamente dos
sospechosos, que se apuntó a que podían ser los hermanos El Bakraoui.
El incidente del sindicato es solo un resbalón más
dentro de la creciente lista que atesora la lucha antiterrorista de Bélgica.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan,
reveló tras los atentados del pasado 22 de marzo en Bruselas que había
informado a Bélgica de la detención en junio de Ibrahim El Bakraoui en la
frontera con Siria y de su posterior deportación hacia Holanda en julio sin que
las autoridades del país tomaran ninguna medida.
El anuncio de Erdogan ha estado a punto de causar
una crisis de Gobierno. Dimitieron los ministros de Interior, Jan Jambon, y de
Justicia, Koen Geens, pero el primer ministro, Charles Michel, no aceptó su
renuncia.
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