ESTADOS UNIDOS (1 Abril 2016).- ¿Hay necesidad de
escenificar la temporada de 2016? Se trata de un año par y todos saben lo que
ocurre en ese tipo de año: baños de champaña, desfiles multitudinarios y
mediciones de dedos para los Gigantes de San Francisco por ganar la Serie
Mundial.
Dejando el sarcasmo a un lado, los Gigantes se
coronaron campeones en 2010, 2012 y 2014. Cuando el año no es par, ni siquiera
acceden a los playoffs. Se trata de un patrón que no se puede obviar.
Fue lo primero que su nuevo pitcher Johnny Cueto
mencionó en su cuenta de Twitter tras aceptar una oferta 130 millones de
dólares y seis campañas. Eso, y una foto de Juan Marichal, su compatriota
dominicano que es un mito de la franquicia.
“Esto es un equipo de campeones”, sentenció Cueto al
describir a los Gigantes.
Después de una temporada en la que consiguieron 84
victorias para quedar segundos en la división Oeste de la Liga Nacional y a
ochos juegos de los playoffs, el gerente general Bobby Evans fue agresivo en la
agencia libre para solventar las necesidades.
Había que encontrar dos nuevos abridores para la
rotación tras el retiro de Tim Hudson y la decisión de dejar partir a Tim
Lincecum. También salieron en busca de un jardinero central.
Perdieron en la puja por Zack Greinke, quien dio el
salto dentro de la misma división, de Dodgers de Los Ángeles a los Diamondbacks
de Arizona, pero ataron a Cueto y Jeff Samardzija para quedar como escuderos de
su as Madison Bumgarner. Y con Denard Span resolvieron dos asignaturas al
situarle en el jardín central y ser el primero bate.
Los Gigantes se mantienen fieles a los tres
conceptos básicos de la franquicia más exitosa de la actual década: pitcheo
dominante, defensa granítica y bateadores de contacto que enloquecen a los
pitchers rivales.
UN APUNTE
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