FINHAUT, Suiza (20 Julio 2016). Es tan difícil
llegar al lago de Emosson que los aparcamientos para la prensa están a cinco
kilómetros de la llegada y un minibús se acerca de cuando en cuando a recoger
periodistas diseminados por las cunetas.
Los autobuses de los equipos aparcan en una
carretera estrecha que queda inmediatamente bloqueada y la esperanza es que,
finalmente, dejen utilizar el túnel con pendientes del 12%, que comunica con la
frontera francesa y que no está terminado del todo en una obra hidráulica
gigantesca.
No es fácil llegar al lago. Y si no lo creen,
pregunten a Nairo Quintana. El Movistar, decía Valverde, tenía un plan, pero
será otro día, porque en La Forclaz o en Finhaut se vio que su líder no iba. Al
equipo telefónico le funciona a la perfección el Periscope, o ese afán que les
ha entrado ahora de ser más rápidos que nadie para poner un tuit o colgar una
foto en las redes, pero les falla lo principal: el Tour, porque sí, tienen una
empresa de comunicaciones detrás, pero en esencia son un equipo ciclista.
Vergüenzas
al aire
También el Sky comunica, pero de otra forma. Lo hace
Froome y su equipo de gigantes vestidos de negro y azul. Por supuesto, que
Quintana no esté a la altura que se esperaba no puede ser motivo de reproche
hacia el corredor, que no escatima ni un gramo de fuerza, pero deja con las
vergüenzas al aire las decisiones en el equipo.Valverde es el principal
damnificado.
El murciano corre relajado, sí. Ha interiorizado que
su papel es el de ayudar a Nairo Quintana, pero a veces es más papelón que
papel. Ataca a cinco kilómetros, se pone en cabeza, como sucedió en el
Peyresourde, mira hacia atrás y ¿qué ve? Nada, el vacío; al Sky o al Astana
impasibles, y a Nairo Quintana impasible también, al menos por fuera,
posiblemente porque las fuerzas no le acompañan.
Era muy difícil llegar a Finhaut, y bajar al lago de
Emosson, sobre todo cuando el plan fracasa estrepitosamente. Hace 25 años, en
los Pirineos, al Banesto de Echavarri y Unzue se le criticó con saña porque su
equipo no había atacado. Quedaba todavía una etapa de montaña. En los Alpes
quedan tres más, pero no parece que vaya a suceder lo mismo. Froome, que está
en modo ahorro, no tiene más remedio que tomar las riendas en el último
kilómetro, y no por el Movistar, sino porque se le desmanda Richie Porte, su
ex, así que le alcanza y llegan juntos. Lo malo es que a Nairo se le desmandan
los demás y ahora hasta el podio lo tiene difícil.
Pantano,
esta vez sin opciones
Así que habrá
que pensar en lo que pudo haber sido y o fue, con un Valverde liberado, tal vez
cazador de etapas, o jugando las bazas del Movistar a su aire. Algo les ha
fallado, alguna conexión; tal vez que el Periscope gasta muchos megas, pero de
momento el equipo español ni amaga, ni golpea.
Entre ser toros y toreros al final han quedado en
subalternos. Salvo desgracia ajena o hundimiento que no parece, no van a ganar
el Tour. Tampoco otros, claro, que el amarillo es cosa sólo de uno, pero al
menos pelean por otras cosas: Zakarin, por ejemplo, que desperdició una etapa
porque perdió las lentillas en un descenso, no le dio ni una oportunidad a
Pantano de volver a cantarle las cuarenta al presidente de Colombia, Juan
Manuel Santos, al que el otro día, tras su victoria, le exigió que arreglara la
huelga de los camioneros.
Por JON RIVAS/El Mundo
No hay comentarios.: