LUJAN DE CUYO, Argentina (23 Diciembre 2016).- En
una pequeña capilla y ante una imagen de la Virgen María, dos curas católicos
violaron una y otra vez a niños sordos, cuyos gemidos de terror difícilmente
podían ser escuchados.
Las denuncias de abuso sexual clerical a los alumnos
del Instituto Antonio Próvolo para hipo acústicos sacudieron a la provincia
argentina de Mendoza. Y el escándalo sólo ha crecido: uno de sus presuntos
abusadores es un sacerdote que ya había sido acusado de hacer lo mismo con
otros estudiantes de una escuela en Italia.
En el instituto "hay una capillita chiquita
donde está la Virgen... con unas sillitas, donde a los niños los confesaban,
les daban la comunión. Allí sucedían algunos de los hechos", dijo
recientemente a The Associated Press el fiscal Fabrizio Sidoti, quien investigó
el caso en las últimas semanas.
Las violaciones anales y vaginales, los manoseos y
las prácticas de sexo oral también ocurrían en los cuartos de baño, los
dormitorios, el jardín y un sórdido sótano del centro educativo situado en la
localidad mendocina de Luján de Cuyo, unos 1,065 kilómetros (661 millas) al
noroeste de Buenos Aires, según la denuncia de los alumnos del instituto contra
los dos curas y tres laicos.
El caso golpea a las puertas del Vaticano, que
desoyó las advertencias de víctimas italianas sobre el cura Nicola Corradi, quien
se encuentra detenido en Mendoza. Corradi, de 82 años, había sido señalado en
2009 por delitos similares cometidos desde la década de 1950 en el Instituto
Antonio Próvolo de Verona. Sin embargo, la Iglesia no cuestionó su permanencia
en el centro mendocino cuando salieron a la luz los casos de abuso en Italia,
su país natal.
"Del papa (Francisco) hasta abajo... en todos
los estamentos de la Iglesia católica son todos iguales, todos sabían",
aseveró una joven que denunció haber sido violada por los sacerdotes en el
colegio mendocino.
A través de una intérprete del lenguaje de señas,
varias muchachas narraron a AP los abusos sufridos durante años. Su identidad
se mantiene en reserva por orden judicial.
"Quiero que ellos estén presos hasta la muerte.
Si llegan a quedar libres volverán a violar. Esto pasó en Italia.... pasó acá.
¡Esto se corta, esto se termina, basta!", manifestó una de las jóvenes al
referirse a Corradi y al argentino Horacio Corbacho, el otro sacerdote detenido,
de 55 años.
Unos 24 alumnos y ex alumnos, algunos ya mayores de
edad, han declarado ante el fiscal Sidoti haber sufrido abuso desde hace al
menos una década. El fiscal describió los testimonios como muy verosímiles y
coincidentes y aguarda los de más de 20 personas de las que podrían surgir más
víctimas.
Según la investigación, los agresores se cebaban
especialmente con los niños que dormían en los albergues del instituto, varios
de los cuales procedían de provincias cercanas. Una de las entrevistadas
afirmóhaber visto a uno de los curas violar a una niña mientras el otro
sacerdote la obligaba a practicarle sexo oral. Los menores miraban a
escondidas, a través de las cerraduras de las puertas, entre las rendijas de
las persianas. Aparentemente, algunos niños incluso abusaron de sus compañeros
en los dormitorios en una naturalización del horror en el que estaban inmersos.
Corradi, Corbacho y tres empleados del colegio -José
Luis Ojeda, Jorge Bordón y Armando Gómez- fueron detenidos en noviembre por
maltrato físico, abuso sexual y corrupción de menores.
En el dormitorio de Corradi, la policía halló
550,000 pesos en efectivo (unos 34,300 dólares) y revistas con fotografías de
mujeres desnudas. Las computadoras y los celulares de los sacerdotes están
siendo analizados ante la posibilidad de que contengan registros de los abusos.
Los acusados se han negado a declarar. A ambos curas
les fue denegada el jueves la prisión domiciliaria y tendrán que permanecer en
una cárcel de Mendoza con el resto de los acusados.
El papa Francisco no se ha manifestado públicamente
sobre el caso y la Santa Sede declinó hacer comentarios a AP.
El 11 de diciembre, cuando el escándalo ya había
estallado en Argentina, la difusión de un video en el que el pontífice les
deseaba una feliz Navidad a los sordos a través de la lengua de señas despertó
las críticas de los usuarios de Twitter en el país sudamericano, que reclamaron
al papa una declaración por el caso de Mendoza.
"O vive fuera de la realidad o es de un cinismo
fenomenal... es una burla", dijo Carlos Lombardi, abogado de la Red de
Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina, a la AP.
Anne Barrett, codirectora de
BishopAccountability.org, un portal en internet contra la pederastia clerical,
afirmó que el caso argentino "es distintivamente horripilante... los
delitos son nuevos, eran prevenibles, ocurrieron luego de que el Vaticano
supuestamente ha implementado reformas y bajo las narices de funcionarios de la
Iglesia que han presumido de políticas inteligentes contra los abusos".
Muchos en Argentina se preguntan si Francisco estaba
al tanto de la presencia en su país del cura italiano.
El nombre de Corradi apareció públicamente en 2009
cuando 67 sordos dijeron haber sido abusados en el instituto veronés por 24
curas, laicos y hermanos religiosos. La lista de abusadores fue publicada en
internet y especificaba que en ese entonces el cura estaba en Argentina.
Una víctima volvió a mencionarlo como su abusador
durante una investigación ordenada en 2010 por el Vaticano a la diócesis de
Verona que también fue pública.
De nueva cuenta su nombre fue puesto en una carta
dirigida al papa en octubre de 2014, en la que las víctimas italianas
mencionaron a 14 curas presuntamente abusadores que seguían ejerciendo el
ministerio y en la que le hacían notar que Corradi y otros tres sacerdotes
estaban en Argentina. En aquella misiva señalaron que "la Iglesia no tiene
interés en el sufrimiento provocado por sacerdotes que abusaron sexualmente de
niños sordos".
Más de dos años después monseñor Angelo Becciu, un
alto funcionario del Vaticano, les respondió que había elevado a la Conferencia
Episcopal Italiana su propuesta de creación de una comisión investigadora. La
Conferencia no respondió las consultas de AP acerca de si dicha comisión está
en funcionamiento.
"Si sabían que había hecho esto ¿por qué lo
mandaron acá aún sin haber estado con una condena judicial?", se quejó el
jefe de los fiscales de Mendoza, Alejandro Gullé. "Enviaron al lobo a
cuidar a las ovejas".
El arzobispado de Mendoza sostuvo que desconocía los
antecedentes de Corradi cuando llegó a la provincia. "No era praxis de la
Iglesia preguntar...viene un religioso a una diócesis y se confía en el
superior legítimo", dijo a AP Marcelo De Benedectis, vocero de esa institución.
Agregó que el caso es "tan indignante" que se han tomado nuevas
medidas en la diócesis mendocina, entre ellas exigir una declaración jurada a
los religiosos en la que deben indicar que no tienen antecedentes penales o
canónicos.
La Congregación para la Doctrina de la Fe de la
Santa Sede ya está informada de las acusaciones contra Corradi y Corbacho,
señaló De Benedectis.
La diócesis de Verona sancionó en 2012 a cinco de
los 24 acusados tres años antes, entre los que no estaba Corradi. En ningún
caso hubo un proceso penal.
En el caso de Argentina los abusos no han prescrito
y las eventuales condenas podrían llegar hasta los 50 años de prisión.
La justicia también investiga si personal
administrativo del instituto argentino encubrió los abusos.
Viviana Ávila, docente del colegio, dijo a AP que
las profesoras "nunca tuvimos una sospecha de nada" ni recibieron
quejas de los chicos. Ella y sus compañeras se retiraban al mediodía y tenían
prohibido acercarse a los albergues.
Corradi fue trasladado a Argentina en la década de
1980. El sacerdote estuvo primero en el centro Próvolo de La Plata, al sur de
Buenos Aires, y a fines de la década de 1990 recaló en Luján de Cuyo.
Su estadía en La Plata podría derivar en nuevas
acusaciones. Un hombre de 42 años dijo a la prensa que fue abusado por el
sacerdote italiano en el instituto platense, denuncia que es investigada por un
fiscal local.
"Queremos que se haga justicia. Nosotros
podemos lograr condenas y espero que sean las máximas", señaló Gullé. Sin
embargo, lamentó que "jamás vamos a compensar el daño espiritual que se ha
infringido a estos niños".
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