A LOS 16 AÑOS DEL ATENTADO TERRORISTA QUE DERRUMBÓ LAS TORRES GEMELAS
NUEVA YORK (11 Septiembre 2011).- En Times Square, Nueva York, una multitud de diversas
nacionalidades se pasea por esta plaza, una de las más famosas del mundo,
rodeada de rascacielos con gigantescos carteles de neón.
Cuatro automóviles policiales están estacionados en
el medio, y los islotes reservados a los peatones están rodeados de postes para
bloquear a cualquier vehículo que quiera estrellarse contra la multitud.
"No me gusta venir a este tipo de
lugares", explica Sue García, una fisioterapeuta de Brooklyn. "O a
cualquier lugar donde haya habido incidentes repetidos. El miedo
reaparece".
García hace referencia al miedo de un nuevo 11 de
septiembre como el del 2001, el más mortífero jamás cometido en Estados Unidos
con casi 3.000 personas desaparecidas tras el derribo de las Torres Gemelas.
García, hoy de 33 años, estaba en el liceo, en
Brooklyn, cuando los aviones se estrellaron contra las torres.
"Estaba ahí, ví lo que sucedió y lo reveo una y
otra vez", dice. No puede dejar de pensar en ello cada vez que escucha una
mención al tema en la televisión, "y cada vez que escucho un avión zumbar
por encima de mi cabeza", dice. O esperando a su hermana en Times Square,
"el cruce del mundo", que parece el blanco ideal por encarnar la
efervescencia de Nueva York.
"¿Qué mejor blanco que Nueva York?", se
pregunta Tim Lambert, que trabaja, como en 2001, en el extremo sur de
Manhattan, cerca del símbolo de la potencia estadounidense que era el World
Trade Center.
"La ciudad sigue siendo un imán para los
atentados", asegura.
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