SETECIENTOS MIL FUMAN MARIHUANA TODOS LOS DÍAS; FRANCIA ES EL MAYOR CONSUMIDOR EUROPA
PARÍS (14 Febrero 2018).- 700 mil franceses fuman
marihuana a diario. Cinco millones lo hicieron alguna vez durante el 2017.
Francia es el país con el nivel más alto de consumidores de cannabis en la
Unión Europea y la política más represiva al respecto. Fumar marihuana es un
delito castigado con un año de prisión. El gobierno quiere ahora que el
delincuente pague multas en lugar de ser encarcelado.
El gobierno de Francia no da marcha atrás en su
política de penalización al consumo de marihuana. La justicia y la policía
tampoco. Y es bajo esta perspectiva que la Asamblea discute por estos días un
proyecto que remplaza la pena de prisión actual por una multa de 150 y 200
euros para el fumador de marihuana sorprendido in fraganti. Es decir que, de
ser aprobada esta reforma, el consumo de cannabis seguirá siendo un delito y el
fumador un delincuente.
Un delincuente que solo pagará una multa por su
delito y, en caso de que tenga un pasado judicial, estará sometido a otras
cargas penales, incluída la cárcel. Tal y como establece la legislación actual,
el fumador público de marihuana debe pagar un año de cárcel y 3750 euros de
multa. Sin embargo, los detenidos salen en cosa de horas de la comisaría
mientras los casos se apilan en los despachos sin que la justicia les de curso.
La razón es simple: en Francia fumar marihuana es
una actividad muy extendida y aceptada socialmente y, aunque es castigada
severamente por la ley, ni los policías pueden capturar a todo el que
encuentran practicándola en las calles, ni los jueces pueden meter a medio país
en la cárcel. Las cifras hablan por sí solas: 3000 sentencias dictadas por 140
mil personas detenidas el año pasado por fumar marihuana.
Aplausos
de la policía, Reticencia de los magistrados
Fue justamente pensando en aliviar la carga de la
policía y descongestionar la justicia que el partido de gobierno ha presentado
el proyecto de las multas arrancando los aplausos de los agentes que patrullan
las calles. El sindicato que los agrupa 'Alternative Police' reivindica,
incluso, haber solicitado la medida.
“Nuestros colegas son los primeros en quejarse que
por un simple “porro” o un poquito de marihuana, deban poner en marcha un procedimiento
fastidioso. Ellos no quieren que el consumo de cannabis sea una infracción
delictiva que se paga con cárcel porque es una pérdida de tiempo para un
resultado nulo” asegura el Secretario general de 'Alternative Police', Jacob
Demi.
Partidarios también de la despenalización –como el
gremio policial- los magistrados recibieron, sin, embargo, con menos entusiasmo
el proyecto. El Secretario de la Unión Nacional de Magistrados, Jacky Coulon,
critica el sistematismo de esta propuesta; “No es imponiendo multas a cada
consumidor de estupefacientes que vamos a luchar contra la drogadicción” afirma
abogando por medios y estructuras sanitarias y sociales. Medios y estructuras
que no existen suficientemente ni en el sector salud ni en el sistema de
justicia, reconoce el magistrado.
Orden
público o salud pública?
Multas. Tratamiento médico y psicológico
obligatorio. O excepcionalmente la prisión. Esas son las tres penas que impone
Francia a los fumadores de cannabis y que evidencian que dicha práctica es
abordada simultáneamente como asunto de orden público y de salud pública. Una
esquizofrenia a la que se enfrentan los trabajadores de la salud que tratan
toxicómanos.
‘”El principal problema es el doble discurso de la
sociedad francesa” dice la psicóloga Mariana Otero, Y continúa: “por un lado,
el consumo de marihuana está completamente tolerado, hay un altísimo número de
fumadores y no necesariamente causa de problemas para todos. Del otro lado, esa
normalidad social es considerada anormal por la justicia y muchos jóvenes se
encuentran en el lugar del delincuente por algo que la ellos no ven como un
delito. Eso les genera un sentimiento de injusticia muy grande”, concluye la
psicóloga especialista en prevención y ayuda a adictos en Estrasburgo, al este
de Francia.
El
color de la piel, asunto clave
La mayoría de
los jóvenes a los que hace referencia Mariana Otero provienen de barrios
populares y sectores marginales donde son más corrientes las requisas de la
policía en espacios públicos.
Por esa razón, el filósofo e investigador del Centro
Nacional de Investigaciones, CNRS, Alessandro Stella teme que la medida de
remplazar la cárcel por multas pueda ser aun peor que la ley actual. “Son los
policías los que actuarán como jueces, ellos decidirán si imponen la multa o
no. Eso puede dar lugar a abusos de su parte pues es bien sabido que la policía
ataca de manera racista a árabes y negros de los barrios populares”.
Es cierto que muy rara vez, la policía interroga en
Francia a la gente que sale de los bares para fumar cigarrillos o marihuana en
la acera. Tampoco a los muchachos que consumen cannabis en las calles de los
barrios de clase media o burgueses. Esa es una población invisible para la que
fumar marihuana no ocasiona ningún problema.
17 millones de personas entre 11 y 64 años,
declararon haber fumado marihuana al menos una vez en su vida, según una
encuesta realizada en 2016 por el Observatorio francés de Drogas y
Toxicomanías. Sin embargo y pese a lo extendido
de esta práctica, el consumo de marihuana está identificado a la enfermedad y a
la delincuencia. Una identificación que sirve de excusa para aplicar una de las
políticas más represivas de Europa en cuanto al consumo de marihuana. No
obstante, la tolerancia se impone.
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