EL PAPA RESPONDE EN UNA APASIONADA CARTA A LAS ACUSACIONES DE ABUSO SEXUAL EN LA IGLESIA
CIUDAD DEL
VATICANO (20 Agosto 2018).- "Si un miembro sufre, todos sufren con
él". Así lo recuerda el papa Francisco en una apasionada carta dirigida
"a todo el pueblo de Dios", en la que responde a las nuevas
informaciones aparecidas sobre el abuso sexual en el seno de la Iglesia y su
encubrimiento.
"El
sufrimiento vivido por muchos menores a causa de abusos sexuales, de poder y de
conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas
consagradas", es un crimen que genera "hondas heridas de dolor e
impotencia", tanto en las víctimas y sus familias como "en toda la
comunidad, sean creyentes o no creyentes", asegura el pontífice en su
misiva.
"Nunca será
suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño
causado"
Al referirse
al informe publicado la semana pasada, en el que se detalla "lo vivido por
al menos mil sobrevivientes", víctimas del abuso sexual perpetrado por
sacerdotes en Pensilvania (EE.UU.), el pontífice constata que estas heridas
"nunca desaparecen y nos obligan a condenar con fuerza estas
atrocidades", así como a "unir esfuerzos para erradicar esta cultura
de muerte".
"Vergüenza y
arrepentimiento"
El papa ha
calificado el dolor de las víctimas como "un gemido que clama al cielo,
que llega al alma y que durante mucho tiempo fue ignorado, callado o
silenciado".
Por lo
tanto, asume "con vergüenza y arrepentimiento" que, como comunidad
eclesial, "no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a
tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando
en tantas vidas". "Hemos descuidado y abandonado a los
pequeños", admite el líder de la Iglesia católica.
"Es imprescindible
que como Iglesia podamos reconocer y condenar las atrocidades"
La magnitud
y gravedad del problema "exige asumir este hecho de manera global y
comunitaria", así como "denunciar todo aquello que ponga en peligro
la integridad de cualquier persona" y "luchar contra todo tipo de
corrupción, especialmente la espiritual", resalta Francisco.
El papa
subraya el esfuerzo que se realiza en distintas partes del mundo para
garantizar seguridad de niños y de adultos vulnerables, así como para implementar
la "tolerancia cero" hacia todos aquellos que "realicen o
encubran estos delitos".
El papa Francisco
"Es
imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y
vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e
incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más
vulnerables. Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos"
En este
sentido, confía en que, aunque "nos hemos demorado en aplicar estas
acciones y sanciones tan necesarias", ayudarán a crear "una mayor
cultura del cuidado en el presente y en el futuro".
Al mismo
tiempo, advierte de que "es imposible imaginar una conversión del accionar
eclesial sin la participación activa de todos los integrantes del Pueblo de
Dios", por lo que urge a todos a decir no al abuso y "a cualquier
forma de clericalismo", ya que este último genera una "escisión en el
cuerpo eclesial que beneficia y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy
denunciamos".
Es
imprescindible que la Iglesia reconozca y condene "con dolor y
vergüenza" las atrocidades cometidas por "personas consagradas,
clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a
los más vulnerables", señala el pontífice, quien llama a pedir
"perdón por los pecados propios y ajenos".
Más de 1.000 niños
abusados por 300 sacerdotes
El informe
de la Fiscalía General de Pensilvania describe los abusos que alrededor de 300
sacerdotes cometieron contra más de 1.000 niños en las diferentes diócesis de
ese estado y contiene relatos detallados de algunos casos.
Durante una
rueda de prensa del pasado 14 de agosto, el fiscal general de esa región
estadounidense, Josh Shapiro, destacó que todos estos hechos tuvieron lugar con
"el encubrimiento sistemático de altos funcionarios de la Iglesia en
Pensilvania y en el Vaticano" y explicó que los agresores "no solo
enseñaron a los niños que ese abuso era normal, sino que era sagrado".
Mientras
tanto, varias víctimas han decidido alzar la voz y relatar cómo el abuso arruinó
sus vidas, sus matrimonios o les impidió tener hijos.
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