PRESIDENTE CUBANO: "NO HABRÁ DIÁLOGO CON EE.UU MIENTRAS MANTENGAN “ACTITUD ABERRANTE” A ISLA
LA HABANA
(17 Septiembre 2018).- El gobernante de Cuba, Miguel Díaz-Canel, descartó que
pueda haber diálogo entre su país y Estados Unidos mientras se mantenga la
“aberrante actitud” de la administración de Donald Trump hacia la isla.
“Queremos
diálogo, pero tiene que ser entre iguales, que se nos respete y no se nos
condicione nuestra soberanía y nuestra independencia, porque no aceptamos
imposiciones y no estamos dispuestos a hacer concesiones”, sentenció el
mandatario en una entrevista con Telesur, la primera desde que llegó al cargo
en abril pasado.
Los dos
países restablecieron relaciones diplomáticas durante el último mandato de
Barack Obama tras más de medio siglo de enemistad, un histórico “deshielo”
abruptamente paralizado tras la llegada a la Casa Blanca de Trump, contrario al
proceso impulsado por su antecesor.
Díaz-Canel
consideró que habría que preguntarle a su homólogo estadounidense “si quiere
dialogar con Cuba, y si quiere hacerlo no puede ser desde una posición
prepotente”, a la vez que insistió en que el problema no es con el pueblo
estadounidense, sino con las maneras en que los gobiernos de ese país “han
actuado contra la revolución”.
Reconoció
que hoy, aunque se mantienen algunas vías abiertas de diálogo, “las relaciones
están en retroceso”, mientras que con Obama en la presidencia los dos países
pudieron “conversar y colaborar, mantener una relación civilizada pese a las
diferencias ideológicas”.
“El diálogo
se construye entre dos, no se puede aspirar a un dialogo entre desiguales, en
tanto haya prepotencia, hegemonismo, presión, y una parte condicione a la otra
a que tiene que renunciar a su soberanía e independencia”, insistió.
El
mandatario calificó de “totalmente inaceptables” las medidas de la nueva
administración que restringen de nuevo los viajes de estadounidenses a la isla
y prohíben las transacciones y negocios con una larga lista de empresas
vinculadas al poderoso estamento militar cubano.
También negó
que su país tenga algo que ver con los misteriosos incidentes de salud sufridos
por veintiséis diplomáticos estadounidenses en La Habana, un caso que ha
tensado aún más las relaciones bilaterales y para el que los investigadores de
ambos países no han encontrado aún una explicación científica.
“Han creado
toda una falacia con esos supuestos incidentes. Nosotros no hemos atacado a
nadie. Si en un lugar se respetan y protegen los derechos de los extranjeros y
en particular los de los diplomáticos es en Cuba”, aseguró, y apostilló que
Cuba no ataca, sino que se defiende de ataques, terrorismo y campañas
difamatorias.
Esos
incidentes llevaron a Washington a evacuar a la mayoría del personal de su
embajada en La Habana, que ahora funciona bajo mínimos y no emite visados para
los cubanos que quieren visitar o emigrar a EEUU.
El
gobernante arremetió asimismo contra el embargo que el país vecino mantiene
sobre la isla, “una práctica brutal” que constituye, a su juicio, el principal
obstáculo al desarrollo y la prosperidad de Cuba, un país que “no es una
amenaza para nadie”.
“Lo que más
golpea la vida cotidiana de los cubanos y la vida económica y social es el
bloqueo impuesto por EEUU, que es una práctica brutal, atenta contra un pueblo
condenado a morir de hambre, de necesidades”, argumentó Díaz-Canel.
El Gobierno
cubano, en su informe más reciente, valoró en 933,678 millones de dólares los
daños causados por el embargo a la isla desde 1960, según un cálculo basado en
la depreciación actual del dólar frente al valor del oro.
Díaz-Canel
denunció que el “bloqueo” estadounidense “impone normas” extraterritoriales en
la relación del mundo con el país caribeño que repercuten en el flujo de
capitales y las inversiones, que cuestan “mucho trabajo porque hay muchas
presiones” de Washington.
Según el
mandatario, generaciones enteras de cubanos han nacido y crecido en
“condiciones de resistencia”, una actitud a la que atribuyó también la -a
menudo criticada- lentitud y cautela de la dirigencia del país a la hora de
tomar decisiones de importancia.
“Nosotros no
somos una amenaza para nadie, tenemos vocación de justicia social, por
construir un país mejor”, subrayó.
Además,
defendió el deseo de Cuba de seguir avanzando pese a ese escenario adverso,
“conscientes de que dependemos de nuestro empeño y esfuerzo”.
“Que
levanten el bloqueo no depende de nosotros, depende del Gobierno de EEUU, y no
podemos subordinar nuestro afán de prosperidad a lo que pueda hacer un gobierno
extranjero”, aseveró.

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