SANTO DOMINGO,
República Dominicana (11 Julio 2019).- Diecinueve años se arriban este jueves
del fallecimiento del, escritor y abogado Pedro Julio Mir Valentín,
universalmente conocido como Pedro Mir.
El Poeta
Nacional nació en San Pedro de Macorís el tres de junio del 1913.
Está
considerado uno de los poetas más relevantes de la literatura dominicana
contemporánea.
En su
juventud ejerció el magisterio en su ciudad natal, donde escribió sus primeros
versos; más tarde, en 1937, el rotativo Listín Diario publicó por primera vez
algunas de sus composiciones. Trasladado por motivos de estudios a la capital,
Pedro Mir cursó derecho en la Universidad de Santo Domingo, por la que se
doctoró en 1941.
En 1947, por
problemas de salud y también por razones políticas (la dictadura del general
Rafael Leónidas Trujillo), Pedro Mir abandonó el país. Se exilió en México,
Guatemala y Cuba, donde publicó Hay un país en el mundo (1949); subtitulada
“Poema gris en varias ocasiones”, esta composición, un bello y emotivo canto a
su patria, le daría prestigio continental. A partir de entonces se le situó en
la poesía comprometida centroamericana, pero siempre desde unos criterios
estéticos rigurosos y a la vez profundamente imbricados en el sentir colectivo,
plasmados en una poesía social alejada del panfleto político.
De regreso a
su país fue nombrado profesor de estética de la Universidad Autónoma y se
dedicó a la investigación histórica y artística, al ensayo y al periodismo
literarios. Su labor y logros literarios fueron continuos. Recibió el Premio
Nacional de Historia por su ensayo Las raíces dominicanas de la Doctrina Monroe
(1974), y el Premio Anual de Poesía por su extenso poema El huracán Neruda
(1975). En 1984 el Congreso dominicano lo declaró Poeta Nacional, tomando en
consideración el conjunto de su obra, y en 1993 obtuvo el Premio Nacional de
Literatura.
Consciente
del valor social de su obra, Pedro Mir organizó o participó a menudo en
recitales que trataban de acercar la poesía al pueblo, y que solían contar con
una extraordinaria afluencia de oyentes. Su estilo salmódico, de versos largos,
combina sabiamente un lenguaje poético matizado con lo anecdótico y la
expresión coloquial directa. Su lírica es minuciosa; ejemplo de ello es Tres
leyendas de colores (1969), donde sorprende por su capacidad para la recreación
de hechos históricos: enlaza en un solo hilo narrativo las tres primeras
rebeliones de clase en la América española, describe los tintes raciales que
las caracterizaban y los identifica con sus orígenes sociales.
Dentro de su
producción destacan además Seis momentos de esperanza (1953), Poemas de buen
amor y a veces de fantasía (1969), Amén de mariposas (1969), El gran incendio
(1969), Viaje a la muchedumbre (1971) y el ya citado El huracán Neruda (1975).
Publicó también los ensayos El gran incendio (1969), Apertura a la estética
(1974) y Fundamentos de teoría y crítica de arte (1978).
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