RAFA NADAL AVANZA A TERCERA RONDA DE WIMBLEDON AL DERROTAR A NICK KYRGIOS
LONDRES (4 Julio 2019).- Cinco años después de
sufrir una amarga derrota en el All England Club, el español Rafael Nadal
enterró una pesadilla que guardaba en su mochila al derrotar al australiano
Nick Kyrgios por 6-3, 3-6, 7-6 (5) y 7-6 (3) y avanzar a la tercera ronda de
Wimbledon.
Entonces, Kyrgios contaba 19 años, y era invitado
especial del torneo. En la Central, mismo escenario de este jueves, puso aquel
uno de julio su nombre en el estrellato al ganar a Nadal por 7-6(5), 5-7, 7-6
(5) y 6-3, aplastándole con 37 saques directos.
Cinco años después, librando entre tanto cinco
batallas más y con 3-3 en su balance de enfrentamientos, el balear se mantuvo
en calma, soportó tranquilo las dejadas de su rival, sus golpes entre las
piernas y saques de “cuchara”. También sus 29 “aces” y discusiones con el juez
de silla.
Nada perturbó su esquema de juego, y a pesar del
virtuosismo ocasional de Nick, y de sus geniales toques en la red, Nadal ganó
el choque en tres horas y 4 minutos, hablando en la pista solo con sus golpes y
levantando el puño cuando, enrabietado, sacó de su pecho toda la emoción contenida,
propia de un gran duelo.
El encuentro ya había disparado los comentarios.
Kyrgios acudió anoche a un conocido ‘pub’ en Wimbledon Village, “Dog and Fox”
para relajarse, y el miércoles había aprovechado sus 40 minutos de entreno para
preparar el duelo contra el de Manacor con la tenista española Carla Suárez
como compañera de pista.
Esete jueves, con la canadiense Eugenie Bouchard en
el banquillo de Kyrgios, el partido respondió a la espectación creada desde que
se supo la coincidencia de ambos en el cuadro.
Quince mil espectadores llenaron la central y
premiaron las jugadas. También silbaron al australiano cuando sacó por debajo a
Nadal. Un golpe lícito, pero una irreverencia para el clasicismo inglés en la
Catedral del tenis.
El encuentro comenzó con Kyrgios despertando poco a
poco. El de Canberra cometió cuatro fallos consecutivos, y Nadal ganó seis
puntos seguidos hasta que llegó el primer “ace” de Nick.
En este primer set, el saque de Nadal marcó las
diferencias. Seguro, rápido y efectivo, el balear ganó tres juegos en blanco, y
solo cedió tres puntos con su servicio. Kyrgios parecía aletargado y solo
despertó al público de la central cuando hizo un saque “de cuchara” en el
octavo juego, provocando los silbidos de los aficionados.
Nadal, que había roto en el segundo juego, cerró
este parcial con su primera volea de derecha, a los 29 minutos.
El saque del australiano había permanecido bajo
mínimos hasta entonces, pero comenzó a calentarse en el segundo acto. Kyrgios
subió las revoluciones y la velocidad, y consiguió uno a 222,089 kilómetros por
hora. Cuando sacó el puño por primera vez en el encuentro ya había robado por
primera vez el servicio del español (2-0).
El auténtico Kyrgios apareció entonces. Más activo,
inquieto, hablador e imaginativo, y también guerrero. Rápidamente se colocó con
ventaja de 3-0, y comenzó a discutirlo todo. Primero se quejó de que Rafa
tardaba demasiado en colocarse al resto, y que debía ser sancionado, y tanto se
reiteró que sus quejas le llevaron a recibir una advertencia del juez de silla.
Luego, sus gestos negativos se hicieron ya permanentes.
Pero ese es su juego, su forma de ser y estrategia.
Cuanto más discute y se enerva, mejor saca, mejor pega de derecha. Y aunque
Rafa rompió en el séptimo (3-4), Nick fue capaz de robar de nuevo el servicio
del español a continuación y ganar el suyo al siguiente para hacerse con el
segundo parcial, gritando como nunca su conocido “¡come on¡” (¡vamos¡).
A esas alturas, Kyrgios ya estaba en plena
efervescencia. Sus conversaciones y discusiones con el juez de silla, el
francés Damien Dumusois eran constantes en los intercambios. “No eres nadie.
Piensas que eres importante, pero no tienes ni idea de lo que está pasando.
Eres una vergüenza”, le dijo en un momento dado.
Estaba ya acelerado, y faltaba solo un golpe entre
las piernas, algo típico en su currículo, que llegó en el quinto juego del
tercer parcial, y algún arrebato de ira, como el pelotazo que envió al cuerpo
de Rafa en el noveno juego, con disculpa posterior, eso si.
Nadal mientras, mantenía la calma, solo rota cuando
ganó el noveno juego y rompió su silencio. ¡Vamos¡ gritó con rabia girándose
hacia el público.
En esta manga no había habido ni una sola bola de
rotura por ambas partes, y así se llegó al desempate. Con Nadal centrado y a lo
suyo, y haciendo un “ace” en el recorrido, el balear se colocó primero 5-2 y
luego 6-3. Kyrgios amenazó acercándose 6-4, pero Rafa conectó una gran derecha
y saltó después por los aires, levantando el puño para festejar su alegría por
haber ganado el tercer set.
El cuarto tuvo el mismo panorama. Ninguna
oportunidad de rotura, fuerzas niveladas y adrenalina al máximo. Resultado:
segundo desempate de la tarde, y de nuevo Nadal se hizo de acero.
Con seguridad en esos momentos clave, Rafa se colocó
3-0, y luego con 4-2 al cambio de pista. No hubo drama al final, un fallo de
Kyrgios dio un triunfo que sabe a gloria al español.
Nadal se enfrentará ahora con el francés Jo-Wilfried
Tsonga, dos veces semifinalista (2011 y 2012), acompañado en Wimbledon esta vez
por el técnico Thierry Ascione, en vez de Sergi Bruguera capitán del equipo
español de Copa Davis, y que derrotó al lituano Ricardas Berankis, por 7-6 (4),
6-3 y 6-3.
Con el canadiense Denis Shapovalov, el croata Marin
Cilic y el austríaco Dominic Thiem eliminados, Nadal solo tiene un jugador
situado entre los ‘top 20’ hasta los cuartos de final, el italiano Fabio
Fognini.
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