ESPAÑA SE CORONA EN CHINA TRAS APABULLAR A ARGENTINA
PEKÍN, China
(15 Septiembre 2019).- España volvió a proclamarse hoy en Pekín campeona del
mundo de baloncesto en una nueva exhibición defensiva que logró desactivar a la
armada argentina, a la que frenó en seco de principio a fin, dejándola con la
miel en los labios tras completar ambas un extraordinario torneo (75-95).
Trece años
después de su triunfo en el Mundial de Japón, se repitió la historia de aquella
final. Solo hubo un equipo sobre la pista, lo que tiene mucho mérito al tener
enfrente a un rival que metió miedo a todos sus oponentes, tumbó a Serbia y
Francia y llegó con Luis Scola y Facundo Campazzo en un estado de forma
superlativo.
Ahí estuvo
el mérito de los españoles. Secaron a las dos estrellas rivales, se
multiplicaron atrás y atacaron con la confianza de un equipo con más
experiencia en estas lides, en el que se notaba el trabajo previo de Sergio
Sariolo y su equipo.
De entrada,
el técnico italiano optó como ante Serbia por variar su equipo titular dando
entrada a Pierre Oriola en sustitución de Víctor Claver y con una función tan
clara como titánica: intentar frenar al hasta ahora intratable Luis Scola. Del
pívot catalán fue la primera canasta de la final.
Le siguió el
acierto desde media distancia de Ricky Rubio y un triple de Marc Gasol que, en
un momento, dieron a España las primeras ventajas de la tarde. Argentina no
estaba fina y empezaba a encadenar errores, lo que intentó frenar Sergio
Hernández con un tiempo muerto al verse 12-2 en contra en menos de tres
minutos.
La tela de
araña tejida por Scariolo empezaba a funcionar y la anticipación de sus hombres
les permitía robar balones y salir con velocidad. Además, el rebote era suyo y
seguía sin haber noticias de Scola. Una solitaria canasta de Nico Brussino era
el escaso botín argentino tras cuatro minutos y medio de juego.
El nuevo
escolta del Casademont Zaragoza era el único con las ideas claras en ataque y
suyos fueron los primeros siete puntos de una selección albiceleste que, ante
el repentino frenazo en la producción ofensiva de su rival, supo rehacerse y
encadenó un parcial de 8-0 que la metió de lleno en la final.
Casi cuatro
minutos de sequía española a punto estuvieron de costarle la renta que tanto le
había costado construir. La ventaja se quedó en un solo punto, aunque el equipo
europeo fue capaz de rehacerse y terminar el primer cuarto con un cómodo
colchón (23-14, minutos 10).
Argentina
subió la presión para intentar forzar errores y correr al contraataque, pero no
se encontraba nada cómoda. Los tiros no le entraban y España seguía a lo suyo.
Dos triples de Rudy subieron el 31-14 al marcador a los 13 minutos y Nico
Laprovittola se vio obligado a tomar las riendas para evitar el descalabro.
El base del
Real Madrid anotaba desde todas las posiciones y suponía un alivio momentáneo
para el maltrecho ataque de los de Sergio Hernández, que chocaban una y otra
vez con un muro en la pintura española, aunque se mantenían en el partido por
su calidad individual y el acierto de Laprovittola.
La mejor
noticia para España a esas alturas eran los cero puntos de Luis Scola y los
seis que sumaba Campazzo al descanso. Las dos principales amenazas
sudamericanas parecían desactivadas, aunque Pau Ribas y Ricky Rubio se fueron a
los vestuarios con tres faltas, el único alivio al que pudo asirse Argentina.
Como la
defensa le funcionaba como ante Italia y Serbia, España disfrutaba sobre el
parqué del Wukesong Sport Center, mientras que Argentina no encontraba su juego
y, huérfana de Scola y sin rebote (26-15), pasaba sus peores minutos del
campeonato (43-31, minutos 20).
Brazos en
jarra, Sergio Hernández seguía de pie y con gestos de desagrado la evolución
del partido. El tercer cuarto comenzó como terminó el anterior, con Scola fuera
y España creciendo en su baloncesto y sus posibilidades de triunfo.
Marc Gasol
taponaba atrás por partida doble y Ricky Rubio hacía lucirse a sus compañeros
con asistencias marca de la casa. También anotaba y un 2+1 suyo subió la máxima
ventaja hasta entonces (55-33 min 25).
Al verse
contra las cuerdas, Argentina tiró de raza. Dos rápidos triples de Gabriel Deck
y Campazzo no gustaron a Scariolo, que llamó a los suyos a capítulo, consciente
de que si se metían de lleno en el partido, el título podría peligrar.
Al fin, Luis
Scola, que llevaba una media de 19.3 puntos por partido en el torneo, pudo
estrenar su casillero con un par de tiros libres. Habían pasado 27 minutos y
las diferencias seguían rondando la veintena.
A los diez
minutos finales se llegó con el choque casi encarrilado para España y los
argentinos en busca de un milagro (66-49, min 30).
El último
cuarto empezó en la línea de los tres primeros, lo que no variaba el panorama
en el pabellón pequinés, hasta que, con casi todo perdido, Argentina apretó en
defensa y logró ponerse a doce puntos con siete minutos por delante.
La batalla
empezó a ganar la emoción de la que había carecido hasta entonces. Argentina no
daba su brazo a torcer y, a falta de Scola, tiró de Laprovittola, Deck y
Campazzo para reactivarse.
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