LA DOMINICANA ANA JULIA BUSCABA TAMBIÉN DINERO DE RECOMPENSA DEL NIÑO GABRIEL A QUIEN MATÓ, SEGÚN LA GUARDIA CIVIL


ALMERÍA (12 Septiembre 2019).- La Guardia Civil cree que Ana Julia Quezada, única acusada por la muerte de Gabriel Cruz, quiso cobrar la recompensa que los padres del niño ofrecían tras su desaparición, según ha declarado este jueves durante la vista oral contra ella el comandante Montero de la Unidad Central Operativa (UCO).

"Parece una persona a la que le gustaba el dinero" y, además del asesinato del niño, "no sabemos si buscaba cobrar un dinero. Es macabro pero parece que por ahí iba la cosa", ha declarado el comandante ante el jurado popular que enjuicia a la acusada, en una jornada en la que tras múltiples renuncias, han declarado en calidad de testigos-peritos 14 guardias civiles.

Éstas son las claves de la cuarta jornada del juicio contra Ana Julia Quezada por la muerte del niño Gabriel Cruz.

"LLEGAMOS A OÍRLE HABLAR MAL DE GABRIEL"

El capitán de la UCO de la Guardia Civil que interrogó a Ana Julia Quezada tras su arresto el 11 de marzo en el municipio de Vícar (Almería) cuando portaba el cadáver del niño Gabriel Cruz ha indicado que sí manifestó "su voluntad" de declarar y que afirmó que el menor "intentó agredirla" previamente, una "agresividad hacia ella" que ya mencionó durante los 11 días de búsqueda, informa Europa Press.

"En esos días llegamos a oírle hablar mal del niño. Fue una reacción de ella como mínimo chocante, ya que decía que la insultaba, que decía que era 'muy fea' y que una vez que se marchó a la República Dominicana le dijo que 'no quería que volviera'", ha asegurado el capitán al aludir a la versión que dio Ana Julia Quezada sobre por qué se produjo el crimen.

En su testifical, ha matizado que la procesada "nunca reconoció que fuera muerte dolosa, premeditada o cualquier episodio que pudiera ir en contra de ella" después de que la fiscal haya remarcado que se le había detenido "con el cuerpo".

"Ella sí que reitera que fue de forma accidental", ha concretado para, después, a preguntas de la acusación particular, precisar que "sí habló" con sus abogados "unos momentos antes" de que se le tomase declaración "porque ella así lo pidió".

Ha relatado que en su interrogatorio aseguró que el menor "intentó agredirla, que se defendió y que no calculó la presión que ejerció sobre la cara aunque no tiene mucho sentido tampoco lo que relata". Al hilo de esto, ha señalado que la versión que dio Ana Julia Quezada sobre por qué se produjo el crimen iba en la línea del "discurso" que había mantenido durante los 11 días de búsqueda y en los que "llegamos a oírle hablar mal del niño".

SOSPECHARON DE ANA JULIA PORQUE MENTÍA

El agente de la UCO que realizó el primer interrogatorio tras la detención y estuvo en contacto "desde un primer momento" con Ana Julia Quezada ha aportado un dato nuevo con respecto al momento en que las sospechas comenzaron a recaer sobre la entonces pareja sentimental del padre y ha indicado, a preguntas de la acusación particular, que la atención en esa "se fija desde el momento en el que se descarta al acosador de Patricia Ramírez porque ya estaba mintiendo a preguntas de personas y eso no tenía sentido".

Tras matizar que, en "ningún momento" se puede decir que hubo "colaboración por su parte", ha remarcado que, desde el "primer momento" en el que habló con ella en los primeros días desde la desaparición "ocultó ciertas verdades sobre su persona que nos despertaron extrañeza porque no tenía sentido que nos mintiera en ese momento".

Tampoco en esos días dio "explicaciones lógicas" al tiempo que había pasado en la finca de Rodalquilar el día en que murió Gabriel Cruz o lo que había ido a hacer a esa casa "cuando sabíamos por el movimiento de los repetidores de teléfono que había estado allí".

También a preguntas de la acusación particular, ha señalado que, del contenido de esa primera declaración no se desprendió ningún dato relevante para la investigación. "Era totalmente irrelevante, muchas de las cosas que decía carecían de sentido lógico", ha trasladado ante el jurado popular, ahondando en lo contestado a la fiscal Elena Fernández, a la que ha expresado: "Desde un primer momento" su versión "no nos cuadraba mucho con la secuencia que nosotros teníamos de lo que había pasado con respecto al homicidio".

ANA JULIA, AL SER DETENIDA: "YO QUIERO A GABRIEL"

"Ángel, te quiero mucho, yo quiero a Gabriel, mi perro está dentro (del coche)", afirmó Ana Julia Quezada en el momento de ser detenida y esposada. Así lo han manifestado dos guardias civiles de la UCO que realizaron un dispositivo de vigilancia, control, reportaje fotográfico y detención de la acusada, que han explicado que lo primero que manifestó Quezada cuando le leyeron sus derechos al ser arrestada fue simplemente: "Muy bien".

Dicho día, han añadido, la acusada de matar al niño Gabriel dejó a Ángel Cruz, padre del menor, en Las Negras, en Níjar (Almería), y después se fue en su vehículo a la finca de éste en Rodalquilar, también en Níjar, en donde estaba enterrado el niño.

Al llegar allí intentó abrir la finca varias veces sin conseguirlo, realizó una llamada y, tras permanecer unos minutos jugando con su perro, accedió a la zona de la alberca en la que había enterrado al niño, estuvo unos instantes agachada y levantó el cuerpo, trasladándolo "acunado en brazos" hasta el coche.

"El cuerpo se le escurre y es cuando lo vemos bien", han señalado. A partir de entonces es cuando la acusada inició un itinerario "ilógico" hacia Vícar hasta que fue interceptada antes de que entrara en el garaje de la vivienda de Quezada. "Se detiene el coche, se indica que pare el motor y entonces frena y se le indica que abra el maletero, con lo que se confirma que ahí está el niño"

Los agentes confirmaron que el cuerpo del niño de 8 años estaba en el maletero envuelto en una toalla y que tenía arena, igual que la que Quezada tenía en sus manos y su sudadera.

EL HACHA ESTABA "COMO ESCONDIDA"

Con respecto a la inspección ocular realizada en la finca de Rodalquilar donde se produjo el crimen y donde sepultó al menor durante once días, el agente de la UCO ha indicado que "llamó la atención" de los investigadores que el hacha aportada como prueba de cargo "no estaba en un lugar visible" y que estaba "como escondida, no en la escena principal de los hechos, por lo que pensamos que podía haber sido arrojada desde una casa a otra".

LOS PERROS MARCARON UNA FREGONA

Junto al capitán de la UCO ha prestado testifical-pericial un agente del Servicio Cinológico de la Guardia Civil, quien ha precisado que, en la finca de Rodalquilar, el perro marcó por presencia de restos biológicos "un cubo de fregona, la propia fregona y un punto en el suelo" de la sala en la que se habían producido los hechos. En el exterior, dos perros marcaron el mismo punto en la pasarela de madera que rodea la alberca a cuyos pies sepultó el cadáver".

LA ROPA DE GABRIEL, EN UN CONTENEDOR DE VIDRIO

Los agentes que participaron en la investigación también han explicado el seguimiento que se realizó a Quezada el 5 de marzo cuando se desplazó en el coche de Ángel Cruz hasta el barrio almeriense de Retamar, después de que anunciara que iba a tomar un café con una familiar en Campohermoso, y diera "vueltas sin sentido" por el barrio almeriense antes de regresar "a gran velocidad" hasta Níjar. Este aspecto levantó nuevas sospechas entre los agentes porque "había mentido a la familia".

"Posteriormente supimos que fue a deshacerse de la ropa y la encontramos en un contenedor de vidrio", ha detallado el agente, quien ha explicado que, tras la declaración en la Comandancia de la sospechosa, se solicitó la colaboración de la empresa de recogida de vidrio para inspeccionar los contenedores del barrio y encontrar las prendas, lo que supuso una búsqueda de más de dos horas hasta dar con el pantalón de chándal, la chaqueta roja, la camiseta blanca y las zapatillas de Gabriel.

Los investigadores reprodujeron el itinerario realizado por Quezada y marcado por los repetidores del teléfono que llevaba para tratar de determinar si había contado con colaboradores o había concertado alguna entrevista durante su recorrido. Igualmente, han negado que la acusada especificara el lugar en el que arrojó las ropas, que no desaparecieron porque la actividad de recogida se hacía por entonces "cada 30 días".

FROTÓ LA CAMISETA PARA PROVOCAR UNA MANCHA

Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del niño Gabriel Cruz, frotó la camiseta del pequeño que simuló haber encontrado en una batida contra el suelo para "provocar" una mancha de barro, según la Guardia Civil para aparentar que había estado bajo la lluvia, debido al mal clima que hubo en la zona durante las jornadas de búsqueda.

"Cuando llego, la camiseta estaba como extendida, bastante visible desde un punto elevado. Creemos que la camiseta se apelmazó y se frotó con el suelo para provocar esa mancha", ha dicho uno de los agentes que realizó la inspección ocular en el lugar en el que apareció, en el barranco de las Águilas, informa Efe.

Ha dicho que a su llegada se encontró al padre del menor junto a dos personas, pero no con Quezada a pesar de que le habían comunicado que debía estar allí. El progenitor le dijo que habían tocado la camiseta para ver si era de Gabriel pero que la habían dejado en la misma posición y que la levantó para ver si tenía sangre, porque en la cara visible sólo había una mancha de barro.

La acusación ha preguntado si podría haber llevado la acusada la camiseta arrugada y luego haberla pasado por el barro y extenderla para dar la sensación de que había estado arrugada, a lo que otro agente que participó en esta inspección ha respondido: "Creemos que la mancha era compatible con un roce deliberado".

GABRIEL DEBÍA TOMAR EL CAMINO OPUESTO

Otros dos agentes, que realizaron un reportaje fotográfico del camino que salía de la casa de la abuela de Gabriel en Las Hortichuelas Bajas, de la que salió Gabriel antes de su desaparición, han indicado que éste debía tomar el camino opuesto al que se dirigía a la finca en la que murió para dirigirse a la casa de sus primos a jugar.

También han precisado que la escasa altura del muro de la casa de la abuela permitía que cualquiera pudiera observar lo que pasaba en el camino porque había una "visibilidad perfecta".

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