LA GUARDIA CIVIL DESMONTA EL ARREPENTIMIENTO Y EL INTENTO DE SUICIDIO DE LA DOMINICANA ANA JULIA
ALMERÍA, España
(11 Septiembre 2019).- El juicio contra Ana Julia Quezada avanzó este miércoles
en el relato de los mandos de la Guardia Civil que dirigieron la investigación
por la desaparición de Gabriel, el 27 febrero del 2018. De sus declaraciones
destacaron dos momentos, cuando aseguraron que en los doce días de búsqueda
desde la desaparición del niño no observaron en la acusada ni un ápice de
arrepentimiento por lo que había hecho. Esa afirmación desmontaba el argumento
que dio la mujer durante su interrogatorio cuando aseguró que durante los días
siguientes al crimen sólo deseaba ser descubierta y detenida por la Guardia
Civil.
También
desmontaron los investigadores que la mujer acudiera el 11 de marzo a la
vivienda de Vícar, con el cadáver del niño en el maletero del coche, con la
intención de suicidarse ante el peso de la mala conciencia. Al contrario, tanto
el sargento como el teniente de la comandancia de la Guardia Civil de Almería
aseguraron que el único fin de sacar el cadáver del cortijo familiar de
Rodalquilar era que el agujero que había cavado era demasiado pequeño, estaba
demasiado expuesto a animales y alimañas y no lo movió antes ante la magnitud
de los operativos de búsqueda. Además, ni en su bolso ni en el piso de Vícar se
localizó medicamento suficiente para ejecutar un suicidio, como ella dijo.
Además, la
investigada no sólo no coopero con los investigadores ni les dejó pistas para
que se fijaran en ella, sino que desde le primer momento señaló a Sergio, su
anterior pareja, para despistar a los investigadores. También destacaron como
Patricia Ramírez, la madre de Gabriel, compartió con los guardias civiles sus
sospechas hacia Ana Julia desde el momento en el que ésta encontró la camiseta
de su hija.
Sin embargo,
a pesar de que desde el día 3 que se produce el sospechoso hallazgo de la
camiseta del niño, la Guardia Civil no inspeccionó con intensidad la finca del
Rodalquilar, pese a que a ella acudió Ana Julia prácticamente todos los días.
Tanto el teniente como el sargento aseguraron que no fueron porque “no tenía
sentido mirar” donde estaba la familia, como tampoco inspeccionar la casa de la
abuela en las Hortichuelas, y porque “buscábamos al niño con vida, convencidos
de que el móvil podría ser el del secuestro”.
Por MAYKA NAVARRO/La Vanguardia
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