MELBOURNE, Australia (1 Febrero 2020).- En 2005 Kim
Clijster caminaba de la mano con Sofia Kenin, una niña de seis años, por las
instalacione del del Masters 1.000 de Miami. En ese entonces, una de las
mejores tenistas el circuito lleva a la pequeña a los camerinos, a la sala de
prensa, le explica lo que hacen con los periodistas y le presenta a Andy
Roddick. “¿Quieres ser tenista?”, le pregunta el estadounidense a Sofia que
asiente con la cabeza.
Este sábado, 15 años después de ese suceso, quizá el
más importante en ese momento para Kenin, la norteamérica logró el primer paso
de su carrera: ganó el Abierto de Australia. Ahora con 21 años, pero con la
misma sonrisa de siempre, Kenin superó en la final a Garbiñe Muguruza y se
quedó con el trofeo del primer Grand Slam de la temporada.
“Todavía no creo lo que está pasando”, dijo tras
imponerse con parciales de 4-6, 6-2 y 6-2 en dos horas y tres minutos de
partido. Sofia, que empezó un poco nerviosa, tomó la iniciativa en los dos
siguientes capítulos, mandó a la española para atrás y con su potente derecha
empezó a dominar el juego.
A pesar de tener menos tiros ganadores que su rival
(28 contra 32), Kenin falló menos, varió muy bien las alturas y no permitió que
Muguruza pegara cómoda, que se sintiera a gusto con la pelota.
Tras este resultado, la estadounidense, la sorpresa
en Melbourne, aparecerá a partir de este lunes como la número siete del
escalafón de la WTA, la mejor ranqueada de su país, un sueño que apenas
comienza, pero que se empezó a forjar por allá en 2005.
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