VEINTIDOS AÑOS HAN TRANSCURRIDO DE LA ENTREGA DEL GENERAL PANAMEÑO MANUEL ANTONIO NORIEGA A LOS ESTADOS UNIDOS
La decisión de Noriega fue tomada después de que decenas de miles de personas se manifestaron a media tarde del día anterior ante la nunciatura en Panamá para exigir su salida de la Embajada. Poco antes, el ministro de Asuntos Exteriores, Julio Linares, había anunciado que su Gobierno no preveía una acción militar para capturar al ex hombre fuerte del país de] Canal. Era, según todos los indicios, un intento de aplacar la fiebre linchadora contra el general, surgida en las horas previas a la manifestación. Finalmente, el acto multitudinario se desarrolló sin incidentes y Noriega terminó por entregarse.
En ese entonces el presidente norteamericano, George
Bush, anunció personalmente ante las cámaras de televisión que el general
panameño se habla entregado a la justicia estadounidense, que le reclama para
ser procesado por su vinculación al narcotráfico.
Bush afirmó que el 20 de diciembre las tropas
norteamericanas invadieron, Panamá para proteger vidas , el canal, restaurar la
democracia y poner al general Manuel Antonio Noriega ante la justicia.
"Todos esos objetivos se han cumplido", dijo el presidente. La nunciatura emitió un comunicado en el que se informaba que a las 20.50 hora local (2,50 hora peninsular española) el militar, que se había refugiado en esa sede diplomática el pasado día 24, tomó la decisión de "dejar por su espontánea voluntad la residencia de la representación pontificia para presentarse al comando de las fuerzas armadas norteamericanas de estancia alrededor de la misión diplomática".
Nada más entregarse a los soldados estadounidenses, Noriega fue detenido por agentes de la Administración Antidroga de EE UU (DEA). De inmediato fue introducido en un avión de las fuerzas aéreas estadounidenses C-130 con destino a la base aérea (le Howard, cercana a Miami (Florida).
El presidente Bush, que no admitió preguntas de los periodistas durante su comparecencia ante la Prensa, agradeció al nuncio de Panama, José Sebastián Laboa, la forma en que ha llevado a cabo las conversaciones y prometió que Noriega tendrá un "juicio justo".
La población había demostrado horas antes, a través de la manifestación masiva y festiva, que quería deshacerse de Noriega sin consideraciones sobre el derecho de asilo ni escrúpulos sobre la legitimidad de una fuerza de ocupación, a la que ayer aplaudió a rabiar. La convocatoria de la Cruzada Civilista consiguió que se formase una de las mayores concentraciones de los últimos años en Panamá, como forma de presión sobre el Papa, que se negaba a, entregar a Noriega a Washington.
La nueva Fuerza Pública Panameña reforzó ayer la protección de la nunciatura, mientras el presidente, Guillermo Endara, anunciaba la dimisión del coronel Roberto Armijo, jefe de este cuerpo militar.
La Fuerza Pública sustituyó a las disueltas Fuerzas de Defensa, que encabezaba Noriega. Catorce días ha durado en su puesto Armijo, a quien releva el coronel Eduardo Herrera, que estuvo exiliado en EE UU.
Aunque no se ha facilitado explicación oficial del cambio, se especula con que la razón haya sido la resistencia de Armijo a la exagerada influencia norteamericana en la recomposición de las fuerzas armadas panameñas.
El Gobierno de Guillermo Endara amenazó con romper
relaciones diplomáticas con Cuba y Nicaragua si no reconocen inmediatamente a
los nuevos dirigentes.
Noticia elaborada con datos EL PAÍS
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