CIUDAD DEL VATICANO (11 Mayo 2021).- “Fidelidad al pasado y la responsabilidad por el presente” son “las condiciones indispensables para que la Iglesia pueda llevar a cabo su misión en el mundo”: así lo escribe el Papa Francisco en el Motu proprio Antiquum ministerium – firmado ayer, 10 de mayo, memoria litúrgica de San Juan de Ávila, presbítero y Doctor de la Iglesia – con el que instituye el ministerio laical de catequista.
En el contexto de la evangelización en el mundo contemporáneo y ante “la imposición de una cultura globalizada”, de hecho, “es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas que, en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis”. No sólo: el Pontífice subraya la importancia de “auténtico encuentro con las jóvenes generaciones”, así como “la exigencia de metodologías e instrumentos creativos que hagan coherente el anuncio del Evangelio con la transformación misionera que la Iglesia ha emprendido”.
Un
ministerio nuevo, pero con orígenes antiguos
El nuevo ministerio tiene orígenes muy antiguos que se
remontan al Nuevo Testamento: de forma germinal, se menciona, por ejemplo, en
el Evangelio de Lucas y en las Cartas del Apóstol San Pablo a los Corintios y a
los Gálatas. Pero “toda la historia de la evangelización en estos dos
milenios”, escribe el Papa, “muestra con gran evidencia lo eficaz que ha sido
la misión de los catequistas”, que han conseguido que “la fe fuese un apoyo
válido para la existencia personal de cada ser humano”, llegando a “dar incluso
la vida” por este fin.
Desde el Concilio Vaticano II, pues, se ha tomado
conciencia de que “la tarea del catequista es de suma importancia”, además de
necesaria para el “desarrollo de la comunidad cristiana”. Todavía hoy, continúa
el Motu Proprio, “muchos catequistas capaces y tenaces” desempeñan una “misión
insustituible en la transmisión y profundización de la fe”, mientras que una
“larga fila” de beatos, santos y mártires catequistas “han marcado la misión de
la Iglesia”, constituyendo “una fuente fecunda para toda la historia de la
espiritualidad cristiana”.
Transformar
la sociedad a través de los valores cristianos
Por ello, sin restar importancia a la “misión propia
del Obispo, que es el primer catequista de su Diócesis”, ni a la “peculiar
responsabilidad de los padres” en cuanto a la formación cristiana de sus hijos,
el Papa exhorta a valorar a los laicos que colaboran en el servicio de la
catequesis, saliendo al encuentro de "los muchos que esperan conocer la
belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana." Corresponde a los
pastores – subraya además Francisco – reconocer “los ministerios laicales
capaces de contribuir a la transformación de la sociedad mediante ‘la
penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y
económico’”.
Evitar
las formas de clericalización
Testigo de la fe, maestro, mistagogo, compañero y
pedagogo, el catequista – explica el Pontífice – está llamado a ponerse al servicio pastoral
de la transmisión de la fe desde el primer anuncio hasta la preparación para
los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente. Pero
todo esto sólo es posible “a través de la oración, el estudio y la
participación directa en la vida de la comunidad”, para que la identidad del
catequista se desarrolle con “coherencia y responsabilidad”. Recibir el ministerio laical del catequista,
de hecho, “da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado”.
Debe realizarse – recomienda Francisco – “de forma plenamente secular, sin caer
en ninguna expresión de clericalización”.
La
Congregación para el Culto Divino publicará el Rito de Institución
El ministerio laical de catequista tiene también “un
fuerte valor vocacional” porque “es un servicio estable prestado a la Iglesia
local” que requiere “el debido discernimiento por parte del Obispo” y un Rito
de Institución especial que la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos publicará próximamente. Al mismo tiempo – señala
el Pontífice – los catequistas deben ser hombres y mujeres “de profunda fe y
madurez humana”; deben participar activamente en la vida de la comunidad cristiana;
deben ser capaces de “hospitalidad, generosidad y vida de comunión
fraterna"; deben formarse desde el punto de vista bíblico, teológico,
pastoral y pedagógico; deben tener una experiencia previa madura de catequesis;
deben colaborar fielmente con los presbíteros y diáconos, y "estar
animados por un verdadero entusiasmo apostólico”.
La
invitación del Papa a las Conferencias episcopales
Por último, el Papa invita a las Conferencias
Episcopales a “hacer efectivo el ministerio del catequista" estableciendo
el proceso formativo y los criterios normativos necesarios para acceder a él,
de forma coherente y en conformidad con el Motu proprio que puede ser acogido
también, "en base a su derecho propio", por las Iglesias orientales”.
Por ISABELLA
PIRO/Vatican News
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