ANTONIO IMBERT BARRERAS PARTICIPÓ EN GOLPE DE ESTADO CONTRA EL PRESIDENTE JUAN BOSCH
CIUDAD DE MÉXICO (6 Junio 2021).- El general Antonio Imbert Barrera, quien fue presidente de la República Dominicana y era el último superviviente de los participantes en la conspiración que terminó en el asesinato de Rafael Trujillo, dictador del país durante décadas, falleció el 31 de mayo en su casa en Santo Domingo. Tenía 95 años.
La causa fue una neumonía que se complicó, según su
sobrina Carmen Imbert Brugal.
El presidente Danilo Medina decretó tres días de luto
nacional en honor al general, considerado un héroe por el asesinato. También
reconoció “su conducta valiente en planear la muerte del tirano Rafael Leónidas
Trujillo Molina el glorioso 30 de mayo de 1961, abriendo las puertas a la
democracia”.
Este
artículo fue publicado por el reputado medio New York Times el 9 de junio del
2016 y AlternativasNoticiosas.com por ser interés lo reproduce cinco años después.
Imbert fue empresario. Provenía de una familia de
renombre en Puerto Plata, al norte del país, y tuvo puestos importantes durante
el gobierno de Trujillo. En 1956, su hermano, Segundo, terminó en prisión tras
una redada contra enemigos del dictador. Fue cuando cambió de bando.
“El único modo de librarse de él era matándolo”, dijo
Imbert a la BBC en 2011.
Imbert se sumó a la conspiración cuando ya estaba
planeada, según Bernard Diederich, que escribió un libro sobre el asesinato en
1978, The Death of the Dictator. En el plan participaron 14 personas, según la
sobrina de Imbert.
La noche del 30 de mayo de 1961, Trujllo dejó la
capital en un Chevrolet Bel Air azul claro. Conducía su chofer y se supone que
iba a verse con su amante cerca de la ciudad de San Cristóbal. Siete de los
conspiradores, que conocían la ruta de antemano, se dividieron en tres autos
que estacionaron a lo largo de la ruta costera que lleva a San Cristóbal.
Imbert conducía uno de los autos con tres de sus
socios. Cuando el Bel Air del dictador los rebasó, Imbert lo persiguió. Sus
cómplices abrieron fuego con ametralladoras, quebraron así el cristal trasero e
hirieron a Trujillo, según le contó dos días después el chofer a Diederich.
Trujillo le pidió que detuviera el vehículo y salió.
Se defendió con un revólver calibre 38 mientras “le caía la sangre por la
espalda”, según recordó el conductor, el capitán Zacarías de la Cruz. El
conductor también respondió al fuego con las armas que llevaba.
Imbert y sus acompañantes salieron del vehículo y se
cubrieron, según publicó The New York Times en 1965.
“Avanzamos los cuatro, arrastrándonos”, citaba el
diario. “Trujillo estaba de pie delante del auto, gritaba, asustando, imagino.
Estaba herido de bala en el hombro izquierdo”.
“Estaba en el suelo, a pocos metros de él”, dijo
Imbert. “Apunté mi revólver y disparé dos veces. Una bala le dio en la
barbilla. Se cayó de espaldas, debió morir inmediatamente. No se movió más”.
Los atacantes se llevaron el cuerpo de Trujillo. Al
conductor, que recibió siete disparos, lo dieron por muerto. Cuando recobró la
conciencia, estaba solo.
“Encontré la gorra militar del Generalísimo junto a
mí, en el césped”, dijo el conductor a Diederich. “Brillaba la luna. La noche
era clara”.
Los días que siguieron, el hijo de Trujillo, Ramfis,
asumió el mando del país y todos los conspiradores excepto dos fueron
asesinados. Solo Imbert y Luis Amiama Tió lograron escapar.
El cónsul honorario de Italia, Francisco Rainieri,
amigo cercano, le dio refugio en la embajada. Salió de su escondite en 1961.
Imbert y Amiana fueron declarados héroes nacionales.
Nombraron general a Imbert en agradecimiento por su participación en el
magnicidio.
En el lugar se erige un monumento en su honor.
Antonio Cosme Imbert Barrera nació en Puerto Plata el
3 de diciembre de 1920. Fue el tercero de los cuatro hijos de Segundo Manuel
Imbert Mesnier, contable y político, y María Consuelo de la Barrera Steinkopf,
ama de casa.
Imbert, que creció en Puerto Plata, se hizo piloto.
Nunca fue a la universidad y desempeñó varios trabajos entre los que estuvo el
de administrador de una planta de cemento y encargado de una fábrica de
productos cítricos antes de convertirse en gobernador y en director de la Lotería Nacional.
En enero de 1962, después de salir de su escondite,
formó parte de una junta de siete miembros que gobernó el país hasta 1963.
Después participó en un golpe contra el presidente Juan Bosch y tras su
derrocamiento, Imbert formó parte de una junta militar que dirigió el país. Fue
nombrado presidente en 1965, un puesto en el que estuvo cinco meses.
Los años que siguieron al asesinato, Imbert vivió bajo
amenazas constantes de los simpatizantes del dictador y requirió de
guardaespaldas. En 1967 trataron de asesinarlo y no lo consiguieron. Regresó a
un alto cargo en el gobierno en 1986 al convertirse en ministro de Defensa del
gobierno de Joaquín Balaguer.
La primera esposa de Imbert, Guarina Tesón, murió en
un accidente de avión en el que también fallecieron su hija, Leslie, y su
hermana, Aída. Uno de sus hijos murió por complicaciones derivadas de la
diabetes.
Le sobreviven su esposa, Giralda Busto, y sus hijos Antonio,
que fue comandante de la policía, y Óscar. Un sobrino, al que adoptó, 31 nietos
y siete bisnietos.
Durante años, Imbert recordó su papel en el asesinato
de Trujillo con una celebración privada. Cada 30 de mayo se ponía los zapatos
cafés y el reloj que llevaba la noche que asesinó a Trujillo.
Por KIK SEMPLE/New
York Times
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