DOS MIL 500 PERSONAS AYUDADAS A SALIRE DE LA POBREZA Y SOLEDAD CON EL FONDO DEL PAPA FRANCISCO
CIUDAD DEL VATICANO (5 Agosto 2021).- El objetivo, basado en la intuición y las indicaciones del Papa, era ayudar a quienes "lo han perdido todo" a causa de la COVID a obtener subsidios, ayudas a la subsistencia y a reintegrarse en el mundo laboral.
Pero el "efecto colateral" ha sido un
trabajo capilar de escucha y cercanía, por parte de la Iglesia, pero también de
las instituciones, para sacar a muchas personas del abismo de soledad al que el
encierro y otras medidas restrictivas les han llevado.
Y tal vez éste sea el primer y más importante
resultado del "Fondo Gesù Divino Lavoratore" (Fondo Jesús Divino
Trabajador), una iniciativa querida por el Pontífice para apoyar a todos los
afectados por la crisis económica causada por la pandemia.
Los resultados, un año después de su puesta en marcha,
han sido presentados esta mañana en una conferencia en el Salón de los
Emperadores del Vicariato de Roma, por el vice regente el arzobispo Gianpiero
Palmieri, la alcaldesa Virginia Raggi y el presidente de la Región del Lacio
Nicola Zingaretti, introducidos por monseñor Benoni Ambarus, conocido por todos
como "Don Ben", el apreciado ex director de la Cáritas diocesana, que
habló de una "hermosa aventura", signo de "profecía" y
"testimonio".
Palmieri:
solidaridad contra el egoísmo
La Región del Lacio y Roma Capitale se han unido al
proyecto del Papa y han formado la Alianza por Roma. El primer millón de euros
fue asignado por Francisco, luego la Región y el Campidoglio aportaron 500.000
euros. Con el tiempo, empresas y ciudadanos particulares también han
contribuido con donaciones que ascienden a 201.000 euros. Esta generosidad ha
beneficiado a más de 2.500 personas, de las 920 solicitudes presentadas.
Monseñor Palmieri dijo que la iniciativa fue "un ancla de salvación y de
esperanza": "Con este proyecto hemos intentado, cada uno a su manera
y con sus propias habilidades, contrarrestar la tendencia al egoísmo ayudando a
los demás".
Raggi:
no permitir que la usura y el crimen ofrezcan respuestas
La alcaldesa Raggi, por su parte, lo calificó de
"ejemplo de resiliencia": "Al inventar esta herramienta, gracias
a una intuición del Santo Padre, en equipo creamos un colchón, un paracaídas,
para reaccionar ante un choque inesperado. Hemos sido resilientes y logramos
apoyar a nuestra comunidad". Raggi volvió la mirada al pasado, a la larga
historia de "solidaridad" y "generosidad" que ha
distinguido a Roma desde la antigüedad, y luego dirigió su mirada al futuro,
instando a continuar por este camino de solidaridad porque "los efectos de
la pandemia no han terminado": "Debemos pensar que esta fotografía no
es una instantánea sino un hecho estructural". "Cuando decimos que
nadie debe quedarse atrás, significa que tenemos que inventar proyectos para
llegar a los últimos", dijo la primera ciudadana, informando que Roma
Capitale ha abierto un fondo de microcréditos de 3 millones, para
intervenciones inmediatas como el pago de alquileres y facturas o para las
actividades de los pequeños empresarios. También es una forma de evitar que muchos
ciudadanos caigan en el "abismo" de la usura y la delincuencia, que
"llegan rápido", a menudo más rápido que las propias instituciones.
"Necesitamos herramientas rápidas porque tenemos que estar del lado de la
gente honesta", dijo Raggi. "Tenemos que llegar a los que todavía hoy
no han tenido fuerzas para pedir ayuda. No podemos permitir que la delincuencia
dé respuestas".
Zingaretti:
la soledad mata a la gente
Para llegar a esas zonas sociales
"invisibles", intentamos llegar lo más posible a los cinco cuadrantes
de Roma, con la participación de más de 400 voluntarios, que trabajan en 75
puestos territoriales distribuidos por toda la capital. "Esta
meticulosidad y atención a la escucha marcaron la diferencia en este tipo de
intervención. Sabemos cuántas personas están hospitalizadas, cuántos pacientes
están en cuidados intensivos, pero poco sabemos de las muchas personas que han
experimentado un alejamiento de la vida social y productiva, de la vida
emocional, familiar y comunitaria. El virus mata el cuerpo, pero la soledad
también mata'.
El bien de la persona ha sido y seguirá siendo el
objetivo "primordial y precioso" de la Alianza por Roma, que además
de los vales de compra, los paquetes de alimentos y los fondos contra la usura,
apunta al "valor agregado de la presencia para tomar de la mano a las
personas solas y devolverles la plena ciudadanía", aseguró el Presidente
de la Región del Lacio. Y pidió un mayor esfuerzo de cara al Jubileo de 2025:
"Roma jubilar no puede acoger a peregrinos de todo el mundo con estos
índices de pobreza y malestar".
Caminar
con los propios pies
"Uno de los mayores problemas de nuestra ciudad
-confirmó el arzobispo Palmieri a este respecto- es la precariedad laboral: hay
demasiadas personas que son explotadas en el trabajo y que tienen que
conformarse con algún apaño para ganarse el pan. No debemos cultivar el trabajo
poco transparente y mal pagado. Como sociedad y como Iglesia podemos influir y
hacer pequeños gestos de esperanza. Nadie es tan pobre como para no poder hacer
nada". Lo importante, añadió el vicegerente, "es no confundir la
caridad con la limosna. Los pobres no necesitan monedas de los que nos sobra,
sino de no sentirse una carga para la sociedad".
Por ello, las diversas actividades del Fondo han
promovido también prácticas y los cursos de acompañamiento para que los
beneficiarios no sólo sean receptores de ayuda, sino que puedan empezar a
caminar por su cuenta: "El proyecto no es un pastel que se reparte, sino
una levadura que se pone en la masa para que crezca", dijo Massimo Pasquo,
responsable de "Alleanza per Roma", utilizando una metáfora.
"Don
Ben": alabamos la fuerza de las mujeres
Finalmente, Monseñor Ambarus, concluyendo la
presentación, alabó la fuerza de todas las mujeres que, en el peor momento de
la pandemia, fueron las primeras en poner la cara para ayudar a las familias.
"¡Qué gran fuerza revelaron las mujeres durante este período! Vimos a
madres que, para cuidar a sus hijos, hacían fila en los emporios, aun a costa
de estar con la mirada baja por la vergüenza. Pero estaban allí para defender
el sistema familiar. La verdadera fuerza de las familias no son los ingresos, a
menudo de los hombres, sino la fuerza moral de las mujeres".
Por SALVATORE
CERNUZIO/Vatican News
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