"CRISTIANOS Y JUDÍOS, CONSTRUYAMOS JUNTOS LA PAZ", EL LLAMADO DEL PAPA EN BUDAPEST
BUDAPEST (12 Septiembre 2021).- El domingo 12 de septiembre, el Papa Francisco inició su Viaje Apostólico a Budapest (capital de Hungría) con motivo de la Misa de clausura del 52° Congreso Eucarístico Internacional y también a Eslovaquia, que se desarrolla del 12 al 15 de septiembre.
Alrededor de las 10 de la mañana (hora local) y tras
haber saludado a las autoridades húngaras y a los obispos del país, el Santo
Padre participó del encuentro con el Consejo Ecuménico de las Iglesias y los
representantes de la Comunidad judía, como signo de unidad, organizado en el
Museo de Bellas Artes de Budapest.
En su discurso el Pontífice agradeció las palabras de
bienvenida y los alentó a seguir trabajando juntos en la caridad, unos con
otros:
“Los veo a ustedes, hermanos en la fe de Cristo, y
bendigo el camino de comunión que llevan adelante. Los veo a ustedes, hermanos
en la fe de Abrahán nuestro padre, y aprecio mucho el compromiso que han
mostrado para derribar los muros de separación del pasado. Ustedes, judíos y
cristianos, desean ver en el otro ya no un extraño, sino un amigo; ya no un
adversario, sino un hermano”
Por otro lado, el Papa hizo hincapié en que
"quien sigue a Dios está llamado a dejar atrás" varios aspectos de la
vida:
“No es casualidad que todos los que en la Escritura
están llamados a seguir de un modo especial al Señor siempre tengan que salir,
caminar, llegar a tierras inexploradas y a espacios desconocidos. Pensemos en
Abrahán, que dejó casa, parientes y patria. A nosotros, cristianos y judíos, se
nos pide que dejemos atrás las incomprensiones del pasado, las pretensiones de
tener razón y de culpar a los demás, para ponernos en camino hacia su promesa
de paz, porque Dios tiene siempre planes de paz, nunca de aflicción”
Retomando la evocadora imagen del Puente de las
Cadenas, que une las dos partes de la ciudad de Budapest, Francisco dijo que
este "no las funde en una, pero las mantiene unidas" y que así deben
ser los vínculos entre judíos y cristianos, dejando atrás el pasado y sus
dolores:
“Cada vez que se ha tenido la tentación de absorber al
otro no se ha construido, sino que se ha destruido; lo mismo cuando se ha
querido marginarlo en un gueto, en vez de integrarlo. ¡Cuántas veces ha
ocurrido esto en la historia! Debemos estar atentos y rezar para que no se
repita”
En este contexto, el Pontífice animó a todos a
comprometerse y a promover juntos "una educación para la
fraternidad", para que los brotes de odio que quieren destruirla no
prevalezcan:
“Pienso en la amenaza del antisemitismo, que todavía
serpentea en Europa y en otros lugares. Es una mecha que hay que apagar y la
mejor forma de desactivarla es trabajar en positivo juntos, es promover la
fraternidad. El Puente nos sigue sirviendo de ejemplo, está sostenido por
grandes cadenas, formadas por muchos eslabones. Nosotros somos estos eslabones
y cada eslabón es fundamental, por eso no podemos seguir viviendo en la
sospecha y en la ignorancia, distantes y divididos”
Asimismo, el Papa citó en su alocución a una de las
tantas "figuras de amigos de Dios que han irradiado su luz en las noches
del mundo", como lo fue para Hungría el gran poeta Miklós Radnóti,
"cuya brillante carrera fue truncada por el odio ciego de quienes, sólo
porque era de origen judío, primero le impidieron ejercer la docencia y luego
lo arrancaron de su familia".
Francisco recordó que a pesar de estar encerrado en un
campo de concentración, "en el abismo más oscuro y depravado de la
humanidad"; Radnóti siguió escribiendo poesías hasta su muerte, tal como
lo refleja su obra, el Cuaderno de Bor, el único poemario que ha sobrevivido a
la Shoah.
“En él, el autor da testimonio de la fuerza de creer
en el calor del amor en medio del hielo del lager y de iluminar la oscuridad
del odio con la luz de la fe, planteando una pregunta que hoy todavía resuena
para nosotros: Y tú, ¿cómo vives? ¿Encuentra eco tu voz en este tiempo?”
El Santo Padre subrayó que al igual que escribió el
poeta Radnóti, «Soy también yo una raíz ahora… Fui una flor, me he convertido
en una raíz», igualmente nosotros estamos llamados a convertirnos en raíces,
haciendo fructificar la Palabra de Dios en la tierra:
"Sólo si estamos profundamente arraigados
podremos alcanzar la cima. Enraizados en la escucha del Altísimo y de los
demás, ayudaremos a nuestros contemporáneos a acogerse y amarse. Solamente si
somos raíces de paz y brotes de unidad seremos creíbles a los ojos del mundo,
que nos mira con la nostalgia de que florezca la esperanza. Gracias, y buen
camino", concluyó Francisco.
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