EL PAPA: LA CRISIS PANDÉMICA HA HECHO RESONAR EL CLAMOR DE LA TIERRA Y DE LOS POBRES
CIUDAD DEL VATICANO (27 Septiembre 2021).- El Papa recordó a los participantes en la Asamblea plenaria de la Pontificia Academia para la vida que estos dos años de pandemia nos han “desgastado” y ya casi no se quiere hablar más de ello, sin embargo, les dijo que es imprescindible reflexionar con calma y “examinar en profundidad lo que ha ocurrido y ver el camino hacia un futuro mejor para todos”.
El Papa Francisco, al dirigirse a los participantes en
la plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, les recordó que la crisis
provocada por la pandemia, ha hecho resonar con más fuerza "tanto el
clamor de la tierra como el clamor de los pobres" (Laudato si', 49). Y no podemos ser sordos a este doble grito,
dijo, debemos escucharlo bien. Ante la crisis que estamos viviendo el Pontífice
sugirió que no debemos desperdiciar la oportunidad de “escuchar atentamente la
situación, para poder favorecer una verdadera conversión y llegar a decisiones
concretas para salir mejores de la crisis”.
La
interpendencia entre la familia humana y la Casa Común
Tras recordar que el horizonte de la salud pública,
permite enfocar aspectos importantes para la convivencia de la familia humana y
para el fortalecimiento de un tejido de amistad social, el Papa señaló además
que la crisis pandémica ha puesto de manifiesto la profunda interdependencia
entre nosotros y entre la familia humana y la casa común. Sin embargo, afirmó que las sociedades
especialmente las de Occidente, “han tendido a olvidar esta interconexión. Y
las amargas consecuencias están ante nuestros ojos”. Por lo tanto, el Papa
pidió con urgencia que se invierta en “esta tendencia perjudicial en este
periodo de transición, y esto puede hacerse mediante una sinergia de
disciplinas”, como la biología e higiene, medicina y epidemiología, pero
también economía y sociología, antropología y ecología. Con el objetivo dijo, no sólo de “comprender
los fenómenos, sino también identificar los criterios tecnológicos, políticos y
éticos de actuación en relación con los sistemas sanitarios, la familia, el
trabajo y el medio ambiente”.
El Santo Padre manifestó que este enfoque es
especialmente importante en el ámbito de la salud, “porque la salud y la
enfermedad están determinadas no sólo por los procesos de la naturaleza, sino
también por la vida social”.
Sin embargo, dijo que no basta con considerar la
gravedad de un problema para que “llame la atención y se aborde de este modo”,
en el mundo, el Papa señaló que hay problemas muy graves de salud, pero se
ignoran “por falta de un compromiso adecuado”, como ocurre con “el impacto
devastador de ciertas enfermedades como la malaria y la tuberculosis: el mal
saneamiento causa millones de muertes evitables en todo el mundo cada año. Si
comparamos esta situación con la preocupación causada por la pandemia de
Covid-19, vemos que la percepción de la gravedad del problema y la
correspondiente movilización de energía y recursos es muy diferente”.
Más
responsabilidad hacia los demás
Francisco afirmó además que es necesario aprovechar de
la coyuntura histórica que estamos viviendo en tiempos de pandemia, para tomar
conciencia de lo que significa “ser vulnerable y vivir en la precariedad a
diario. De este modo, también podremos responsabilizarnos de las graves
condiciones en las que viven los demás y por las que hasta ahora nos hemos interesado
poco o nada”. En muchas partes del mundo, “no sólo faltan vacunas, sino también
agua potable y el pan diario”.
Por lo tanto, señaló, el compromiso de una
distribución justa y universal de las vacunas debe ser bienvenido, pero debe
tener en cuenta el ámbito más amplio en el que se requieren los mismos
criterios de justicia para las necesidades de salud y de promoción de la vida.
“Considerar la salud en sus múltiples dimensiones y a
nivel global ayuda a comprender y asumir responsablemente la interconexión de
los fenómenos. Y así podemos observar mejor cómo incluso las condiciones de
vida, que son el resultado de opciones políticas, sociales y medioambientales,
tienen un impacto en la salud de los seres humanos”.
La
vida y la salud son valores fundamentales
Hay grandes desigualdades en diferentes países entre
la esperanza de vida - y la esperanza de vida saludable – dependen de
“variables como el nivel salarial, la cualificación educativa, el barrio de
residencia incluso en la misma ciudad”, manifestó el Papa, añadiendo que la
vida y la salud son valores igualmente fundamentales para todos, basados en la
dignidad inalienable de la persona humana. Sin embargo, dijo, “si esta afirmación no va seguida de un compromiso
adecuado para superar las desigualdades, aceptamos de hecho la dolorosa
realidad de que no todas las vidas son iguales y la salud no está protegida
para todos de la misma manera”.
Apoyar
iniciativas hacia una gobernanza global
Ante el riesgo de nuevas pandemias, el Pontífice pidió
que se apoyen iniciativas internacionales que crean una gobernanza global para
la salud de todos los habitantes, por ejemplo, dijo, las recientemente
promovidas por el G20. Estas iniciativas, son un conjunto de normas claras y
concertadas a nivel internacional que respeten la dignidad humana. "La
Pontificia Academia para la Vida también puede aportar una valiosa contribución
en este sentido, sintiéndose compañera de otras organizaciones internacionales
comprometidas con el mismo objetivo. En este sentido, es importante participar
en iniciativas conjuntas y, en su caso, en el debate público. Ello exige,
naturalmente, que, sin "diluir" el contenido, tratemos de comunicarlo
con un lenguaje adecuado y con argumentos comprensibles en el contexto social
actual, para que la propuesta antropológica cristiana, inspirada en la
Revelación, pueda ayudar también a los hombres y mujeres de hoy a redescubrir
"como primario el derecho a la vida desde la concepción hasta su fin
natural". Por ello, dijo por
último, debe verse con buenos ojos el estudio que vuestra Academia ha realizado
en los últimos años sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la vida
humana y, más concretamente, en la "algoritmia", de manera que
"la ciencia esté realmente al servicio del hombre, y no el hombre al
servicio de la ciencia". En este
sentido, animo a la labor de la recién creada Fundación renAIssance a difundir
y profundizar en el Rome Call for AI Ethics, que espero sinceramente que sea
apoyado por muchos".
Por PATRICIA
YNESTROZA/Vatican News
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