DEUDA ECOLÓGICA Y DEUDA EXTERNA OBSTACULIZAN EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS; ADVIERTE EL PAPA FRANCISCO A LA COP26
CIUDAD DEL VATICANO (3 Noviembre 2021).- Francisco advierte a los líderes mundiales reunidos en Glasgow que si existe una verdadera voluntad política es posible contrastar la crisis del cambio climático y de la post pandemia, aprendiendo de los errores del pasado y asignando recursos suficientes. No hay más tiempo que perder, dice, pues se trata de un cambio de época, un compromiso con los más vulnerables y con las jóvenes generaciones.
“Actuar para
preparar un futuro en el que la humanidad sea capaz de cuidarse a sí misma y a
la naturaleza. Lo dice el Papa Francisco casi al final de su mensaje a los
líderes mundiales reunidos en Glasgow, Escocia, en la Conferencia de los
Estados Parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático, la COP26. Un discurso donde las palabras voluntad política,
compromiso, responsabilidad se alternan a post pandemia, deuda ecológica, deuda
externa, migrantes climáticos y desequilibrios comerciales o financieros. En
síntesis, dice: "no hay más tiempo que perder".
“Hay demasiados rostros humanos que sufren esta crisis
climática: además de sus impactos cada vez más frecuentes e intensos en la vida
cotidiana de muchas personas, especialmente de las poblaciones más vulnerables,
nos damos cuenta que también se ha convertido en una crisis de los derechos de
los niños y que, en un futuro próximo, los migrantes por motivos
medioambientales superarán a los refugiados por conflictos”
En su mensaje dirigido al presidente de la COP26, Alok
Sharma y leído por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, ante los
representantes de más de 200 países que hasta el 12 de noviembre debatirán
sobre el calentamiento global, el Papa recalca la necesidad de “una acción
urgente, valiente y responsable” si se quieren alcanzar los objetivos escritos
en el Acuerdo de París de forma coordinada y responsable: “Son ambiciosos, pero
no pueden retrasarse”.
Unidad
frente al cambio climático y la post-pandemia
El Santo Padre se plantea si en la COP26 “realmente
existe la voluntad política” de asignar con honestidad y responsabilidad, más
recursos financieros y tecnológicos para mitigar los efectos negativos del
cambio climático, así como para ayudar a las poblaciones más pobres y
vulnerables, que son las que más sufren. Más aún cuando el mundo sigue
enfrentando los estragos de una pandemia que azota a la humanidad desde hace
casi dos años.
“La pandemia nos enseña que no tenemos alternativas:
solo podremos vencerla si todos participamos en este desafío”, asegura el
Pontífice al recordar que, así como la post-pandemia se debe enfrentar unidos, “siguiendo
el ejemplo de los errores cometidos en el pasado”, es posible hacer lo mismo
para contrarrestar la crisis global del cambio climático. “No tenemos alternativas”, subraya el Papa a
la COP26, hay que trabajar con una “profunda y solidaria colaboración entre
todos los pueblos del mundo”.
Inversiones
financieras en pos de un mundo sano y digno
A juicio del Santo Padre, la COP26 “puede y debe”
contribuir activamente a la construcción de un futuro donde “los
comportamientos cotidianos y las inversiones económico-financieras, puedan
salvaguardar verdaderamente las condiciones “para una vida digna de la
humanidad de hoy y de mañana en un planeta ‘sano’"
“Se trata – afirma - de un cambio de época, un desafío
de civilización para el que es necesario el compromiso de todos y, en
particular, de los países con mayores capacidades, que deben asumir un papel
protagónico en el campo de las finanzas climáticas, la descarbonización del
sistema económico y de la vida de las personas, la promoción de una economía circular
y el apoyo a los países más vulnerables para adaptarse a los impactos del
cambio climático y responder a las pérdidas y daños causados por este
fenómeno.”
Deuda
ecológica: explotación de recursos propios y ajenos
Más adelante, el Papa comparó las heridas causadas a
la humanidad por la pandemia de Covid-19 y el fenómeno del cambio climático con
un conflicto global, para recordar que, así como ocurrió tras la II Guerra
Mundial, ahora “es necesario que toda la comunidad internacional dé prioridad a
la implementación de acciones colectivas” y con visión de futuro. “Necesitamos esperanza y valentía”, subraya
Francisco al constatar que” la humanidad tiene los medios para afrontar esta
transformación que requiere una conversión real, individual, pero también
comunitaria”, una transición hacia un modelo de desarrollo más integral basado
en la solidaridad.
“Hay que
prestar especial atención a las poblaciones más vulnerables, con las que se ha
acumulado una ‘deuda ecológica’ vinculada tanto a los desequilibrios
comerciales con consecuencias medioambientales, como al uso desproporcionado de
los recursos naturales propios y ajenos.
No lo podemos negar”, recalca el Pontífice.
Condonación
de la deuda externa
La "deuda ecológica", insiste el Papa,
remite en cierto modo a la cuestión de la deuda externa, “cuya presión suele
obstaculizar el desarrollo de los pueblos”, y ahora más ante la crisis causada
por la pandemia.
“La post-pandemia puede y debe ser un nuevo inicio
teniendo en cuenta todos estos aspectos, relacionados también con la puesta en
marcha de escrupulosas operaciones negociadas para la condonación de la deuda
externa inscritas en una estructura económica más sostenible y justa, orientada
a apoyar la emergencia climática.”
En este contexto, recuerda la necesidad de que los
países desarrollados contribuyan a la solución de la “deuda ecológica”
limitando significativamente el consumo de energía no renovable y aportando
recursos a los países más necesitados para promover políticas y programas de
desarrollo sostenible.
“Lamentablemente, debemos señalar con amargura lo
lejos que estamos de lograr los objetivos deseados para combatir el cambio
climático. Hay que decirlo honestamente: ¡no nos lo podemos permitir!”, observa
el Papa. Y señala, al final de su mensaje, que los jóvenes, que en los últimos
años han estado pidiendo con insistencia que se actúe, no tendrán un planeta
distinto al que dejemos o al que podrán recibir en función de las decisiones
concretas que se tomen hoy. “Este – reclama el Papa – es el momento de tomar
decisiones que les den motivos para confiar en el futuro”.
Santa
Sede: emisión cero y educación
El Santo Padre no deja de mencionar en su mensaje el
compromiso de la Santa Sede ante el cambio climático. En este sentido, se
remite a la Cumbre Virtual de Alto Nivel sobre la Perspectiva Climática del 12 de diciembre de 2020, donde
anunció la adopción de una estrategia de reducción de emisiones netas a cero en
dos direcciones: el compromiso del
Estado de la Ciudad del Vaticano para lograr este objetivo antes del 2050 y, al
mismo tiempo, el compromiso de promover una educación en ecología integral,
consciente de que las medidas políticas, técnicas y operativas deben combinarse
con un proceso educativo, sobre todo entre los jóvenes, con el fin de buscar
nuevos estilos de vida y fomentar un modelo cultural de desarrollo y
sustentabilidad centrados en la fraternidad y la alianza entre el ser humano y
el medio natural.
También, recuerda su encuentro del pasado 4 de octubre
con varios líderes religiosos y científicos para firmar un llamamiento conjunto
en vista de la COP-26. “Lo que se pudo percibir claramente – comparte el Papa -
fue una fuerte convergencia de todos en comprometerse con la urgente necesidad
de iniciar un cambio de rumbo capaz de pasar con decisión y convicción de la
"cultura del descarte" imperante en nuestra sociedad a una
"cultura del cuidado" de nuestra casa común y de quienes viven o
vivirán allí”.
El Santo Padre concluye su mensaje acompañando a los
participantes de la COP 26 con sus oraciones en estas importantes decisiones.
Por ALINA
TUFANI/Vatican News
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