A EJEMPLO DE JOSÉ QUE PASÓ DE LAS LÓGICAS DEL ENAMORAMIENTO AL AMOR MADURO: EL LLAMADO DEL PAPA
CIUDAD DEL VATICANO (1 Diciembre 2021).- Amar no es pretender que el otro o la vida corresponda con nuestra imaginación; significa más bien elegir en libertad tomar la responsabilidad de la vida, así como se nos ofrece. Es por esto por lo que José nos da una lección importante, elige a María “con los ojos abiertos”.
El Papa Francisco en catequesis quiso dirigirse en
particular a los recién casados: no terminen el día sin hacer las paces, puesto
que la "guerra fría" del día después es "peligrosa". Un
gesto de amor y hacer la paz.
“Los novios cristianos están llamados a testimoniar un
amor que tenga la valentía de pasar de las lógicas del enamoramiento a las del
amor maduro”, puesto que “amar” no es pretender que el otro o la vida
“corresponda con nuestra imaginación”, sino que significa más bien “elegir en
plena libertad tomar la responsabilidad de la vida, así como se nos ofrece”.
Así el Papa Francisco, en su catequesis del primer miércoles de diciembre y
continuando con su reflexión sobre la figura de san José, quiso dar un mensaje
a todos los novios. Lo hizo profundizando en características del padre adoptivo
de Jesús: su ser “justo” y “desposado de María”.
José,
hombre justo
En los inicios de su reflexión, señaló la utilidad de
recordar las costumbres matrimoniales del antiguo Israel para “comprender el
comportamiento de José en relación con María”. En aquel entonces, el matrimonio
comprendía dos fases, la primera era como un noviazgo oficial, en particular la
mujer, incluso viviendo aún en la casa paterna todavía durante un año, era
considerada de hecho “mujer” del prometido esposo. El segundo hecho era el
traslado de la esposa de la casa paterna a la casa del esposo, con una festiva
procesión que completaba el matrimonio. De ahí que “en base a estas
costumbres”, el hecho de que «antes de estar juntos ellos, se encontró
encinta», exponía a la Virgen a la acusación de adulterio que, según la praxis,
imponía el acto de repudio, con consecuencias civiles y penales para la mujer.
El Evangelio dice que José era “justo” precisamente
por estar sujeto a la ley como todo pío israelita. Pero dentro de él el amor
por María y la confianza que tiene en ella le sugieren una forma que salva la
observancia de la ley y el honor de la esposa: decide repudiarla en secreto,
sin clamor, sin someterla a la humillación pública. Elige el camino de la
discreción, sin juicio ni venganza.
La
importancia de sentirse necesitados de la ayuda de Dios
Francisco marcó la diferencia entre actitudes nuestras
que, “en cuanto tenemos una noticia folclórica, una noticia mala de otra
persona, vamos a la cháchara inmediatamente”, en comparación a las de José, que
permaneció “callado”. Sucede que el papá putativo de Jesús, que había escuchado
la voz de Dios a través de un sueño “así lo tenía planeado”:
¡Qué importante es para cada uno de nosotros – observó
Francisco -cultivar una vida justa y al mismo tiempo sentirnos siempre
necesitados de la ayuda de Dios, para poder ampliar nuestros horizontes y
considerar las circunstancias de la vida desde un punto de vista diferente, más
amplio!
Aunque muchas veces, dijo el Papa, “nos sentimos
prisioneros de lo que nos ha sucedido”, precisamente “delante de algunas
circunstancias de la vida, que nos parecen inicialmente dramáticas, se esconde
una Providencia que con el tiempo toma forma e ilumina de significado también
el dolor que nos ha golpeado”.
La tentación es encerrarnos en ese dolor, en ese
pensamiento de las cosas no agradables que nos han pasado. Y eso no es bueno.
Eso lleva a la tristeza y a la amargura. El corazón amargado es muy feo.
Hay
que pasar del enamoramiento al amor maduro
Deteniéndose ante los imprevistos con los que Dios
entró en los sueños y expectativas de María y José, que, aunque no sin esfuerzo
inicial “abrieron de par en par el corazón” a la realidad ante ellos, el Santo
Padre reconoció que “muy a menudo” nuestra vida no es como la habíamos
imaginado. Sobre todo, - dijo - en las relaciones de amor, de afecto, nos
cuesta pasar de la lógica del enamoramiento a la del amor maduro. Y “hay que
pasar del enamoramiento al amor maduro”, afirmó. Dirigiéndose a los recién
casados presentes en el Aula, los invitó a pensar que la primera fase del amor,
es decir, el enamoramiento, “siempre está marcada por un cierto encanto, que
nos hace vivir inmersos en un imaginario que a menudo no corresponde con la
realidad de los hechos”. Sin embargo, "es precisamente cuando el
enamoramiento con sus expectativas parece terminar” cuando “puede comenzar” o
“cuando llega” el amor verdadero:
Amar de hecho no es pretender que el otro o la vida
corresponda con nuestra imaginación; significa más bien elegir en plena
libertad tomar la responsabilidad de la vida, así como se nos ofrece. Es por
esto por lo que José nos da una lección importante, elige a María “con los ojos
abiertos”.
El
pasaje más demoníaco del Evangelio
Y podemos decir "con todos los riesgos" –
añadió el Papa, recordando, inmediatamente, "el reproche" que los
doctores de la ley le hacen a Jesús en el Evangelio de Juan: "No somos
hijos de ahí", refiriéndose a la prostitución.
Como sabían que María se había quedado embarazada,
querían ensuciar a la madre de Jesús. Para mí este es el pasaje más sucio y
demoníaco del Evangelio. Y el riesgo asumido por José nos da esta lección:
tomar la vida como viene. "¿Dios intervino allí? La tomaré". Y José
hace lo que el ángel del Señor le ordenó: «Despertándose José del sueño, hizo
como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer». Y no la
conocía, sin convivencia esperaba un hijo, dio a luz un hijo, y le puso por nombre
Jesús (cfr. Mt 1,24-25).
No
terminar el día sin hacer las paces: la guerra fría del día después es
peligrosa
Es por ese motivo que el Santo Padre indicó que “los
novios cristianos están llamados a testimoniar un amor así”, como el de los
padres de Jesús, “que tenga la valentía de pasar de las lógicas del
enamoramiento a las del amor maduro”. Se trata de “una elección exigente que,
en lugar de aprisionar la vida, puede fortalecer el amor para que perdure ante
las pruebas del tiempo”.
El amor de una pareja va por la vida y madura cada
día. El amor del noviazgo es un poco -si se me permite decirlo- romántico. Lo
han vivido todos, pero luego llega el amor maduro, el de todos los días, el del
trabajo, la llegada de los hijos... Y a veces ese romanticismo desaparece un
poco, ¿no? Pero, ¿no hay amor? Sí, pero un amor maduro. "Pero sabe, padre,
que a veces nos peleamos..." Esto ha sucedido desde los tiempos de Adán y
Eva hasta hoy, ¡que los esposos se peleen es el pan nuestro de cada día!
"Pero no deberíamos discutir..." Sí, hay que hacerlo. Se hace. No
digo que se deba, pero se puede. "Y Padre, pero a veces levantamos la
voz..." - "Eso pasa". "Y a veces los platos también
vuelan" - "Eso pasa". Pero, ¿cómo lo hacemos para que no dañe la
vida del matrimonio? Escuchen con atención: nunca terminen el día sin hacer las
paces. Nos hemos peleado, te he dicho cosas malas, Dios mío, te he dicho cosas
malas. Pero ahora el día termina: tengo que hacer las paces. ¿Saben por qué?
Porque la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa. No permitan que el
día después comience una guerra. Por eso, hagan las paces antes de irse a la
cama. "Pero padre, usted sabe que no sé cómo expresarme para hacer las
paces después de la situación tan mala que hemos vivido". Es muy fácil:
haz esto (un gesto) y la paz ya está hecha. Pero recuerden siempre. Recuerda
siempre: nunca terminar el día sin hacer las paces. Y esto les ayudará en la
vida matrimonial.
"Este paso del enamoramiento al amor maduro, es
una elección exigente", concluyó Francisco. Pero "es necesario
recorrer ese camino".
También este miércoles el Santo Padre concluyó la
catequesis con una oración a San José:
“San José, tú que has amado a María con libertad, y
has elegido renunciar a tu imaginario para hacer espacio a la realidad, ayuda a
cada uno de nosotros a dejarnos sorprender por Dios y a acoger la vida no como
un imprevisto del que defendernos, sino como un misterio que esconde el secreto
de la verdadera alegría. Obtén para todos los novios cristianos la alegría y la
radicalidad, pero conservando siempre la conciencia de que solo la misericordia
y el perdón hacen posible el amor. Amén.”
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