ARZOBISPO SUDAFRICANO DESMOND TUTU, NOBEL DE LA PAZ Y HÉROE DE LA LUCHA ANTIAPARTHEID MUERE A LOS 90 AÑOS DE EDAD
CIUDAD DEL CABO, Sudáfrica (26 Diciembre 2021).- Desmond Tutu era un sonriente arzobispo sudafricano cuya personalidad incontenible le ganó amigos y admiradores en todo el mundo.
El premio Nobel de la Paz, que ayudó a acabar con el
apartheid en Sudáfrica, murió este domingo, en Ciudad del Cabo, a los 90 años.
El presidente de ese país, Cyril Ramaphosa, aseguró
que la muerte del eclesiástico marcaba "otro capítulo de duelo en la
despedida de nuestra nación a una generación de sudafricanos
excepcionales".
El mandatario señaló que el arzobispo había ayudado a
legar "una Sudáfrica liberada".
Tutu fue una de las figuras más conocidas del país,
internamente y en el extranjero.
Se le atribuye haber acuñado el término Rainbow Nation
(nación arcoíris) para describir la mezcla étnica de la Sudáfrica posterior al
apartheid.
Contemporáneo de Nelson Mandela, icono de la lucha
antiapartheid, el religioso se convirtió en una de las fuerzas impulsoras
detrás del movimiento para poner fin a la política de segregación racial y
discriminación impuesta por el gobierno de la minoría blanca contra la mayoría
negra en Sudáfrica, que se extendió desde 1948 hasta 1991.
La muerte de Tutu se produce pocas semanas después del
fallecimiento, a los 85 años, de quien fue el último presidente de la era del
apartheid de Sudáfrica, F.W. de Klerk.
El presidente Ramaphosa dijo que Tutu era "un
líder espiritual icónico, activista contra el apartheid y activista mundial por
los derechos humanos".
Lo describió como "un patriota sin igual; un
líder de principios y pragmatismo que dio sentido a la percepción bíblica de
que la fe sin obras está muerta".
"Un hombre de extraordinario intelecto,
integridad e invencibilidad contra las fuerzas del apartheid, también era
tierno y vulnerable en su compasión por aquellos que habían sufrido opresión,
injusticia y violencia bajo el apartheid, y personas oprimidas y pisoteadas en
todo el mundo", añadió.
Desde
la iglesia
Desmond Mpilo Tutu nació en una pequeña ciudad minera
de oro en lo que entonces era la provincia del Transvaal, en el noreste de
Sudáfrica.
Primero siguió los pasos de su padre como maestro,
pero abandonó esa carrera después de la aprobación de la Ley de Educación Bantú
en 1953, que introdujo la segregación racial en las escuelas.
Tutu junto al ícono de la lucha antiapartheid Nelson Mandela.
Se unió a la iglesia y fue fuertemente influenciado
por muchos clérigos blancos del país, especialmente por otro fuerte oponente
del apartheid, el obispo Trevor Huddleston.
Se desempeñó como obispo de Lesotho (de 1976 a 1978),
obispo asistente de Johannesburgo y rector de una parroquia en Soweto, antes de
su nombramiento como obispo de Johannesburgo.
Desde esas posiciones alzó su voz contra la injusticia
en Sudáfrica y nuevamente lo haría, a partir de 1977, como secretario general
del Consejo Sudafricano de Iglesias.
Convertido en una figura de alto perfil antes de la
rebelión de 1976 en los municipios negros, los sudafricanos blancos lo
conocieron por primera vez como un activista a favor de la reforma, meses antes
de que se desatara la violencia en Soweto.
Sus esfuerzos lo llevaron a recibir el Premio Nobel de
la Paz en 1984, en lo que la comunidad internacional consideró como un gran
desaire a los gobernantes blancos de Sudáfrica.
A la ceremonia en la que Tutu se convirtió en
arzobispo de Ciudad del Cabo, en 1986, asistieron el entonces arzobispo de
Canterbury, Robert Runcie, y la viuda de Martin Luther King.
Como jefe de la Iglesia Anglicana en Sudáfrica,
continuó haciendo campaña activamente contra el apartheid. En marzo de 1988
declaró: "Nos negamos a ser tratados como el tapete para que el gobierno
se limpie sus botas militares".
En 1989, fue arrestado por negarse a abandonar una
manifestación que había sido prohibida.
En 1995, lo nombraron jefe de la Comisión de
Reconciliación y Verdad.
La Fundación Nelson Mandela estuvo entre los que le
rindieron homenaje a Tutu y aseguró que sus contribuciones a las "luchas
contra la injusticia, a nivel local y mundial, sólo son igualadas por la
profundidad de su pensamiento sobre la construcción de futuros liberadores para
las sociedades humanas".
"Era un ser humano extraordinario. Un pensador.
Un líder. Un pastor", añadió.
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