PAPA FRANCISCO: "DEBEMOS RECUPERAR EL SENTIDO DEL TRABAJO COMO ELEMENTO ESENCIAL QUE DIGNIFICA AL HOMBRE Y COOPERA A SU SANTIFICACIÓN"
CIUDAD DEL VATICANO (12 Enero 2022).- En el ámbito de la audiencia general de esta mañana, el Papa Francisco reflexionó en su catequesis sobre el trabajo de San José de quien Jesús aprendió, no obstante, su trabajo duro y poco retribuido. El Santo Padre rezó por las familias que sufren a causa del trabajo, y afirmó que debemos “recuperar el sentido del trabajo, como elemento esencial que dignifica al hombre y coopera a su santificación”, puesto que hoy demasiadas personas son explotadas privándolas de su dignidad
En la audiencia general de esta mañana – celebrada en
el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano – el Papa reanudó su catequesis
sobre San José. Tras escuchar el Evangelio que relata que la gente de Nazaret
oyendo hablar a Jesús se preguntaba acerca de su origen, por ser “el hijo del
carpintero”, el que ejercía el oficio de su padre, Francisco explicó que el
término griego tekton, usado para indicar el trabajo del esposo de María, fue
traducido de varias maneras. De este modo, los Padres latinos de la Iglesia lo
hicieron con la palabra “carpintero”. Pero hay que tener presente que “en la
Palestina de los tiempos de Jesús la madera servía, además de para fabricar
arados y muebles varios, también para construir casas, que tenían ventanas de
madera y techos de terraza hechos de vigas conectadas entre sí con ramas y
tierra”.
Por tanto – prosiguió explicando el Santo Padre –
“carpintero” u “obrero de la madera” era “una calificación genérica, que
indicaba tanto a los artesanos de la madera como a los trabajadores que se
dedicaban a actividades relacionadas con la construcción”. Además, el Pontífice
destacó que “desde el punto de vista económico no aseguraba grandes ganancias,
como se deduce del hecho de que María y José, cuando presentaron a Jesús en el
Templo, ofrecieron sólo un par de tórtolas o pichones, como prescribía la Ley
para los pobres”.
El drama de no tener trabajo
El Papa puso de manifiesto que cuando Jesús empezó a
predicar, sus coterráneos asombrados se preguntaban de dónde procedía su y
capacidad de realizar milagros y se escandalizaban a causa de él.
“Este dato biográfico de José y de Jesús me hace
pensar en todos los trabajadores del mundo, de forma particular en aquellos que
hacen trabajos duros en las minas y en ciertas fábricas; en aquellos que son
explotados con el trabajo en negro; en las víctimas del trabajo, hemos visto
que en Italia últimamente hay demasiadas; en los niños que son obligados a
trabajar y en aquellos que hurgan en los vertederos en busca de algo útil para
intercambiar...”
Francisco extendió su pensamiento también en quien
está sin trabajo, a “los que se sienten justamente heridos en su dignidad
porque no encuentran un trabajo”, incluyendo a muchos jóvenes, padres y madres
que “viven el drama de no tener un trabajo que les permita vivir serenamente”.
Además, el Papa destacó el carácter dramático de esta situación que suele
conducir a “perder toda esperanza y deseo de vida”. A lo que añadió que quien
regresa a casa sin haber encontrado trabajo y la Cáritas le ha dado algo de
pan, no recibe esa dignidad: “Lo que te da dignidad es ganarte el pan, y si no
damos a nuestra gente, a nuestros hombres y mujeres, la capacidad de ganarse el
pan, esta es una injusticia social en ese lugar, en esa nación, en ese
continente”.
“Los gobernantes deben dar a todos la posibilidad de
ganarse el pan, ya que esta ganancia les da dignidad. El trabajo es una unción
de dignidad, y esto es importante”
El trabajo en tiempos de pandemia
“En estos tiempos de pandemia muchas personas han
perdido el trabajo y algunos, aplastados por un peso insoportable, han llegado
al punto de quitarse la vida. Quisiera hoy recordar a cada uno de ellos y a sus
familias”, dijo el Papa. “Hagamos un momento de silencio recordando a esos
hombres a esas mujeres desesperados, porque no encuentran trabajo”. “Trabajar –
prosiguió – no sólo sirve para conseguir el sustento adecuado: es también un
lugar en el que nos experimentamos a nosotros mismos, nos sentimos útiles, y
aprendemos la gran lección de la concreción, que ayuda a que la vida espiritual
no se convierta en espiritualismo”.
“Pero lamentablemente el trabajo es a menudo rehén de
la injusticia social y, más que ser un medio de humanización, se convierte en
una periferia existencial”
De ahí que el Santo Padre se haya preguntado:
“¿Con qué espíritu hacemos nuestro trabajo cotidiano?
¿Cómo afrontamos el cansancio? ¿Vemos nuestra actividad unida sólo a nuestro
destino o también al destino de los otros? De hecho, el trabajo es una forma de
expresar nuestra personalidad, que es por su naturaleza relacional”
“El trabajo – añadió Francisco – es también una forma
de expresar nuestra creatividad: cada uno hace el trabajo a su manera, con su
propio estilo; el mismo trabajo, pero con un estilo diferente”. Por esta razón
afirmó que “es bonito pensar que Jesús mismo trabajó y que aprendió este arte
propio de San José”. Y ante la pregunta que debemos formularnos hoy acerca de
“qué podemos hacer para recuperar el valor del trabajo; y qué contribución,
como Iglesia, podemos dar para que este sea rescatado de la lógica del mero
beneficio y pueda ser vivido como derecho y deber fundamental de la persona,
que expresa e incrementa su dignidad”, rezó con los fieles y peregrinos
presentes la oración que San Pablo VI elevó a San José el 1 de mayo de 1969:
Oración a San José
Oh, San José,
patrón de la Iglesia,
tú que junto con el Verbo encarnado
trabajaste cada día para ganarte el pan,
encontrando en Él la fuerza de vivir y trabajar;
tú que has sentido la inquietud del mañana,
la amargura de la pobreza, la precariedad del trabajo;
tú que muestras hoy el ejemplo de tu figura,
humilde delante de los hombres,
pero grandísima delante de Dios,
protege a los trabajadores en su dura existencia
diaria,
defiéndelos del desaliento,
de la revuelta negadora,
como de la tentación del hedonismo;
y custodia la paz del mundo,
esa paz que es la única que puede garantizar el
desarrollo de los pueblos. Amén
Saludos del Papa
En nuestro idioma, al saludar cordialmente a los
fieles que asistieron a esta audiencia general el Santo Padre les dijo:
“Los animo a reflexionar sobre el sentido que damos al
propio trabajo, a verlo como un servicio, como un modo de ayudar a los demás
con nuestro esfuerzo. Que el Señor los bendiga y bendiga todas sus tareas, de
modo que sean siempre para la mayor gloria de Dios”
A los fieles de lengua portuguesa los invitó a ayudar
a nuestros hermanos “a recuperar el valor del trabajo” con Jesús y San José,
“para que todos vivamos juntos, con conciencia alegre, nuestra dignidad de
hijos de Dios”.
Al saludar a los peregrinos procedentes de los países
francófonos, especialmente a los jóvenes de la diócesis de Tarbes, junto con
Monseñor Emmanuel Gobilliard, obispo auxiliar de Lyon, el Papa formuló votos
para que, “por intercesión de San José, los jóvenes, los padres y madres
desempleados que viven en la precariedad y la angustia por sus familias,
encuentren trabajo para llevar una vida digna y serena”.
También saludó a los peregrinos de lengua inglesa
presentes en la audiencia de hoy, especialmente a los procedentes de los
Estados Unidos de América, invocando sobre todos ellos y sus familias, “la
alegría y la paz del Señor”.
De la misma manera saludó a los peregrinos de habla
alemana, a quienes pidió compartir sus actividades con los débiles, puesto que
es de gran importancia para ellos y un apoyo significativo también para
nosotros.
San Juan Pablo II
A los peregrinos polacos Francisco los invitó a pedir
al Señor, junto con San José carpintero, “que el mundo de hoy sea cada vez más
sensible al valor humano y espiritual del trabajo”. A la vez que les recordó
que:
“Como decía San Juan Pablo II, gracias al banco de
trabajo en el que ejerció su oficio con Jesús, José acercó el trabajo humano al
misterio de la Redención (Redemptoris custos, 22)”
A los fieles de lengua árabe el Santo Padre los invitó
a pedir San José, “Patrono de la Iglesia, que trabajó para asegurar el pan de
cada día a la familia de Nazaret, experimentando la amargura de la pobreza y la
precariedad del trabajo, que proteja a los trabajadores en su dura existencia
diaria, defendiéndolos del desánimo y la explotación, y que salvaguarde la paz
en el mundo, que es la única que puede garantizar el desarrollo de los
pueblos”.
Por último, antes de rezar el Padrenuestro en latín y
de impartir su bendición apostólica, el Obispo de Roma dio su cordial
bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. En particular, el Papa saludó a
los miembros del Instituto secular de don Orione. A la vez que pidió “que la
figura de San José, el humilde carpintero de Nazaret, nos guíe hacia Cristo, apoye
a los que trabajan por el bien e interceda por los que han perdido su trabajo o
no lo encuentran”.
Mientras al dirigir un pensamiento especial a los
ancianos, enfermos, jóvenes y recién casados el Papa Francisco recordó que el
domingo pasado celebramos la fiesta del Bautismo del Señor, “una ocasión
propicia para repensar el propio Bautismo en la fe de la Iglesia”. Y los invitó
a redescubrir “la gracia que proviene del Sacramento” y a traducirla en los
compromisos diarios de sus vidas.
Fuente: VATICAN NEWS
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