FUERZAS ESPECIALES DE ESTADOS UNIDOS MATA A ABU IBRAHIM AL-HASHIMI PRINCIPAL DIRIGENTE DEL ESTADO ISLÁMICO, INFORMA EL PRESIDENTE JOE BIDEN
ATMEH, Siria (3 Febrero 2022).- Una incursión de las fuerzas especiales de Estados Unidos en el noroeste de Siria mató al principal dirigente del grupo Estado Islámico, Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, anunció el jueves el presidente Joe Biden.
"Gracias a la pericia y el valor de nuestras
Fuerzas Armadas, hemos retirado del campo de batalla a Abu Ibrahim al-Hashimi
al-Qurayshi, el líder del grupo Estado Islámico", declaró Biden. Añadió
que todos los estadounidenses que participaron del operativo regresaron sanos y
salvos.
Biden dijo que hablará a los estadounidenses en las
próximas horas para ofrecer más detalles sobre la incursión.
Previamente, el Pentágono calificó como una exitosa
operación antiterrorista la incursión a gran escala en el noroeste de Siria.
Los servicios de emergencias que acudieron al lugar reportaron 13 muertos,
entre ellos seis niños y cuatro mujeres.
Los residentes contaron que varios helicópteros
volaron sobre la zona y que los soldados estadounidenses se enfrentaron a hombres
armados durante varias horas en torno a una vivienda de dos plantas rodeada de
olivos. Según sus relatos, hubo continuos disparos y explosiones que
despertaron a la tranquila localidad de Atmeh, cerca de la frontera turca, una
zona salpicada de campos para desplazados por la guerra civil siria.
El Pentágono no identificó en principio el objetivo
del asalto. "La misión fue un éxito", afirmó brevemente el secretario
de Prensa del Pentágono, John Kirby, en un comunicado. "No hubo víctimas
estadounidenses. Se ofrecerá más información a medida que esté
disponible".
Un reportero de The Associated Press y varios
residentes contaron que vieron partes de cadáveres esparcidas alrededor del
lugar de la incursión, una vivienda en la provincia de Idlib, controlada por
los rebeldes. La mayoría de los residentes hablaron bajo condición de anonimato
por temor a represalias.
Este fue el mayor operativo en la provincia desde el
asalto estadounidense en 2019 que acabó con la vida del líder de ISIS Abu Bakr
al-Baghdadi, durante la presidencia de Donald Trump.
Idlib está controlada en su mayoría por combatientes
respaldados por Turquía, pero también es un feudo de Al Qaeda y varios de sus
altos cargos residen allí. Otros insurgentes, incluyendo miembros de la milicia
rival Estado Islámico, también se han refugiado en la región.
"Los primeros momentos fueron aterradores, nadie
sabía qué estaba pasando", expresó Jamil el-Deddo, residente en un campo
de refugiados próximo. "Todos estábamos preocupados porque pudiera ser la
aviación siria, lo que nos recordó las bombas de barril que solían
arrojarnos", agregó refiriéndose a los contenedores de cargados de
explosivos empleados por las fuerzas del presidente Bashar Assad contra los
opositores durante el conflicto.
La planta superior de la vivienda quedó prácticamente
arrasada tras la incursión, que derribó el tejado y paredes.
Se podían ver manchas de sangre en las paredes y en el
piso de la estructura que quedó en pie, con un dormitorio destrozado y con una
cuna de madera en el suelo. En una de las paredes dañadas colgaba aún un
columpio infantil de plástico azul. La cocina quedó ennegrecida por el fuego.
La Defensa Civil Siria, un grupo de emergencias
gestionado por la oposición llamado también Cascos Blancos, dijo que 13 personas
fallecieron en los bombardeos y enfrentamientos posteriores al asalto. Su
recuento incluía seis menores y cuatro mujeres, añadió.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos,
un grupo opositor con sede en Gran Bretaña que monitorea el conflicto, el
operativo dejó 13 fallecidos, entre ellos cuatro niños y dos mujeres. Ahmad
Rahhal, un periodista ciudadano que visitó el lugar dijo haber visto 12
cadáveres.
El Pentágono no dio detalles sobre el número de
víctimas.
Las tropas estadounidenses llegaron al lugar en
helicópteros, apuntó el Observatorio, Los residentes y los activistas dijeron
haber presenciado un gran asalto por tierra y que los soldados usaron altavoces
para pedir a las mujeres y niños que abandonaran el lugar.
Omar Saleh, residente en una casa cercana, contó que
sus puertas y ventanas comenzaron a vibrar con el sonido de los aviones volando
bajo a las 1:10 de la madrugada. Después, escuchó a un hombre que hablaba árabe
con acento iraquí o saudí, pedir a las mujeres, a través de un altavoz, que se
rindieran o se marcharan del lugar.
"Esto se prolongó 45 minutos. No hubo respuesta.
Entonces comenzaron los disparos de ametralladoras", añadió Saleh,
señalando que esa situación duró dos horas mientras los aviones sobrevolaban la
zona a baja altura.
Taher al-Omar, un activista en Idlib, contó que fue
testigo de los combates entre los insurgentes y las fuerzas estadounidenses.
Otros reportaron al menos una gran explosión. Un funcionario estadounidense
informó que uno de los helicópteros del operativo sufrió un problema mecánico y
tuvo que ser volado en tierra. La fuente habló bajo condición de anonimato para
discutir los detalles de la operación militar.
La operación militar llamó la atención en las redes sociales,
con tuits desde la región que describían cómo los helicópteros disparaban
alrededor del edificio próximo a Atmeh. Los datos de rastreo de vuelo
sugirieron también que múltiples drones rodearon la ciudad de Sarmada y la
localidad de Salwah, justo al norte del lugar de la incursión.
La operación clandestina se produjo en un momento en
el que Estado Islámico estaba reafirmándose, perpetrando algunos de sus mayores
ataques desde su derrota en 2019. En las últimas semanas y meses, la milicia
radical lanzó una serie de operaciones en la región, incluyendo un asalto de 10
días para tomar una prisión en el noreste de Siria, con al menos 3,000
detenidos del grupo, a finales de enero.
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