42 AÑOS DEL ASESINATO DE ARZOBISPO SALVADOREÑO OSCAR ARNULFO ROMERO
EL SALVADOR, San Salvador (24 Marzo 2022).- Hace 42 años, el lunes 24 de marzo de 1980, al final de la tarde, el entonces arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, celebraba la Eucaristía en la capilla del hospital Divina Providencia, un hospital de enfermos terminales de cáncer. Un disparo al corazón, ejecutado por un sicario, acabó con su vida.
La cercanía a la gente, a los pobres, a los
campesinos, a los trabajadores, es una constante que encontramos en la vida de
Monseñor Romero. Su trabajo en San Miguel, Santiago de María y finalmente en
San Salvador da testimonio de ello.
La miseria en que vivían las grandes mayorías, la
difícil situación social y los reclamos por una mayor justicia y bienestar
impactaron en la fe profunda de Romero y en la lectura que él hace de la
Palabra de Dios, de manera que fe en Dios y la vida de las personas se
volvieron elementos inseparables de su predicación y acción pastoral.
El asesinato del padre Rutilio Grande S.J. y el de
otros muchos sacerdotes y religiosas, puso en evidencia hasta donde eran
capaces de llegar los poderes económicos, políticos y militares de El Salvador
quienes buscaban preservar sus privilegios. Romero fue consciente de ello.
La
conversión, un llamado a ser hermanos
La invitación a la conversión es una de las columnas
fundamentales de la acción pastoral de Romero. Recordamos la homilía del 23 de
septiembre de 1979, cuando llama a la conversión a los ricos: “Despójense a
tiempo. Todavía pueden compartir como hermanos. Si no lo hacen ahora, después
los despojarán a la fuerza”. De esta manera, cuestiona la absolutización de la
riqueza y de la propiedad privada y llama a un cambio de vida.
San Óscar Romero en el discurso en la Universidad de
Lovaina, cuando recibió el doctorado honoris causa afirmó: “Pecado es aquello
que dio muerte al Hijo de Dios, y pecado sigue siendo aquello que da muerte a
los hijos de Dios”. De esta manera define lo que es el pecado y sus
implicaciones en la sociedad humana, de manera que la conversión trae como
consecuencia la vida de los seres humanos y no su muerte.
Los
sueños de Monseñor Romero
La Palabra de Dios es una invitación a la conversión
que trae como fruto primero, la hermandad, así lo define Romero en su homilía
del 27 de enero de 1980: “¡Qué otra cosa quiere la palabra de Dios, en este
ambiente salvadoreño, sino la conversión de todos para que nos sintamos
hermanos!”
Esta conclusión, el hecho de experimentar que somos
hermanos es central en la construcción de unas estructuras y relaciones
sociales según la Palabra de Dios. Esto nos lleva a pensar y organizar la
sociedad con otros valores, donde la vida y el bienestar de todos sean
elementos decisivos.
San Óscar Romero creyó profundamente en una sociedad
plural, así lo testimonia en su homilía del 29 de mayo de 1977: “Unidad quiere
decir pluralidad, pero respeto al pensamiento de los otros, crear una unidad
que es mucho más rica que mi solo pensamiento”.
La búsqueda de la equidad es otro elemento central en
el sueño de Romero, por eso el 16 de diciembre de 1979 afirmó:
“No hay hombres de dos categorías. No hay unos que han
nacido para tenerlo todo y dejar sin nada a los demás; y una mayoría que no
tiene nada y que no puede disfrutar de la felicidad que Dios ha creado para
todos. Esta es la sociedad cristiana que Dios quiere: en que compartamos el
bien que Dios ha dado para todos”.
Finalmente, ante la creciente efervescencia social que
parecía encontrar en el enfrentamiento armado la solución de todos los
problemas, monseñor Romero declaró el 10 de febrero de 1980:
Creemos firmemente en la paz y, por eso voy a terminar
por donde comenzamos. Dios nos llama a construir con él nuestra historia. Y la
construcción de Dios no quiere ser sobre sangre y dolor; quiere ser una
construcción de hijos de Dios que hagan valer la característica más propia del
hombre: la razón y la libertad iluminada por la bondad.”
Ante las guerras que vivimos en Europa, África y otras
partes del mundo, las palabras de Romero resuenan siempre actuales. La
violencia de las armas no trae ningún bienestar a los seres humanos. El Papa
Francisco durante el Ángelus del pasado 23 de marzo de este año declaró:
“Pidamos al Señor de la vida que nos libre de esta muerte de guerra. Con la
guerra se pierde todo. En una guerra no hay victoria: todo está derrotado. Que
el Señor envíe su Espíritu para hacernos comprender que la guerra es una
derrota para la humanidad, para hacernos comprender que la guerra debe ser
derrotada”.
Celebran
a San Óscar Romero en la ciudad de Milán
La comunidad de salvadoreños residentes en Milán
celebrarán a San Romero de América. Para Rosy Figueroa se trata de “mantener
vivo el legado que nos dejó monseñor Romero y seguir con las enseñanzas como
por ejemplo, la opción por los pobres y la justicia”.
Uno de los desafíos que Rosy Figueroa identifica para
los salvadoreños que han migrado a Italia es el dar a conocer y profundizar en
la figura del santo salvadoreño. Para ello han involucrado a los jóvenes,
quienes realizarán un Vía Crucis Romeriano el próximo domingo por la mañana en
el centro Schuster de Milán.
El joven Pier López, miembro de la comunidad cristiana
declaró que, para él, “monseñor Romero fue un santo que luchó por la unidad en
El Salvador. Para él no había diferencia entre ricos y pobres y lo que más me
ha impactado es que dio la vida por su país”.
Por MANUEL CUBÍAS/Vatican News
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