"SALIR DE LAS TUMBAS DE NUESTROS MIEDOS, PORQUE NUESTROS MIEDOS SON COMO TUMBAS QUE NOS ENTIERRAN POR DENTRO", EL LLAMAMIENTO DE FRANCISCO
CIUDAD DEL VATICANO (19 Abril 2022).- “Escuchemos bien: salir de las tumbas de nuestros miedos, porque nuestros miedos son como tumbas, nos entierran por dentro”. Son las palabras del Santo Padre que preceden el Regina Coeli, oración mariana pronunciada, como es habitual, en el tiempo de Pascua. Francisco enfatizó la necesidad de salir y anunciar, "porque la alegría de la Pascua no es para guardarla para uno mismo".
Después de la Pascua, conocido como “Lunes del Ángel”
o Pasquetta, el Santo Padre rezó el Regina Coeli desde la ventana de su estudio
en el Palacio Apostólico, ante la presencia de unos 25.000 fieles y peregrinos
de todo el mundo congregados en la Plaza de San Pedro. Antes de la oración,
Francisco comenzó su mensaje afirmando que los días de la Octava de Pascua son
como una sola jornada en la que se prolonga la alegría de la Resurrección.
El Evangelio de la liturgia de hoy (Mt. 28,8-15), que
narra la aparición a las mujeres que habían ido al sepulcro, “sigue hablándonos
del Resucitado”, subrayó el Pontífice. “Jesús sale a su encuentro y las saluda;
luego les dice dos cosas, que también a nosotros nos vendrá bien recibir como
regalo de Pascua”, añadió. “Dos consejos del Señor, un regalo pascual”,
manifestó.
“No
temas”
Sobre la primera frase de Jesús (“No temas”), el Papa
declaró que, con estas “dos simples palabras”, el Señor tranquilizó a dichas
mujeres. Él “sabe que los miedos son nuestros enemigos cotidianos. También sabe
que nuestros miedos nacen del gran miedo, el miedo a la muerte: miedo a
desvanecerse, a perder a los seres queridos, a enfermar, a no poder más… Pero
en la Pascua Jesús venció a la muerte. Por tanto, nadie puede decirnos de forma
más convincente: ‘No tengan miedo’”.
El Señor -puntualizó el Sucesor de Pedro- lo dice allí
mismo, junto al sepulcro del que salió victorioso. Según Francisco, “así nos
invita a salir de las tumbas de nuestros miedos”.
El Señor sabe que el miedo -prosiguió el Pontífice-
está siempre agazapado a la puerta de nuestro corazón y que necesitamos que nos
repitan ‘No temas’: en la mañana de Pascua como en la mañana de cada día.
Con convicción, el Pontífice se dirigió a cada uno de
los fieles congregados en la Plaza de San Pedro y a quienes seguían la
transmisión a través de los medios de comunicación y las redes sociales:
“Hermano, hermana, que crees en Cristo, no tengas miedo. ‘Yo -te dice Jesús- he
probado la muerte por ti, he cargado sobre mí tu mal. Ahora he resucitado para
decírtelo: estoy aquí, contigo, para siempre. No temas”.
La
importancia de superar el miedo
¿Cómo podemos
hacer para vencer al miedo? Para responder esta pregunta, Francisco consideró
que “nos ayuda la segunda cosa que Jesús dice a las mujeres: ‘Vayan y digan a
mis hermanos que van a Galilea: allí me verán’”. El miedo -declaró el Papa- nos
encierra siempre en nosotros mismos.
“Pero yo -podemos decir- ¡no soy capaz! Pero piensen:
aquellas mujeres no eran ciertamente las más idóneas ni preparadas para
anunciar al Resucitado, pero al Señor no le importa. A Él le importa que salgan
y lo anuncien. Salir y anunciar. Salir y anunciar. Porque la alegría de la
Pascua no es para guardarla para uno mismo. La alegría de Cristo se fortalece
al darla, se multiplica al compartirla. Si nos abrimos y llevamos el Evangelio,
nuestro corazón se expande y supera el miedo. Este es el secreto: anunciar para
vencer el miedo”
Un
“contra-anuncio”
El texto del día nos dice -remarcó Francisco- que el
anuncio puede encontrar un obstáculo: la falsedad. Para ilustrar este punto, se
refirió a los soldados que habían custodiado el sepulcro de Jesús: “Se les paga
‘una buena suma de dinero’ (versículo 12) y reciben estas instrucciones: ‘Digan
esto: Sus discípulos vinieron de noche y lo robaron mientras dormimos’
(versículo 13)”.
“¿Ustedes dormían? ¿Vieron en el sueño cómo robaban el
cuerpo? Hay una contradicción ahí, pero una contradicción que todos creen,
porque hay dinero en el medio. Es el poder del dinero, ese otro señor del que
Jesús dice que no hay que servir nunca. Son dos señores: Dios y el dinero. No
servir nunca (al dinero)”.
De acuerdo con el Obispo de Roma, aquí está la
falsedad, la lógica de la ocultación, que se opone a la proclamación de la
verdad.
“Es un recordatorio también para nosotros: la falsedad
-en las palabras y en la vida- contamina el anuncio, corrompe por dentro,
conduce de nuevo al sepulcro. Las falsedades nos llevan hacia atrás, nos llevan
directamente a la muerte, a la tumba. El Resucitado, en cambio, quiere sacarnos
de los sepulcros de la falsedad y las dobleces”
Nosotros -dijo el Santo Padre- nos escandalizamos con
razón cuando, a través de la información, descubrimos engaños y mentiras en la
vida de las personas y en la sociedad. “¡Pero pongamos también nombre a las
falsedades que llevamos dentro! Y pongamos nuestra opacidad ante la luz de
Jesús resucitado. Él quiere sacar a la luz las cosas ocultas, hacernos testigos
transparentes y luminosos de la alegría del Evangelio, de la verdad que nos
hace libres”, agregó.
El Pontífice concluyó su alocución augurando que
María, la Madre del Resucitado, nos ayude a superar nuestros miedos y nos
conceda la pasión por la verdad.
Por SEBASTIÁN
SANSÓN FERRARI/Vatican News
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