MARIO GAMBETTI, VICARIO GENERAL OFICIÓ MISA SOLEMNIDAD EN CORPUS CHRISTI POR LESIONADO PAPA FRANCISCO
CIUDAD DEL VATICANO (16 Junio 2022).- En la misa de la solemnidad celebrada en San Pedro, el arcipreste de la Basílica invita a entrar en la escuela de la Eucaristía: a nadie le gusta abajarse por mucho que aspire a amar, pero este es el camino a recorrer con Cristo para vivir su misma vida.
"A menudo, ante los desafíos de la historia y el
sufrimiento de nuestros hermanos, tenemos la tentación de justificar nuestra
impotencia o indolencia, aduciendo razones lógicas con datos objetivos", o
quizás proponemos hipotéticos proyectos de carácter comercial, "lo hacemos
para resolver incluso situaciones dramáticas, como las que estamos presenciando
desde hace meses en nuestro tiempo".
Es el paralelismo con el mundo de hoy que el cardenal
Mauro Gambetti, vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano, ve en la
página del Evangelio que narra la multiplicación de los panes y los peces,
cuando los discípulos, asombrados por la petición de Jesús de alimentar a la
multitud que lo había seguido y necesitaba un refrigerio, parecen rehuir,
justificándose diciendo que no tenían suficiente comida.
Con
Jesús en el camino de la vida
En su homilía pronunciada en el Altar de la Cátedra de
la Basílica de San Pedro, durante la celebración de la solemnidad del Corpus
Christi presidida esta mañana, el cardenal recordó que Jesús se llamó a sí
mismo "pan vivo bajado del cielo", alimento para la vida eterna,
mostrando en su abajarse sobre la humanidad, "todo el amor del Padre por
el hombre, un abajamiento que le llevará a la muerte y a la muerte de
cruz". E invitando a los discípulos a dar de comer a la gente que se había
reunido en torno a él, les insta a abajarse, como él, ante la multitud. "A
ninguno de nosotros nos gusta abajarnos, por mucho que aspiremos a amar -subraya
el cardenal Gambetti-, y cuando nos oímos decir, como hace Jesús sin rodeos,
que ese abajarse es el único camino de Dios, entonces no sólo no entendemos,
sino que no aceptamos y corremos el riesgo de separarnos del camino de la vida,
del camino de Jesús. En cambio, "Jesús nos lleva de la mano",
"para acompañarnos a descubrir plenamente el camino de la vida y hacernos
partícipes de él", explicó el cardenal, añadiendo que "los episodios
en los que Jesús dio de comer a la multitud son centrales en la narración de
todos los evangelistas"; impresos en la memoria de los discípulos,
pusieron en marcha un proceso de conversión que luego se convirtió en un camino
de transformación a partir de la Pascua, de esa Última Cena de la que también
nosotros somos partícipes" cada vez que celebramos la Eucaristía.
¿Qué
nos pide Dios que hagamos?
El cardenal Gambetti señala que también nosotros
"nos resistimos a la implicación cuando nos toca en la carne, en los
bolsillos, en los privilegios que disfrutamos". El problema es la
"poca fe". "Es como si los discípulos le hubieran dicho a Jesús:
'Mira, es imposible cumplir lo que nos has pedido, nos has sobreestimado'. O lo
que es lo mismo: "Te equivocas, no sabes lo que dices". Esto es lo
que nos pasa también a nosotros -señala el cardenal-, por ejemplo, cuando con
nuestras inferencias o nuestros juicios descalificamos a los demás,
especialmente a las personas que están colocadas en la autoridad, desde la
infancia, los padres, los maestros, los gobernantes, los obispos, el Papa,
Dios". En cambio, en lugar de buscar justificaciones para no involucrarnos,
continúa el cardenal Gambetti, debemos preguntarnos qué es lo que Dios nos pide
que hagamos, y luego simplemente obedecer. Esto es lo que hicieron los
discípulos, ir más allá de sí mismos y confiar en lo que Jesús les mandaba.
"Y sucedió lo increíble".
La
escuela del Corpus Christi
El vicario general del Papa se detiene entonces en la
"hermosa noticia del amor total y personal que trae Jesús: 'Esto es mi
cuerpo que es para ustedes'" que nos ve no sólo como destinatarios de ese
amor, sino también como protagonistas. Como lo fue San Pablo que dijo: "He
recibido del Señor lo que a su vez les he transmitido". Así, también
nosotros estamos llamados a ser Eucaristía como Jesús, a convertirnos en
"memoria viviente de Jesús", "invitados a descender en la
humanidad, dejando atrás toda forma de gloria mundana, social, personal, para
no comprometer nunca la grandeza del amor, para no fracasar nunca en el
amor", es decir, "para vivir la vida que Jesús compartió con nosotros
y sigue compartiendo con nosotros, para no separarnos nunca del camino de la
vida". "Esta es la escuela del Corpus Christi", dice el cardenal
Gambetti. "Jesús nos lleva de la mano y quiere conducirnos a esa vida
plena y amorosa que pasa por un cambio de postura", concluye el cardenal.
Cristo, en definitiva, quiere decirnos: "No te preocupes más por ti mismo,
sino por tus hermanos, para reunirlos y darles tú mismo de comer.
Por TIZIANA
CAMPISI/Vatican News
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