CIUDAD DEL VATICANO (10 Noviembre 2022).- El país del noroeste europeo ha aprobado una reforma del Código Penal. Entre los nuevos delitos se encuentra el ecocidio, por el que se entiende una acción ilegal intencionada que causa un daño grave, generalizado y a largo plazo al medio ambiente.
En caso de condena, "por daños graves y permanentes
a gran escala", las penas oscilarán entre 10 y 20 años de prisión
Bélgica ha incluido el ecocidio en su código penal y
es uno de los primeros estados de la Unión Europea en hacerlo.
A propuesta del ministro de Justicia, Vincent Van
Quickenborne, el gobierno federal ha aprobado de hecho la reforma del anticuado
código penal del país, para responder a los cambios en las formas de
delincuencia.
Entre ellos, el ecocidio, promovido por la ministra
federal de Medio Ambiente, Zakia Khattabi.
Esta última, agradeciendo a su colega Van Quickenborne
la cooperación, en un comunicado de prensa emitido el 5 de noviembre, se mostró
satisfecha y felicitó a su país por estar entre los líderes en este campo.
Ecocidio,
el quinto crimen internacional
Fue precisamente la ministra de Medio Ambiente, el 20
de marzo, quien invitó a sus colegas ministros europeos a formar una alianza de
países para apoyar la inclusión del ecocidio en el Estatuto de Roma de la Corte
Penal Internacional, respondiendo a los llamamientos de los actores de la
sociedad civil que llevan varios años pidiendo que el ecocidio sea reconocido
en el derecho internacional en una convención separada, o en el Estatuto de
Roma, como el quinto crimen contra la paz y la seguridad, junto con el
genocidio, los crímenes contra la humanidad, los crímenes de guerra y el crimen
de agresión.
El
Papa: garantizar la protección jurídica de nuestra casa común
Y de "una quinta categoría de crímenes contra la
paz, que debería ser reconocida como tal por la comunidad internacional"
había hablado también el Papa Francisco, dirigiéndose a los participantes en el
20º Congreso de la Asociación Internacional de Derecho Penal el 15 de noviembre
de 2019, refiriéndose a los crímenes de ecocidio.
El Pontífice hizo un llamamiento a todos los
dirigentes y referentes en la materia para que contribuyan con sus esfuerzos
"a garantizar una adecuada protección jurídica de nuestra casa
común".
Francisco, en aquella ocasión, subrayó la necesidad de
no dejar impunes todas las conductas que pudieran considerarse
"ecocidio": la contaminación masiva del aire, de la tierra y de los
recursos hídricos, la destrucción a gran escala de la flora y la fauna, y
cualquier acción capaz de producir un desastre ecológico o de destruir un
ecosistema.
A continuación,
recordó la definición dada por los Padres Sinodales, durante el Sínodo para la
región panamazónica, al pecado ecológico, es decir, una "acción u omisión
contra Dios, el prójimo, la comunidad y el medio ambiente", anunciando
finalmente cómo se estaba considerando introducir el pecado contra la ecología
en el Catecismo de la Iglesia Católica.
El
delito de ecocidio ya está presente en 11 países
El delito de ecocidio, que indica todos los actos ilegales
o arbitrarios cometidos a sabiendas de la probabilidad real de que tales actos
causen un daño grave, generalizado y duradero al medio ambiente, será
reconocido como delito en el nuevo código belga, como ya ocurre en 11 países
del mundo: Georgia, Armenia, Ucrania, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán,
Moldavia, Rusia, Tayikistán, Vietnam y Francia. Las penas en caso de condena
"por daños graves y permanentes a gran escala" oscilarán entre 10 y
20 años de prisión.
El nuevo Código Penal belga, aprobado por el Consejo
de Ministros, tendrá que someterse ahora, entre otros, al Consejo de Estado
para que emita un nuevo dictamen y, si es necesario, tendrá que volver a
discutirse en el seno del Gobierno. Está previsto que el nuevo Código entre en
vigor en 2025.
Por ANNA PONCE/Vatican
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