"SEAN ARTESANOS DE PAZ", LA GRATITUD DEL PAPA A LOS EMPLEADOS DEL VATICANOS
CIUDAD DEL VATICANO (22 Diciembre 2022).- “Serenidad y disponibilidad para ser artesanos de paz”, este es el doble deseo del Santo Padre a los Empleados del Vaticano y sus familias, manifestado en el tradicional encuentro de Navidad, en el Aula Pablo VI.
En un ambiente festivo, el Pontífice agradeció al personal por su trabajo y deseó serenidad a las familias tras la pandemia, con un pensamiento especial para los niños y niñas, para que comprendan que "las crisis son momentos de crecimiento".
“Gracias por
todo lo que hacen aquí, por su trabajo y también por su paciencia a veces,
porque sé que hay situaciones en las que ejercitan la paciencia: gracias por
ello”, lo dijo el Papa Francisco en sus saludos con ocasión de la Navidad a los
Empleados de la Santa Sede y de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano y sus
familias, a quienes recibió en audiencia la mañana de este jueves, 22 de diciembre,
en el Aula Pablo VI.
Gratitud
por haber superado la fase crítica de la pandemia
En el tradicional encuentro natalicio, caracterizado
por un ambiente familiar y festivo, el Santo Padre invitó a las familias a
“agradecer” al Señor, porque, con su ayuda, hemos superado la fase crítica de
la pandemia, y por ello, Pontífice exhortó a no olvidar ese dramático periodo.
“Cuando estábamos en el confinamiento decíamos: quién
sabe cómo será cuando seamos libres para movernos, para reunirnos, etcétera.
Luego, en cuanto las cosas cambian, perdemos la memoria y seguimos adelante
como si nada hubiera pasado. Y puede que ni siquiera demos gracias al Señor.
Esto no es cristiano y ni siquiera es humano. No, queremos dar las gracias
porque hemos podido volver al trabajo, y también porque hemos podido superar
algunos problemas más o menos importantes que surgieron durante el periodo más
difícil”.
Serenidad
para las familias
Otro deseo que expresó el Papa Francisco fue el de la
serenidad, ya que el largo periodo de la pandemia ha dejado huellas. No sólo
consecuencias materiales, económicas; también ha dejado huellas en la vida de
las personas, en las relaciones, en la serenidad de las familias.
“Serenidad no significa que todo esté bien, que no
haya problemas ni dificultades. No es eso. La Sagrada Familia de Jesús, José y
María nos lo muestra. Podemos imaginar que, cuando llegaron a Belén, la Virgen
empezaba a sentir el dolor, José no sabía dónde ir, llamaba a tantas puertas,
pero no había sitio... Sin embargo, en el corazón de María y de José subyacía
una serenidad, que venía de Dios y de la certeza de que estaban en su voluntad,
de que la buscaban juntos, en la oración y en el amor mutuo. Esto es lo que os
deseo: que cada uno de vosotros tenga fe en Dios y que en vuestras familias
exista la sencillez de confiar en su ayuda, de rezarle y darle gracias”.
Las
crisis son etapas de crecimiento
Asimismo, el Santo Padre deseó serenidad especialmente
a los hijos de los Empleados del Vaticano, a los niños y las niñas, porque han
sufrido mucho con el confinamiento, han acumulado mucha tensión.
“Es normal, es inevitable. Pero no hay que hacer como
que no pasa nada, hay que reflexionar, hay que intentar comprender, porque salir
mejor de la crisis no se hace por arte de magia, hay que trabajar en uno mismo,
con calma, con paciencia. Los jóvenes también pueden hacerlo, naturalmente con
la ayuda de sus padres y a veces de otras personas, pero es importante que
ellos mismos sean conscientes de que las crisis son etapas de crecimiento y
requieren un trabajo sobre sí mismos”.
Testigos
y artesanos de la paz
Y haciendo referencia a este momento particular de la
historia del mundo, el Santo Padre dijo que, estamos llamados a sentir con más
fuerza la responsabilidad de poner cada uno de nuestra parte para construir la
paz. Y esto, precisó el Pontífice, tiene un significado especial para quienes
vivimos y trabajamos en la Ciudad del Vaticano.
“No porque este diminuto Estado, el más pequeño del
mundo, tenga un peso especial, no por eso; sino porque tenemos como Cabeza y
Maestro al Señor Jesucristo, que nos llama a unir nuestro humilde compromiso
diario a su obra de reconciliación y de paz. Empezando por el entorno en el que
vivimos, por nuestras relaciones con los compañeros, por cómo afrontamos los
malentendidos y conflictos que puedan surgir en el trabajo; o en casa, en el
ámbito familiar; o incluso con los amigos, o en la parroquia. Es ahí donde
podemos ser concretamente testigos y artesanos de paz”.
“La paz se siembra: Evitando de hablar mal de los
demás "a sus espaldas". Si nosotros hiciéramos solamente esto,
seríamos creadores de paz por todas partes. Si hay algo que va mal, hablemos de
ello directamente con la persona interesada, con respeto y franqueza. Seamos
valientes. No finjamos que no pasa nada y luego hablemos mal de él o ella a
otras personas. Seamos honestos y sinceros”
Gratitud
por el trabajo digno
Finalmente, el Papa Francisco envió una caricia a los
niños y ancianos que están en casa, ellos, dijo el Papa, “son el tesoro de la
familia, el tesoro de la sociedad”. Además, el Pontífice agradeció a los
Empleados del Vaticano por todo lo que hacen y también por la paciencia que a
veces ejercen antes algunas situaciones.
“Todos tenemos que seguir adelante con paciencia, con
alegría, dando gracias al Señor que nos da esta gracia del trabajo, pero
conservarlo y hacerlo también con dignidad. Gracias por esto, gracias por lo
que hacen aquí. Sin ustedes, todo esto no seguiría adelante. ¡Muchas gracias!”.


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