BENEDICTO XVI FUE ENTERRADO EN CRIPTA DEBAJO BASÍLICA DE SAN PEDRO; FUE PRIMER FUNERAL DE UN PAPA EMÉRITO EN LOS TIEMPOS MODERNOS FUESE DISCRETO
CIUDAD DEL VATICANO (5 Enero 2023).- Con un repique de campanas, miles de fieles, líderes políticos y el propio papa dieron el último adiós el jueves a Benedicto XVI, el teólogo alemán que hizo historia al retirarse del cargo, en una inusual misa de réquiem por un pontífice muerto presidida por su sustituto.
La multitud aplaudió cuando los portadores sacaron a
hombros el ataúd de ciprés de Benedicto de la basílica de San Pedro, envuelta
en la niebla, y lo colocaron ante el altar instalado en la enorme plaza
exterior.
Miles de fieles llegan hasta la Plaza de San Pedro
para el funeral del papa emérito Benedicto XVI.
Francisco, ataviado con los ornamentos de color
carmesí propios de los funerales papales, inició la misa con una oración y la
cerró una hora más tarde con una bendición solemne del sencillo féretro,
decorado únicamente con el escudo de armas del papa emérito. Más tarde, fue enterrado
en las grutas vaticanas.
Jefes de Estado y miembros de la realeza, clérigos de
todo el mundo y miles de fieles acudieron en masa al Vaticano a pesar de los
pedidos del papa emérito para una despedida sencilla y de los esfuerzos de la
Santa Sede por hacer que el primer funeral de un para emérito en los tiempos
modernos fuese discreto.
Muchos procedían de la Baviera natal del excardenal
Joshep Ratzinger y vestían trajes tradicionales que incluían abrigos de lana
para protegerse del frío matutino.
Las campanas repicaron y la multitud aplaudió cuando
los portadores sacaron el ataúd de ciprés de Benedicto de la basílica.
"Hemos venido a rendir homenaje a Benedicto y
queríamos estar hoy aquí para despedirnos", dijo Raymond Mainar, quien
viajó desde una pequeña localidad al este de Múnich para el funeral. "Fue
un papa muy bueno".
El papa emérito, que falleció el 31 de diciembre a los
95 años, está considerado como uno de los grandes teólogos del siglo XX y
dedicó su vida a defender la doctrina de la Iglesia. Pero pasará a la historia
por un anuncio singular y revolucionario que cambió el futuro del papado: se
convirtió en el primer papa en retirarse en seis siglos.
Ignorando los llamados al decoro, al final, entre la
multitud, algunos sostenían pancartas o gritaban "¡Santo Subito!"
("¡Santidad ya!"), en una repetición de los cánticos espontáneos
durante el funeral por San Juan Pablo II en 2005.
Francisco ha elogiado su valentía para hacerse a un
lado y apuntó que "abrió la puerta" a que otros hagan lo mismo.
El Vaticano dijo que a la misa del jueves asistieron
unas 50,000 personas, y que alrededor de 200,000 pasaron por la basílica
durante los tres días que albergó la capilla ardiente.
Solo Italia y Alemania fueron invitados a enviar
delegaciones oficiales, pero otros líderes aceptaron la oferta del Vaticano y
acudieron a "título privado". Entre ellos había varios jefes de
Estado más, al menos cuatro primeros ministros y dos delegaciones de casas
reales. Además, varios patriarcas ortodoxos se unieron a los 125 cardenales
sentados junto al altar y la Iglesia ortodoxa rusa envió a su responsable de
asuntos exteriores.
Su predecesor, Francisco, ha elogiado su valentía para
hacerse a un lado y apuntó que "abrió la puerta" a que otros hagan lo
mismo.
Entre los asistentes estaba el cardenal de Hong Kong,
Joseph Zen, quien obtuvo un permiso especial judicial para acudir al evento.
Zen fue detenido en mayo en virtud de una ley de seguridad nacional china por
presunta colaboración con fuerzas extranjeras debido a su participación en un
movimiento prodemocrático ahora silenciado. Tras su detención, las autoridades
le retiraron el pasaporte.
Muchos de los confidentes del fallecido papa
estuvieron presentes en la misa y el arzobispo Georg Gaenswein, quien fuera su
secretario durante muchos años, se inclinó y besó una copia de los Evangelios
que estaba abierta sobre el féretro antes del inicio del funeral.
El presidente italiano, Sergio Mattarella, asiste a la
misa funeral por el difunto papa emérito Benedicto XVI en la plaza de San Pedro
del Vaticano, el jueves 5 de enero de 2023.
A primera hora del jueves, el Vaticano hizo pública la
historia oficial de la vida de Benedicto XVI, un breve documento en latín que
fue colocado en un cilindro metálico dentro de su ataúd antes de ser sellado,
junto con las monedas y medallones acuñados durante su papado y sus estolas de
palio.
El documento presta una amplia atención a su histórico
retiro y se refiere a Benedicto como "papa emérito", citando
textualmente la frase en latín que pronunció en su anuncio del 11 de febrero de
2013.
Francisco no hizo ninguna mención específica al legado
de su predecesor en su homilía y solo pronunció su nombre una vez, en la última
frase, empleando en su lugar una reflexión sobre la voluntad de Jesús de entregarse
a la voluntad de Dios.
"También nosotros, aferrados a las últimas
palabras del Señor y al testimonio que marcó su vida, queremos, como comunidad
eclesial, seguir sus pasos y confiar a nuestro hermano en las manos del
Padre", dijo Francisco.
El legado de Benedicto XVI se vio empañado por el escándalo
de los abusos sexuales cometidos por el clero, a pesar de que reconoció antes
que la mayoría la "inmundicia" de los sacerdotes que violaban a niños
y sentó las bases para que el Vaticano los castigara.
Después de la misa, el féretro de ciprés de Benedicto
XVI fue colocado dentro de otro de zinc, que a su vez quedó dentro de un tercer
ataúd de roble antes de ser enterrado en la cripta que está debajo la Basílica
de San Pedro, donde en su día estuvo la tumba de San Juan Pablo II antes de ser
trasladada al piso superior.
Aunque el funeral fue inusual, tiene precedentes: en
1802, el papa Pío VII celebró en San Pedro el funeral por su predecesor, Pío
VI, quien había fallecido en el exilio en Francia en 1799 como prisionero de
Napoleón.
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