"DE LA CRUZ BROTA EL PERDÓN, NACE LA FRATERNIDAD: LA CRUZ NOS HACE HERMANOS", ES EL TUIT DEL PAPA FRANCISCO ESTE MARTES SANTO
CIUDAD DEL VATICANO (4 Abril 2023).- Este 4 de abril, Martes Santo, el Santo Padre nos recuerda en un tuit que, “De la cruz brota el perdón, renace la fraternidad: la cruz nos hace hermanos”. #SemanaSanta
“De la cruz brota el perdón, renace la fraternidad: la
cruz nos hace hermanos”, es el tuit del Papa Francisco para este 4 de abril,
Martes Santo, en el cual nos recuerda que en el Calvario tuvo lugar el gran
duelo entre Dios que vino a salvarnos y el hombre que quiere salvarse a si
mismo. Los brazos de Jesús, abiertos en la cruz, indica el Pontífice, marcan un
punto de inflexión, porque Dios no señala con el dedo a nadie, sino que abraza
a todos. Porque sólo el amor deja lugar al otro. Sólo el amor es el camino para
la plena comunión entre nosotros.
En este tuit, resuenan las palabras que pronunció el
Santo Padre la tarde del 20 de octubre de 2020, en la Plaza del Capitolio de
Roma, durante el 34 Encuentro Internacional por la Paz que tenía como tema
“Nadie se salva sólo. Paz y fraternidad”, organizado por la Comunidad de San
Egidio.
La
última provocación al Dios crucificado
En aquella ocasión, durante la Oración de los
cristianos, en la Basílica de Santa María de Aracoeli, cuando la humanidad
comenzaba a salir de la pandemia, el Pontífice reflexionaba sobre la última
tentación que le lanzaban a Jesús, pocos instantes antes de su muerte, la de
pensar sólo en sus propios intereses: “Sálvate a ti mismo”.
“Sálvate a ti mismo. Lo dicen primero «los que
pasaban» (v. 29). Era gente común, que había escuchado hablar a Jesús y lo
habían visto hacer prodigios. Ahora le dicen: «Sálvate a ti mismo bajando de la
cruz». No tenían compasión, sino ganas de milagros, de verlo bajar de la cruz.
Quizás también nosotros preferiríamos a veces un dios espectacular más que
compasivo, un dios potente a los ojos del mundo, que se impone con la fuerza y
desbarata a quien nos odia. Pero esto no es de Dios, es nuestro yo. Cuántas veces
queremos un dios a nuestra medida, más que llegar nosotros a la medida de Dios;
un dios como nosotros, más que llegar a ser nosotros como Él. Pero así, en vez
de la adoración a Dios preferimos el culto al yo. Es un culto que crece y se
alimenta con la indiferencia hacia el otro”.
El
evangelio apócrifo del “Sálvate a ti mismo”
“Sálvate a ti mismo”, indicaba el Santo Padre, también
quiere representar la actitud de los jefes de los sacerdotes y los escribas, de
aquellos que habían condenado a Jesús porque representaba un peligro. Pero en
esto, señalaba el Papa, todos somos especialistas en colgar en la cruz a los
demás con tal de salvarnos a nosotros mismos.
“Conocían a Jesús, recordaban sus curaciones y las
liberaciones que había realizado, y relacionan todo esto con malicia: insinúan
que salvar, socorrer a los demás no conduce a ningún bien; Él, que se había
entregado tanto por los demás, se está perdiendo a sí mismo. La acusación es
sarcástica y se reviste de términos religiosos, usando dos veces el verbo
salvar. Pero el ‘evangelio’ del sálvate a ti mismo no es el Evangelio de la
salvación. Es el evangelio apócrifo más falso, que carga las cruces sobre los
demás. El Evangelio verdadero, en cambio, carga con las cruces de los otros”.
Cambiar
la atención de sí mismo al otro
“Sálvate a ti mismo” también representa, según el Papa
Francisco, el clima de hostilidad contra Él, que se verifica incluso en los
crucificados que estaban junto a Jesús. ¡Qué fácil es criticar, hablar en
contra, ver el mal en los demás y no en uno mismo, hasta llegar a descargar las
culpas sobre los más débiles y marginados!
“Sólo buscan a Jesús para resolver sus problemas. Pero
Dios no viene tanto a liberarnos de los problemas, que siempre vuelven a
presentarse, sino para salvarnos del verdadero problema, que es la falta de
amor. Esta es la causa profunda de nuestros males personales, sociales,
internacionales, ambientales. Pensar sólo en sí mismo es el padre de todos los
males. Pero uno de los ladrones observa a Jesús y ve en Él el amor humilde. Y
obtiene el cielo haciendo una sola cosa: cambiando la atención de sí mismo a
Jesús, de sí mismo a quien estaba a su lado”.
La
cruz nos hace hermanos
Antes de firmar el llamamiento por la paz, con el que
concluía el Encuentro, el Santo Padre invitaba a mirar a Dios crucificado, y
pedía la gracia de estar más unidos, de ser más fraternos. Y decía que, cuando
estemos tentados de seguir la lógica del mundo, recordemos las palabras de
Jesús: «Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por
mí y por el Evangelio, la salvará» (Mc 8,35).
“Lo que a los ojos de los hombres es una pérdida, para
nosotros es la salvación. Aprendamos del Señor, que nos ha salvado despojándose
de sí mismo (cf. Flp 2,7), haciéndose otro: de Dios hombre, de espíritu carne,
de rey siervo. También a nosotros nos invita a ‘hacernos otros’, a ir al
encuentro de los demás. Cuanto más unidos estemos al Señor Jesús, seremos más
abiertos y universales, porque nos sentiremos responsables de los demás. Y el
otro será el camino para salvarse a sí mismo: cada semejante, cada ser humano,
cualquiera sea su historia o su religión. Comenzando por los pobres, por los
más parecidos a Cristo”.
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