EL FIN DE LA EMERGENCIA INTERNACIONAL POR LA COVID, DECRETA LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD
MADRID, España (5 mayo 2023).- La covid ya no es una emergencia sanitaria internacional. Han pasado 1.191 días (tres años y tres meses) desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretara la alarma hasta este viernes, cuando la ha dado por finalizada.
La decisión da por cerrada una alerta que ha dejado 765 millones de diagnósticos y 6,9 millones de muertes, según el recuento oficial, que se queda muy corto, según todas las estimaciones (la propia OMS calcula que se ha cobrado 20 millones de vidas).
“La covid ha cambiado el mundo y nos ha cambiado”, ha
dicho el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Ha sido mucho
más que una crisis sanitaria. Ha causado graves trastornos económicos,
eliminando billones del producto interior bruto, interrumpiendo los viajes y el
comercio, cerrando negocios y hundiendo a millones en la pobreza. Ha causado
una grave agitación social, con fronteras cerradas, movimiento restringido,
escuelas cerradas y millones de personas experimentando soledad, aislamiento,
ansiedad y depresión”, ha añadido en una intervención en la que ha recordado
que la amenaza para la salud pública generada por el coronavirus continúa.
Tedros ha pedido a los países continuar con la
vigilancia y la respuesta al SARS-CoV-2: “Mientras hablamos, miles de personas
en todo el mundo luchan por sus vidas en unidades de cuidados intensivos. Y
millones más continúan viviendo con los efectos debilitantes por la covid
persistente. Este virus llegó para quedarse. Todavía está matando y todavía
está cambiando. El riesgo sigue siendo que surjan nuevas variantes que
provoquen nuevos aumentos en casos y muertes”.
Aunque ha señalado que es un momento de “celebración”,
ha hecho un balance crítico: “Una de las mayores tragedias de la covid es que
no tendría por qué haber sido así. Tenemos las herramientas y las tecnologías
para prepararnos mejor para las pandemias, para detectarlas antes, para
responderlas más rápido y para mitigar su impacto”
El decreto de emergencia que ahora finaliza es la
herramienta que la OMS usa para agilizar decisiones cuando una enfermedad tiene
un impacto grave en la salud pública y es inusual e inesperada, con riesgo de
expansión internacional, y tiene capacidad de generar restricción de
movimientos de bienes o personas. Aunque no suponga ninguna obligación para los
países (a los que la organización no puede forzar a tomar decisiones), es un
medio para movilizar recursos de forma más rápida, autorizar medicamentos (o
vacunas) con menos trámites o dictar resoluciones que tengan más eco en los
Estados miembros.
La caracterización como pandemia llegó más tarde, el
11 de marzo de 2020. Pero esto no está recogido en el reglamento sanitario
internacional ni tiene ninguna repercusión a efectos prácticos. Es simplemente
una forma de calificar el aumento de la incidencia de una enfermedad en varios
continentes de una dolencia que tiene un gran potencial de propagarse entre
toda la población mundial. Y fue también una manera de llamar la atención del
mundo sobre la gravedad del coronavirus. Delimitar cuando empieza y termina es
algo a caballo entre lo técnico y lo semántico. No es competencia de la OMS
decretarlo y sus responsables han remarcado que la pandemia continúa y que el virus
está “aquí para quedarse”.
¿Por qué ahora, entonces? A esta pregunta ha respondido
Didier Houssin, presidente del comité de emergencia que ha asesorado a la OMS
sobre la alarma: “Es cierto que el virus continúa circulando. Es verdad que hay
muchas incertidumbres sobre la evolución del virus. Es verdad que todavía hay
fallas en la vigilancia, especialmente en los países más vulnerables. Pero la
situación ha mejorado considerablemente, con menos mortalidad y más inmunidad,
ya sea inducida por las vacunas o por las infecciones naturales. Es hora de
cambiar de herramienta. [La emergencia] consiste en generar movilización y
reacción, pero no se debe de abusar de ella, porque no se adapta a eventos que
se convierten en crónicos, como la covid”.
La decisión de la OMS se daba casi por segura. Un
informe que la organización ha presentado esta misma semana afirmaba que los
sistemas sanitarios “han empezado a mostrar los primeros signos importantes de
recuperación”. Según una encuesta realizada entre finales del año pasado y
principios de este entre 139 países, se están “empezando a restablecer los
servicios esenciales de salud para millones de personas que los perdieron
durante la pandemia”.
También ha visto la luz esta misma semana un documento
de la OMS que propone una transición de la emergencia de la covid a una
respuesta a largo plazo. Es un plan para seguir reduciendo la incidencia del
coronavirus y sus variantes, prevenir, diagnosticar y tratar la covid para
reducir la morbimortalidad y las secuelas y apoyar a los Estados para una
respuesta sostenible. “Los países tienen la oportunidad de reforzar sus
sistemas sanitarios para futuras pandemias”, reza el informe.
La OMS recalca en este documento que el fin de la
emergencia sanitaria no quiere decir que el problema de la covid haya
terminado. Todavía es una enfermedad nueva de la que quedan cosas por aprender
(las mutaciones del virus son siempre una amenaza y hace falta investigar más
sobre la covid persistente), que se sigue cobrando vidas y llevando a pacientes
a cuidados intensivos. La última gran ola que vivió España se produjo el verano
pasado. Desde entonces ha habido pequeños repuntes en la transmisión que se han
comprobado por ligeras subidas de la ocupación hospitalaria, pero que se
mantienen en porcentajes muy bajos y no tiene nada que ver con los primeros
momentos de la pandemia.
Salvador Peiró, director de investigación la fundación
Fisabio, explica que está sucediendo como con otras enfermedades, que
repercuten de alguna forma en los ingresos, pero ya lejos de afectar al
funcionamiento de los hospitales. “Parece que no va a ser un virus estacional,
sino que va a presentar ligeros repuntes a lo largo del año, afectando sobre
todo a las personas muy mayores o inmunosuprimidas”, explica. En su opinión,
desde el punto de vista epidemiológico, la emergencia ya pasó “hace tiempo”,
gracias a una población con altos grados de inmunidad gracias a las vacunas y a
las sucesivas infecciones que ha sufrido la mayoría. Pero la OMS tiene en
cuenta más parámetros, como los que tienen que ver con la necesidad de
aprobación rápida de fármacos.
En España, la última medida que queda vigente desde
que comenzó la pandemia son las mascarillas en farmacias y centros sanitarios.
Cada vez están más cuestionadas en estos ámbitos, especialmente en las boticas,
donde el cumplimiento de la norma es muy relajado. José Martínez Olmos,
profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, cree que habría que
“aprovechar” que la ciudadanía se ha acostumbrado a llevarlas para mantenerlas
al menos en hospitales y centros de salud. “No es ya solo por la covid, sino
por otros virus respiratorios. Es una medida fácil de seguir y que puede
proteger a los más vulnerables y a los profesionales que trabajan en estos
lugares”, explica.
Martínez Olmos considera acertada la decisión de la
OMS de poner fin a la emergencia sanitaria provocada por la covid: “En la
mayoría de los países ya no preocupa, gracias sobre todo a las vacunas, y se
dan las circunstancias para hacerlo. Los centros sanitarios están más relajados
y ya se pueden tratar bien los casos”.
Por PABLO INDE/El País
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