SAN CRISTÓBAL COMO SU RELOJ PÚBLICO, NO CAMINA
Corren los días, y como protagonistas de nuestras vidas, hemos actuado en diversos escenarios, unos gratos y placenteros, otros desagradables y dolorosos, que como es natural dejan surcos y estigmas que solo con el paso del tiempo aprendemos a convivir y compartir espacios con ellos.
Corren los días, porque de eso se trata la vida, de una
simple sumatoria de los días vividos, de
triunfos y fracasos, de errores y aciertos, de risas y llantos, de penas y alegrías, entre esperanzas perdidas e ilusiones
que nacen, así corren los días.
Entre la nobleza y la mediocridad, entre la lealtad y
la traición, entre la bondad y la maldad, entre el que desiste y el que
continúa, entre la abundancia y la escasez, entre lo bueno y lo malo, entre la
verdad y la mentira, así corren los días.
En medio del desamparo de muchos que a duras penas mal
viven y la opulencia y el despilfarro de tantos que sólo para sí perciben que el mundo existe, porque sólo en
su entorno la existencia es posible, y así corren los días.
Y entre una cosa y la otra, en San Cristóbal ya ni
sabemos si vamos hacia adelante o venimos de regreso, si subimos o bajamos, si
ayer es hoy, hoy es ayer, y es que estamos tan aturdidos y frustrados, porque ni
siquiera podemos saber qué hora es; el reloj público del Ayuntamiento Municipal
hace más de 10 años que no camina.
Ojalá, que el poder ejecutivo, disponga de los
recursos necesarios para reparar el reloj público de esta ciudad, así como ha
hecho para algunas obras, porque sólo
así, aquí se trabaja.
San Cristóbal definitivamente está como su reloj público;
no camina, sus manecillas oxidadas por el descuido y las promesas incumplidas, hace
tiempo que marcan las 10:34 minutos, no se sabe si es de la mañana o de la
noche, solo Dios sabrá.
Por LEONARDO CABRERA DIAZ
El autor es periodista
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