En ocasiones, nosotros mismos, tenemos que darnos respiración boca a boca para recuperarnos de algún trance, de un episodio de angustia, y darnos palmadas de aliento y llamándonos a capítulo decirnos, " ¿ey, fulano, que te pasa?”, es solo un mal momento, como otros tantos por los que has pasado, que también superarás.
La vida es una carrera de obstáculos, dificultades y
problemas que precisamente, y aunque así, quizás no lo entendamos, son los que
dan sentido a nuestra existencia, enseñándonos, a valorar en su justa dimensión
los momentos de amor, amistad y confraternidad.
Con frecuencia descuidamos la importancia y lo sublime
de un abrazo, decir o escuchar un te quiero, un te extraño, un cómo te ha ido y
otros tantos pequeños detalles, que conforman esas grandes cosas, que todos necesitamos,
pero que relegamos anteponiendo nuestro orgullo, y que justificamos con un
simple... "Yo soy así," y eso es todo.
Nuestras actitudes nos hacen caer en el contrasentido de
aprender a degustar los sinsabores, y hasta celebrar nuestras adversidades, y
preferimos hacer hiel de la miel, antes de dar nuestro brazo a torcer, y
reconocer algún error cometido diciendo, yo estaba equivocado (a), tú tenías
razón, perdóname.
Y esos "yo soy así", prohijados por el
orgullo, resultan ser una cruz muy pesada para quienes los cargan, y pocas
veces se muestran cariñosos y afables, pues, se molestan e irritan con facilidad
alejando de su entorno, a personas que le aprecian y valoran, pero se
distancian por su actitud.
Y en esa lucha interna de nuestros egos, danzan los
"yo soy así," y los que "nadie me diga na" izando la
bandera de la intolerancia e intransigencia y mandamos "pal carajo",
la sensatez, y el buen juicio para imponer nuestros criterios, por encima de
cualquier otra opinión o idea, obviando la dialéctica.
Por LEONARDO
CABRERA DÍAZ
No hay comentarios.: