"TANTOS CONFLICTOS PODRÍAN RESOLVERSE SI NOS ESCUCHÁRAMOS CON RESPETO": PAPA FRANCISCO
CIUDAD DEL VATICANO (2 Julio 2023).- Sobre la profecía, don que el Espíritu Santo ha distribuido en el Santo Pueblo fiel de Dios, reflexionó el Papa antes de rezar el Ángelus del domingo 2 de julio.
El Santo Padre hizo presente que cada uno “incluso el más pequeño” tiene un don profético que compartir, por eso pidió escucharse unos a otros con respeto, “porque cada uno de nosotros necesita aprender de los demás”.
“Cuando hay que tomar una decisión importante, viene
bien sobre todo rezar, invocar al Espíritu, pero después escuchar y dialogar”
porque cada uno “incluso el más pequeño” tiene “un don profético que
compartir”. El Papa Francisco rezó el Ángelus al mediodía asomado a la ventana
del Palacio Apostólico Vaticano, acompañado de los fieles y peregrinos que se
reunieron en la Plaza de San Pedro. Antes de la oración mariana, como es
habitual, realizó su comentario sobre el Evangelio del día, hoy, Mateo 10
versículos del 37 al 42. Así introdujo su reflexión:
En el Evangelio de hoy Jesús dice: «El que recibe a un
profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta» (Mt 10,41). Tres veces
la palabra "profeta". Pero, ¿quién es el profeta? Hay quien lo imagina
como una especie de mago que predice el futuro; esta es una idea supersticiosa
y el cristiano no cree en las supersticiones, como la magia, las cartas, los
horóscopos o cosas similares. Pero...entre paréntesis, tantos, tantos
cristianos van a hacerse leer las manos... por favor... Otros pintan al profeta
solo como un personaje del pasado, que existió antes de Cristo para preanunciar
su llegada. Y Jesús mismo hoy habla de la necesidad de acoger a los profetas;
por lo tanto, existen todavía, pero, ¿quiénes son? ¿Quiénes son los profetas?
¿Quién es el profeta?
El profeta es un signo vivo que muestra a
Dios a los demás
Cada uno de nosotros es profeta, explicó seguidamente
el Pontífice, porque, de hecho, “con el Bautismo todos recibimos el don y la
misión de la profecía”. Y más precisamente, es profeta “aquel que, en virtud
del Bautismo, ayuda a los demás a leer el presente bajo la acción del Espíritu
Santo, a comprender los proyectos de Dios y a corresponderlos”, quien “muestra
a los demás a Jesús, que da testimonio de Él, que nos ayuda a vivir el hoy y a
construir el mañana según sus planes”. Es muy importante, subrayó el Papa, leer
el presente "no como una crónica" sino leerlo "como iluminado y
bajo la acción del Espíritu Santo".
Por lo tanto, todos somos profetas, testigos de Jesús
«para que la virtud del Evangelio brille en la vida diaria, familiar y social»
(Lumen Gentium, 35). El profeta es un signo vivo que muestra a Dios a los
demás, un reflejo de la luz de Cristo en el camino de los hermanos. Y entonces,
podemos preguntarnos: Yo, que fui “elegido profeta” en el Bautismo, ¿hablo y,
sobre todo, vivo como testigo de Jesús? ¿Llevo un poco de su luz a la vida de
alguien? ¿Me interrogo sobre esto? ¿Me pregunto cómo va mi testimonio, mi
profecía?
Todos somos portadores de un mensaje de
Dios
Tras estos interrogantes, el Papa Francisco recordó
que el Señor, como dice el Evangelio, “pide acoger a los profetas”, motivo por
el cual “es importante que nos acojamos unos a otros como tales, como
portadores de un mensaje de Dios, cada uno según su estado y su vocación y
hacerlo allí donde vivimos: en la familia, en la parroquia, en las comunidades
religiosas, en los demás ámbitos de la Iglesia y de la sociedad”. El Espíritu –
subrayó el Santo Padre - ha distribuido dones de profecía en el Santo Pueblo de
Dios: he aquí por qué está bien escuchar a todos. Y prosiguió:
Por ejemplo, cuando hay que tomar una decisión
importante, viene bien sobre todo rezar, invocar al Espíritu, pero después
escuchar y dialogar, en la confianza de que cada uno, incluso el más pequeño,
tiene algo importante que decir, un don profético que compartir. Así se busca
la verdad y se difunde un clima de escucha de Dios y de los hermanos, en el que
las personas no se sienten acogidas solo si dicen lo que nos gusta a nosotros,
sino que se sienten aceptadas y valoradas como dones por lo que son.
Cada uno de nosotros necesita aprender de
los demás
Invitó Francisco a pensar en cuántos conflictos se
podrían evitar y resolver “poniéndose en escucha de los demás con el sincero
deseo de comprenderse”. Y “porque cada uno de nosotros necesita aprender de los
demás”, el Papa concluyó su comentario dejando algunos interrogantes para la
reflexión de los fieles:
¿Yo sé acoger a los hermanos y a las hermanas como
dones proféticos? ¿Creo que los necesito? ¿Los escucho con respeto, con el
deseo de aprender?
A la Virgen María “Reina de los Profetas” rezó hoy
para que “nos ayude a ver y a acoger el bien que el Espíritu ha sembrado en los
demás”.
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