TODOS QUEREMOS LAS ALIANZAS, UNOS LAS QUEREMOS PENSANDO EN EL PLD Y SU FUTURO, OTROS EN CAMBIO, PENSANDO EN ELLOS MISMOS Y EN SU FUTURO

Todos, absolutamente todos, queremos las alianzas con otras fuerzas políticas. La diferencia quizás esté en que algunos las queremos pensando en el PLD y su futuro, y otros, en cambio, las quieren pensando en ellos mismos y en su futuro. El Partido de la Liberación Dominicana tiene vocación concertadora. Así lo demuestra su historia. En eso no debe caber duda. Esa es la realidad.

Muchos dirigentes del Partido, entre los que estamos nosotros, hemos puesto todos nuestros huevos, sean muchos o sean pocos, en una sola canasta: en el PLD; algunos proceden como si al parecer hayan puesto los suyos en varias canastas, de modo que podrían haber habilitado una opción ‘B’ para el caso de que los huevos de la canasta morada se les echen a perder.

En toda alianza política hay que distinguir tres elementos:

a) el interés, lo que pretende cada parte participante;

b) lo que se está dispuesto a sacrificar, porque siempre hay que ceder en algo;

c) el proceso de la negociación, que culminará en la suscripción del acuerdo final.

Los tres elementos se explican por sí mismos, pero nos parece conveniente decir algo del «c», el proceso.

En la negociación de una alianza usted no puede presentarse en una posición de debilidad porque puede ser que al final se vea precisado a ceder más de la cuenta. En este sentido, es un error muy peligroso para una de las partes el presentarse como si la alianza fuera para ella un asunto de vida o muerte. Veamos el ejemplo siguiente para que esto se entienda mejor. Juan y Pedro se dirigen a una cita en procura de un trabajo. Juan tiene 6 meses desempleado, posee un buen currículo, igual que el de Pedro, pero tiene 6 meses acumulando deudas. Pedro, por su parte, ha prestado atención a esta oferta de trabajo porque quiere salir del que tiene; ahí gana $40,000.00 al mes.

¿Ustedes creen que Juan y Pedro van a negociar con su potencial empleador en iguales condiciones, con las mismas expectativas? ¡Claro que no!

Si bien es cierto que Juan podrá coger lo que aparezca, lo que le ofrezcan, porque está en el piso, y quizás más abajo, en un hoyo; la situación de Pedro es diferente. Este parte de un techo de RD$40,000.00, lo que significa que negociará a partir de lo que tiene.

Lo mismo pasa en política y en cualquier tipo de negociación. Entre los participantes hay un forcejeo, se desarrolla un pulso psicológico que tiene su fundamento en la posición en que se halla cada quien partiendo de su situación concreta y de cara a lo que procura.

Así las cosas, lo inteligente en este momento es que cada uno sigamos rezando a SAN TRABAJO y dejemos las negociaciones en manos de los encargados de ese asunto. Al final mientras más sólida sea nuestra posición mejor parte sacaremos de lo que se negocia. No debemos olvidar nunca que este es un asunto entre políticos, no entre filántropos.



Por DANIEL CRUZ

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