HONRANDO LA PRESENCIA DE 72 AÑOS EN LA VIDA ACADÉMICA DOMINICANA DEL INSTITUTO POLITÉCNICO LOYOLA
A mi amigo de seis décadas César Sandino de Jesús 1/2
En este espacio que ya se aproxima a dos décadas de
trabajos relacionados a economía, tecnología y geopolítica, presentamos este
nuevo artículo honrando la presencia de 72 años en la vida académica dominicana
del Instituto Politécnico Loyola.
El año 1952 registra para la República Dominicana un
momento particular, convertido al transcurrir el tiempo en soporte esencial en
la formación académica técnico-profesional. La presencia del Instituto
Politécnico Loyola en nuestra nación nos ha dado el privilegio de vivir
experiencias que han tocado las fibras más sensibles de nuestro ser como
ciudadano. Esta exposición no es un escrito generado por las urgencias propias
de la coyuntura actual que vivimos, es una expresión generada desde lo más
profundo de nuestros sentimientos de gratitud hacia una institución académica
que durante siete décadas ha formado recursos humanos que brindan un servicio
eficiente a la sociedad desde diversas ramas del saber, una muy particular: la
agronomía.
Loyola, hoy presidido en su rectoría por el padre José
Altagracia Victoriano, con una filosofía educacional inspirada en el
pensamiento jesuita de San Ignacio de Loyola, nos ha brindado la dispensa de su
presencia convertida en paradigma de calidad académica.
Nos encontramos entonces con un proyecto educacional
que trasciende más allá del formalismo, llevando el compromiso de formar
profesionales en valores, con propósitos de engrandecer la nación.
Esta inigualable institución permitió nuestra
colaboración como ministro de Agricultura y ser testigos de su peso específico
como forjadora de profesionales en el sector agropecuario que han jugado
papeles preponderantes en el trabajo técnico profesional agrícola de la
República Dominicana. Su capacidad de generar este tipo de peritos nos permitió
una integración colaborativa donde centenares de estos lograron complementar su
instrucción en el exterior canalizadas por el Ministerio de Agricultura que dirigimos
del año 1966 al 1970.
De los aportes del Instituto Politécnico Loyola
(polivalente y estatal) como forjador de profesionales en el área técnico
profesional agrícola, se registra a través de su historia la formación en sus
aulas de seis ministros de Agricultura y un Presidente de la nación.
El ámbito educacional de esta connotada institución
académica refiere profesiones en el orden de la ingeniería y lo técnico
fundamentales en el desarrollo de la nación, referimos: Ingeniería Agroempresarial,
Eléctrica, Industrial, Redes y Telecomunicaciones; mientras que en las
profesiones técnicas nos encontramos con desarrollo de Software, diseño y
Manufactura, Electricidad Industrial, Mecatrónica, Procesamiento de Alimentos,
Redes y Seguridad Informática, incluidas en sus ofertas académicas focalizadas
a las necesidades profesiones pertinentes y adecuadas al desarrollo nacional;
con una matrícula de 7,271 alumnos en el año 2023, aportando 25,645
profesionales a la sociedad en 72 años de vida académica.
Nos encontramos en presencia de una institución con
fines académicos muy marcados y vinculantes al desarrollo de la nación. En la
próxima entrega abordamos la presencia del Instituto Politécnico Loyola a la
luz del futuro inmediato que nos presenta el escenario internacional como
nación.
Por FERNANDO ÁLVAREZ BOGAERT
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