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¿QUÉ HACEN LOS RESTOS DE PEDRO SANTANA EN EL PANTEÓN NACIONAL?

Fusiló patriotas, anexó el país, expiró con conciencia de español, cometió once crímenes contra a Patria. ¿Es tan difícil de entender el rectificar un entuerto histórico de este nivel?.

¿Cuándo, políticamente hablando, habrá condiciones para sacar del Panteón de la Patria, los restos de Pedro Santana? A la luz de muchos, nunca. La decisión implica una definición de varios niveles: histórica, ética y social.

El tema se ha planteado en ámbitos académicos, en círculos políticos, en esferas del poder, y “algo” impide definirlo. ¿Cuál ha de ser el mejor momento?

Ese en que se adopte.

Ese en que se aspire en que alguien tome una decisión histórica, que ni siquiera tiene que ver con un “lanzamiento al olvido” de la memoria de este dictador anexionista, ya que el planteamiento es que a su memoria se establezca en El Seybo, que ilustre a visitantes y locales, sobre las características de su trayectoria, en el cual presentarlo tal cual fue: con las luces que pudo haber tenido, y las innumerables sombras que han de acompañar su memoria el resto de los días de la eternidad.

¿A quién conviene reconciliar de justica la historia en relación con Santana?.

¿Quién, como, y sobre cuál razonamiento, se determinó que el mejor lugar para el reposo de esos restos mortales, fuera el lugar más sagrado que atesora las cenizas de los grandes hombres y mujeres de la Patria, a una parte de los cuales, Santana fue quien dispuso su fusilamiento?.

Se ha conversado el tema pública y privadamente. Se ha hablado de conformar una comisión oficial integrada por directivos del Archivo General de la Nación, de la Academia Dominicana de la Historia, del Ministerio de Cultura, de las Escuelas de Historia, de las universidades.

Pero ya es bastante, porque el sentido común no resiste una pregunta más tonta: ¿Cuándo sacarán los restos de Pedro Santana? La interrogante no puede ser más simple. ¿Cuál es la parte que no se comprende?.

El traslado de JB

Con el decreto 1383, del 24 de octubre de 1975 Joaquín Balaguer movilizó los restos de Pedro Santana, al Panteón de los Héroes Nacionales y quien fusiló y desterró a los miembros de Los Trinitarios, entre ellos a la prócer María Trinidad Sánchez.

Santana luchó al lado de los españoles en La Restauración de la República.

Los restos del general Pedro Santana, fueron llevados por órdenes del doctor Joaquín Balaguer, el 23 de julio de 1978, a 23 días antes del traspaso de mando al gobierno de Antonio Guzmán Fernández, del Partido Revolucionario Dominicano.

La opinión generalizada de historiadores es que esos restos no deben permanecer ni un minuto más en ese lugar sagrado.

Opinan en favor de esa permanencia, algunos voceros de la familia Santana, por obvias razones y uno que otro historiador marcado por una perspectiva de derecha conservadora, nada casual.

¿Qué hizo Santana?

El general Santana anexó la República Dominicana a España el 18 de marzo de 1861, murió habiendo hecho juramento bajo la bandera española y cometió innumerables crímenes contra los fieles seguidores del ideal trinitario de una República Dominicana totalmente libre e independiente de toda dominación extranjera, en opinión del licenciado Juan de la Cruz, historiador, egresado de Historia por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Máster en Filosofía en un Mundo Global en la Universidad del País Vasco (España).

Docente de la Escuela de Historia y Antropología de la UASD. Premio anual de Historia José Gabriel García, 2017, con la obra Guerra de la Restauración: triunfo del pueblo dominicano en armas.

¿Quién fue?

El general Pedro Santana Familias nació en Hincha —hoy territorio haitiano—, el 29 de junio de 1801. Fue hermano gemelo de Ramón Santana Familias, de Florencio Santana Familias e hijo de Pedro Santana y Petronila Familias.

Ostentó, a partir de marzo de 1844, el cargo de comandante en jefe del Ejército Expedicionario del Sur, pero solo participó indirectamente en la Batalla del 19 de Marzo, y directamente en las escaramuzas conocidas como Batalla de Las Carreras, realizada entre los días 21 y 23 de abril de 1849, tras la derrota contundente sufrida por las tropas haitianas encabezadas por el general Faustino Soulouque en el desfiladero de El Número, Azua, el 17 de abril de ese mismo año, ante el ejército dominicano que encabezaba el general Antonio Duvergé.

Los lauros inmerecidos atribuidos a Santana les sirvieron para ser proclamado con los galardones tampoco merecidos de “Libertador de la Patria” y “jefe Supremo de la República”, calidad esta última con la que asumió la presidencia de la República, tras desplazar a los trinitarios del poder y declararlos injustamente traidores a la patria, para poder cometer impunemente todos sus crímenes y desmanes contra el país y su gente más sensata.

(https://revistas.uasd.edu.do/index.php/ecos/article/view/191/339)

11 crímenes de Pedro Santana

 

La siguiente relación consolida, a partir del consenso de historiadores, consolida los principales crímenes, traiciones, desmanes y deslealtades cometidas por el general Pedro Santana contra la República Dominicana y sus patriotas más fieles al ideal de una nación totalmente libre e independiente, se pueden resumir:

1. El general Pedro Santana, hatero de El Seibo que colaboró con la Independencia Nacional, declaró traidores a la patria a los fundadores de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez,

Ramón Matías Mella, Juan Isidro Pérez, José María Serra, Pedro Alejandrino Pina, Juan Nepomuceno Ravelo, Jacinto de la Concha y Juan Evangelista Jiménez, entre otros, y desde entonces se alzó con el poder absoluto de la República Dominicana.

2. El fusilamiento de María Trinidad Sánchez y sus compañeros de armas el 28 de febrero de 1845 —un día después de cumplirse el primer año de la Independencia Nacional— por reclamar el retorno de los trinitarios deportados por Santana y su gabinete.

3. El destierro de los parientes más cercanos de Duarte —su madre Manuela Díez y sus hermanos y hermanas—, en el mes de marzo de 1845, con lo cual quiso darle una estocada final al fundador de la República.

4. El fusilamiento de los hermanos José Joaquín y Gabino Puello, después de estos haberle servido incondicionalmente al general Pedro Santana. Estos fueron acusados de convictos y juzgados por una supuesta conspiración que buscaba derrocar al presidente Santana. Fueron sentenciados a muerte y fusilados el 23 de diciembre de 1847.

5. El apresamiento de quien fue una y mil veces glorioso defensor de las fronteras dominicanas, general Antonio Duvergé, el 9 de mayo de 1849 en Azua, por desaprobar las incitaciones del general Pedro Santana dirigidas a derrocar al presidente general Manuel Jiménez y en su lugar colocarse él, y por responderle gallardamente, con honorabilidad y sentido patriótico, de la siguiente manera: “General: Yo solo empleo mis armas para pelear contra el

haitiano; pero nunca tomaré parte en discordias civiles; en este caso haré mucho con ser neutral”.

6. El sometimiento del general Duvergé a un consejo de guerra en la ciudad del dictador, El Seibo, al ser acusado por el general Santana de ser el responsable de la derrota sufrida por las tropas dominicanas en varias batallas, como la de Azua, de los días 5 y 6 de abril de 1849, siendo descargado posteriormente por el tribunal militar de las imputaciones que se les hicieron.

7. El fusilamiento en el patíbulo del general Antonio Duvergé, sus hijos Alcides y Daniel, los patriotas coroneles Tomás de la Concha y Juan María Albert, así como también al ciudadano español Pedro José Dalmau, el 11 de abril de 1855, al ser acusados de planear una conspiración revolucionaria contra el gobierno del general Santana.

8. La actitud de deslealtad y traición asumida en 1858 cuando el gobierno provisional de Santiago, encabezado por el general José Desiderio Valverde e integrado por los patriotas Ulises Francisco Espaillat, Pedro Francisco Bonó, Máximo Grullón y otros abanderados de la causa nacional, lo trajo del exilio para sacar del poder al presidente Buenaventura Báez, quien había estafado a los productores y comerciantes de tabaco del Cibao, al emitir más de 40 millones de pesos en dinero inorgánico. Después de derrocar a Báez retornó a Santiago y le dio un golpe de Estado al presidente Valverde, derogó la Constitución democrática y liberal de Moca adoptada en 1858 e impuso nuevamente la Constitución conservadora de 1854.

9. La entrega total de la República Dominicana al decadente imperio español en una falsa y supuesta condición de provincia ultramarina, cuando llevó a cabo la anexión a España el 18 de marzo de 1861, para consumar de forma definitiva sus planes parricidas contra la patria y contra sus mejores hombres y mujeres.

10. El fusilamiento de los patriotas José Contreras, Cayetano Germosén, Inocencio Reyes y otros, en mayo de 1861, en la ciudad de Moca, tras estos oponerse a la anexión a España.

11. El fusilamiento en el patíbulo del patricio Francisco del Rosario Sánchez y sus 21 compañeros de lucha e infortunio, en San Juan de la Maguana, el 4 de julio de 1861.

Juan Pablo Duarte calificó a Pedro Santana como “Satanás”, “Orcopolita”, “Ciudadano del Infierno”, “fariseo” e “Iscariote”, a quien el patricio había incorporado junto a su hermano Ramón, a mediados de 1843, a la causa nacional, tras el golpe de Estado dado por los reformistas haitianos y Los Trinitarios al presidente haitiano Jean Pierre Boyer.

A Santana, y a otras figuras funestas del país: Tomás Bobadilla, Buenaventura Báez, Manuel María Gautier, Manuel María Valencia, Silvano Pujol, Félix Mercenario y otros, nuestro Padre de la Patria los señala como parte de la “facción miserable” que “ha sido, es y será siempre todo menos dominicana”.

Igualmente, “representante de todo partido antinacional y enemiga, nata, por tanto, de todas nuestras revoluciones”.

El destino de esos despojos, debería ser de los restos: El Seybo en el cual instalar, con el respaldo y asesoría del Archivo General de la Nación, el Museo Santana, una unidad de la memoria que permita ubicarlo como el modelo de ciudadano traidor a la Patria, que nunca debió haber sido. Y sacarle el provecho turístico que debía para esa comunidad al tiempo de ubicarlo correctamente en el lugar de infamia que le corresponde en la historia.

 

 

Por JOSÉ RAFAEL SOSA

El autor es periodista y escritor

 

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