(Escribí este trabajo el 6 de enero del 2019. Doña Maria, se nos fue hace poco...)
María Puello viuda Toribio, con bonita vocación y dulzura para enseñar, representa el inicio de la escolaridad de varias generaciones de los muchachos del barrio Villa Valdez. Ahí, en la escuelita de su hogar, cientos de nosotros fuimos alfabetizados. Ella con pasión desbrozó el camino y el aprendizaje sirvió de blindaje y definición de la senda.
María Puello Ramírez, nació en la ciudad San Cristóbal, el 17 de abril del año 1934, hija de Cristóbal Puello y Librada (Elia) Ramírez. Desde muy joven se dedicó a la enseñanza, asumiéndola como apostolado y denodado altruismo.
Doña María, dueña de dos tradicionales y emblemáticos apellidos de San Cristóbal, es ampliamente conocida como María Toribio, al ser la esposa de don Juan Toribio, hombre de baja estatura, copiosos bigotes, mirada penetrante, austero en el hablar , que en cauta presencia apoyaba la labor humana de enseñar a la que se entregó su eterna compañera.
Juan Alejandro, Ángela María y Juan Alberto Toribio Puello, es la prole resultante de la unión de doña María y don Juan. El mayor, Juan, laboró por años en el Banco de Reservas; Ángela, maestra, heredó de su madre el bonito sentimiento y vocación de enseñar; Alberto, dedicado a su desempeño en el sector privado de manera exitosa.
De esa escuelita bautizada para la época como de patio, que inicio en los años finales de la dictadura, el resultado, el producto es inconmensurable; el intangible humano y social describe la grandeza de la filantropía expresada en el hacer de doña María, donde no había discriminación ni privilegio alguno…
Carácter combinado con amor y exquisito trato era la ambientación que nos zambullía en el océano del saber; fue el kilometro 0 en el largo trayecto que permitió a centenares adornar con éxito los propósitos de vida. Esa escuelita es el principio recordado en los meritos y lauros obtenidos, en el crecimiento y desarrollo personales alcanzados.
En la calle presidente Billini No. 53 del barrio Villa Valdez, donde la vegetación hace impenetrables los rayos lastimosos del sol, es el lugar que definió el camino ancho de hombres y mujeres, de médicos, enfermeras, ingenieros, abogados, agrónomos, economistas, contadores públicos, sociólogos, músicos, artistas, psicólogos, químicos, arquitectos, comerciantes, empresarios…
Doña María Puello Ramírez viuda Toribio, es un paradigma de grandeza, un motivo para expresar gratitud y de sobradas razones para el más elevado reconocimiento.
Por Elvin Sánchez
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