El 19 de noviembre en el deporte cubano con enorme arraigo

LA HABANA, Cuba (19 Noviembre 2023).- Cuenta la historia que, en la Cuba aún española, un niño le descubrió la trampa a su padre. Él era ajedrecista, y tras una partida de las habituales que celebraba con sus amigos, el pequeño de cuatro años se quedó junto al tablero, y riendo le dijo: «¡Papá, eres un tramposo!», porque había visto un movimiento incorrecto.

Aquel infante nunca había recibido clase alguna, pero aprendió a jugar viendo a los mayores. Así dio sus primeros pasos. Para sorpresa de su progenitor, no solo supo volver a colocar las piezas sobre el tablero, sino que ganó la primera de las partidas que jugaron entre ambos. Aquel pequeño sería el futuro campeón del mundo entre 1921 y 1927. Aquel pequeño era José Raúl Capablanca.

El oficial, atónito por la revelación de que su hijo podría ser un prodigio, lo llevó al Club de Ajedrez de La Habana, donde el dotado infante se enfrentó a varios adultos. Durante los años siguientes se convirtió en un jugador aficionado de notable envergadura, y a los 13 era oficialmente el mejor ajedrecista de Cuba, al vencer al hasta entonces campeón Juan Corzo.

Decía Pablo Morán que «para Capablanca, el ajedrez era tan fácil como respirar». El propio campeón admitió que había aprendido a jugar al ajedrez «antes de aprender a leer», y como decía el gran maestro Richard Reti, el ajedrez era como su «lengua materna». Se le considera uno de los grandes talentos naturales de la historia del juego-ciencia, si no el mayor, en una expresión a la que le sobran los genios.

El llamado Mozart del ajedrez nació el 19 de noviembre de 1888, en La Habana, una época en la que el ajedrez era para los privilegiados, de clase adinerada. Nunca fundó una escuela; sin embargo, su libro Fundamentos del ajedrez (1921), ha sido referencia en el estilo de otros grandes maestros como Bobby Fischer, Anatoly Karpov o Hikaru Nakamura, por mencionar a algunos.

Cien años después, la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) proclamó que el 19 de noviembre sea reconocido como el Día Internacional del Ajedrez, por un cubano que se convirtió en el rey de los juegos.

Cuba honra a su cultura y educación física. Foto: Ricardo López Hevia

OTRO 19 DE NOVIEMBRE

Pero la fecha no solo está marcada por el nacimiento de esa gran figura del deporte cubano y universal. También es especial por conmemorar un momento clave del desarrollo del deporte revolucionario. Un día como ese, en 1961, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz se dirigió a los delegados al Congreso de Consejos Voluntarios del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), para hacer la clausura de su primera plenaria.

Allí hizo una valoración de la situación del movimiento deportivo, y de las transformaciones ocurridas en esos momentos, así como de los grandes retos que tenía esa esfera, según los beneficios que reportaba la práctica del deporte para la población.

«Sin Revolución no se habría podido soñar con desarrollar en nuestro país un gran movimiento deportivo», expresó Fidel en aquella ocasión. Ciertamente, sin Revolución no sería posible que Cuba sea hoy el país hispanohablante más laureado en los Juegos Olímpicos, con 235 preseas (84 medallas de oro, 69 de plata y 82 de bronce); sin Revolución tampoco esta pequeña Isla hubiera logrado 940 títulos en citas multideportivas regionales, por encima de países como Canadá y Brasil.

Una de las claves para este éxito ha sido la masificación de la práctica del ejercicio físico, que ha permitido, en cualquier barrio o ciudad, descubrir a los talentos. Ya no son los tiempos de José Raúl Capablanca, o Ramón Fonst, en los que el deporte era algo selecto.

Al día de hoy, desde la enseñanza escolar se educa a los niños en la práctica de los deportes, entre ellos el ajedrez, en el cual la Mayor de las Antillas tiene ya más de 20 Grandes Maestros.

La significación del 19 de noviembre se alcanzó con la institucionalización de esa fecha en 1985, en justo reconocimiento a una actividad de enorme arraigo, que ha dejado una indiscutible huella en la historia de nuestra Patria. Fidel tenía razón aquel día, cuando aseguró: «En nuestro país está surgiendo un poderoso movimiento de educación física y deportes. Y no tardaremos mucho en apreciar los resultados de ese movimiento».



Por NACHO MARTÍN/Granma

Estudiante de periodismo

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