Papa Francisco eleva sus pensamientos para Tierra Santa, Ucrania y Burkina Faso, teatro de ataques brutales, y Haití, marcado por secuestros y crímenes
CIUDAD DEL VATICANO (28 Febrero 2024).- Francisco recordó el 25 aniversario de la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonales que siguen golpeando a "civiles inocentes" y especialmente a "niños" incluso después de años, y agradeció a quienes se comprometen a asistir a las víctimas y a limpiar las zonas contaminadas: "Una respuesta a la llamada a ser artífices de paz". También pensamientos para Tierra Santa, Ucrania y Burkina Faso, teatro de ataques brutales, y Haití, marcado por secuestros y crímenes.
El hambre, la violencia,
las masacres, los desplazamientos, las violaciones de los derechos humanos y,
por si fuera poco, las minas antipersonales que golpean a civiles inocentes
incluso años después. Contra estos "artilugios siniestros" que "nos
recuerdan las dramáticas consecuencias de las guerras y el precio que las
poblaciones civiles se ven obligadas a pagar", lanzó su llamamiento el
Papa Francisco al final de la Audiencia General en el Aula Pablo VI. Todavía
resfriado por la gripe de los últimos días, el Pontífice, tras hacer leer la
catequesis a su colaborador monseñor Filippo Ciampanelli, tomó él mismo la
palabra para estigmatizar estos dispositivos de muerte.
El aniversario de la Convención de Ottawa
La ocasión es el 25
aniversario, en marzo, de la entrada en vigor de la Convención sobre la
prohibición de las minas antipersonales, la llamada Convención de Ottawa,
concluida en 1997 y que entró en vigor en 1999, ratificada por 164 Estados,
entre ellos 34 de los 50 países que eran productores antes del 97. Francisco
deploró estos artefactos que, subrayó, "siguen golpeando a civiles
inocentes, en particular a niños, incluso muchos años después del fin de las
hostilidades". De hecho, un informe presentado el año pasado en Ginebra
por la "Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas
Antipersona" (International Campaign to Ban Landmines - ICBL en inglés),
hablaba de un número creciente de víctimas en Ucrania, 608 (58 en 2022), en
segundo lugar sin embargo en Siria (834) y después en Yemen y Myanmar.
Expreso mi cercanía a las
numerosas víctimas de estos artefactos siniestros que nos recuerdan las
dramáticas consecuencias de las guerras y el precio que las poblaciones civiles
se ven obligadas a pagar.
Gratitud a quienes están cerca de las víctimas y
limpian las zonas contaminadas
Ante este dramático
panorama, Francisco expresó su gratitud y animó "a todos los que ofrecen
su contribución para asistir a las víctimas y limpiar las zonas
contaminadas". "Su trabajo -afirmó- es una respuesta concreta a la
llamada universal a ser artífices de paz, cuidando de nuestros hermanos y
hermanas".
En oración por Tierra Santa, Ucrania, Burkina Faso y
Haití
En la misma línea, el
Papa, antes de la bendición final, exhortó a los presentes en el Aula Pablo VI
y a todos los conectados con la cita del miércoles a no olvidar a los pueblos
que sufren la guerra: "Ucrania, Palestina, Israel y tantos otros".
El Papa no dejó de
ofrecer un pensamiento y una oración "por las víctimas de los recientes
atentados contra lugares de culto en Burkina Faso", que vivió un domingo
sangriento con el doble ataque terrorista primero contra una iglesia católica
en Essakane, que se cobró una quincena de víctimas, y el asalto a una mezquita
en Natiaboani, con una decena de muertos. Seguidamente una expresión de
cercanía también "para el pueblo de Haití, donde continúan los crímenes y
los secuestros por parte de bandas armadas". Hace menos de una semana,
seis Hermanos del Sagrado Corazón fueron secuestrados por grupos armados cuando
se dirigían a una escuela, y otro sacerdote fue raptado tras celebrar misa en
la capital, Puerto Príncipe.
Por SALVATORE CERNUZIO/Vatican News
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