Adiós al opositor ruso, miles de personas desafían a Putin con su asistencia al funeral de Alexéi Navalni en Moscú

MOSCÚ, Rusia (1 Marzo 2024).- Las miles de personas que hacían cola desde hacía horas frente a la iglesia de Moscú donde este viernes ha tenido lugar la despedida del líder opositor, Alexéi Navalni, recibieron con un aplauso que parecía no tener fin el cuerpo del disidente, que falleció hace dos semanas en una prisión ártica en circunstancias no esclarecidas.

Se temía que hubiera retrasos porque los funcionarios de la morgue no entregaron el cuerpo a su familia hasta una hora antes del inicio de la ceremonia, pero finalmente el coche fúnebre ha llegado diez minutos antes del inicio del oficio, previsto para las 14 horas (hora local) -a las 16 h tendrá lugar el entierro, en el cementerio de Borísovo, en la misma ciudad.

Durante el paso del coche fúnebre, tanto a la llegada como a la salida del cuerpo hacia el cementerio, también se escucharon algunos gritos de "¡Alexéi!" o "¡Navalni!", entre la multitud, combinados con el lanzamiento de claveles hacia el vehículo.




Los ciudadanos ya formaban una larga cola alrededor de la iglesia ortodoxa en el barrio moscovita de Mariino al menos tres horas antes del inicio de la ceremonia fúnebre. Entre los moscovitas que acudieron a dar el último adiós a Navalni, desafiando las advertencias de las autoridades, se puede ver a personas de todas las edades, algunas de las cuales sostienen claveles y rosas rojas en sus manos.

Todo ello bajo la atenta mirada de un gran número de agentes de la policía, que ha desplegado un fuerte dispositivo de seguridad. El Kremlin ha advertido hoy que cualquier reunión no autorizada en apoyo del fallecido líder de la oposición viola la ley.

"Navalni era nuestro héroe, nuestra esperanza, el único de unos pocos que ha sido tan valiente de ir hasta el final y dijo a la gente que Rusia podía cambiar", explica Yelena, una mujer en la cuarentena, antes de que las lágrimas le impidan continuar. "No creo que Navalni se equivocase al regresar a Rusia (en enero de 2021, tras recuperarse en Alemania de un envenenamiento con Novichok). Era su misión. Para mí era como el Ché Guevara ruso", dice Viacheslav, jubilado moscovita, frente a la Iglesia del Icono de la Madre de Dios, al noreste de Moscú.

Según Yekaterina, Navalni fue siempre "alguien muy vivo". Él "eligió su destino y lo siguió sin importarle las dificultades", añade en una cola kilométrica que da la vuelta a la manzana del pequeño templo ortodoxo y sigue dos o tres calles más lejos.

Irina, que acompaña a su marido Viacheslav, creía que habría media hora para que el público pudiera entrar tras el servicio religioso, pero al parecer, nadie de fuera ha podido entrar. Una vez acabado el servicio, llevan el cuerpo al cementerio de Borísovo para enterrarlo, situado a dos calles de la iglesia. Muchos han traído velas que han encendido en la calle en honor de Navalni y se dirigen hacia el cementerio.

No lejos de los autobuses públicos que han traído las fuerzas del orden y de las camionetas de los OMON (los antidisturbios), el joven Ramazán dice que no era seguidor de Navalni, pero que considera una obligación acercarse a despedirle. "Era un símbolo de libertad. Yo estoy aquí sobre todo porque Navalni era un valiente. Ahora será muy difícil que alguien como él tome su testigo".

En las farolas del cementerio fueron colocadas además múltiples cámaras de vigilancia y otros dispositivos que pueden servir como inhibidores de señal de internet y telefonía móvil.



Por GONZALO ARAGONÉS/La Vanguardia

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