Cuánto cobran las monjas en los conventos siempre ha sido un misterio. Hasta que una religiosa lo ha resuelto en YouTube

 


MADRID (25 Abril 2026).- Sor Marta es monja. Y una creadora de contenido de cierto éxito, con 32.700 seguidores y casi 270.000 "me gustas" en TikTok. Si durante las últimas semanas ha acaparado titulares y su imagen ha aparecido en medios de todo el país no es sin embargo por su huella en redes, sino la pregunta que aborda en uno de sus vídeos con más visualizaciones: "¿Cuánto cobra una monja?" La pieza es muy breve, de un minuto escaso, pero abre una valiosa ventana a cómo se ganan la vida la propia sor Marta y las restantes miles de monjas y monjes que residen en España.

"¿Cuánto cobra una monja?" Ese es el título de uno de los vídeos colgados en TikTok y YouTube por sor Marta, una monja benedictina del Monasterio de Santa Cruz de Sahagún, León, que sube a sus canales piezas en las que habla sobre cómo es la vida y el día a día de las religiosas. Y sin tabúes. Entre otras cuestiones, ha reflexionado sobre la relación entre ciencia y fetatuajes o sexualidad.

En esta grabación en cuestión, la joven benedictina responde a un usuario de TikTok que le preguntó por una de las incógnitas que más curiosidad despierta sobre la vida en los conventos: ¿Tienen sueldo las monjas? Y en caso de que así sea, ¿Cuánto ganan? ¿Cómo consiguen ese dinero? ¿Y cómo lo gestionan? A lo largo de un minuto sor Marta aclara (casi) todas esas preguntas.

Somos autónomos". El primer punto que deja claro es que, cuando de remuneración se trata, en la Iglesia hay una diferencia clara entre los sacerdotes y los monjes y monjas. Los primeros tienen un sueldo asignado por el obispado, que se encarga —señala la youtuber— de velar tanto por "su espiritualidad" como por que "puedan vivir". La cosa es bastante distinta en el caso de los segundos. "Somos autónomos totalmente", revela sor Marta: "No recibimos ningún sueldo de ningún sitio. Ni del Estado, ni de la 'X' de la Iglesia, ni del obispado, ni de nada".

¿De dónde viene el dinero? 

Que no reciban dinero no significa que no lo necesiten, así que la pregunta es obvia... ¿De dónde lo sacan las monjas y frailes? Hay varias vías para conseguir fondos, aclara Sor Marta. Algunos monjes y monjas imparten clases en colegios e institutos y perciben un sueldo como maestros, pero en esos casos su remuneración es única y exclusivamente por eso: el trabajo que desarrollan en las aulas. Sus nóminas no tienen nada que ver con su condición de religiosos. Al resto, que no ejerce esa clase de labores fuera de los muros del convento, no les queda más remedio que buscar otras vías de ingresos.

"En nuestro monasterio, que no damos clase ni nada de eso, recibimos dinero de los dulces, del museo, de la cosmética… de lo que vendemos", relata Sor María. En su perfil de YouTube hay de hecho un link al Monasterio de Santa Cruz de Sahagún en el que se puede encontrar información sobre su hospedería, su museo de arte y su tienda, en la que anuncian dulces y licores, cosméticos, pulseras, postales, libros y artículos religiosos como cruces, medallas o rosarios. Según detalla el monasterio en su web y perfil de X, se fundó en 1546 y a día de hoy acoge a 11 religiosas.

Ora, labora… y cotiza. Al otro lado de los muros del convento buena parte de la vida de las religiosas se centra en el rezo, la contemplación y la vida en comunidad, pero eso no quita que las religiosas deban encargarse de algo tan mundano como pagar sus impuestos y cumplir con la administración. Lo explica sor Marta, quien recuerda que como trabajadoras por cuenta propia que son a ella y el resto de sus hermanas les toca, entre otras cosas, tramitar el pago del IVA o cubrir el modelo 130. En 2019 había 11.000 religiosos tributando en España bajo ese epígrafe.

"Estamos dadas de alta como autónomas y pagamos la Seguridad Social. Cotizamos todos los meses para luego tener jubilación. Es decir, una monja, si no tiene ningún sueldo por fuera, tiene sueldo fijo cuando se jubila", bromea.

Buscándose la vida... en Airbnb. Que vivan en comunidades con siglos de historia y sean conocidas sobre todo por su repostería y trabajos artesanales no quita que las monjas se busquen la vida tirando de la tecnología del siglo XXI. Y no solo con tiendas online. Lo demostraban hace unos meses las hermanas clarisas de Santa María de Jesús, en Sevilla, que tras probar con mayor o menor fortuna en el negocio de la encuadernación, la lavandería y la repostería decidieron apostar por una nueva fuente de ingresos: el alquiler en Airbnb. Con ayuda de colaboradores, empezaron a arrendar en la web varias de las viviendas de su convento


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